El refugio está en silencio, pero en su interior la tensión se siente como una cuerda a punto de romperse. En la sala principal, Isabella revisa el mapa con los puntos de entrada y salida marcados con tinta roja. La información obtenida en su infiltración es precisa.
El supuesto ataque de la policía, no fue nada más que un grupo de mercenarios que Daniel guio a ellos para entregar a Renatto a las autoridades internacionales, sin medir las consecuencias que eso pudo traerle a la ‘Ndrangheta. Por lo que ahora, volver a casa puede ser posible, siempre que logren liquidar a Daniel de raíz. Pero no es todo lo que encontró.
Uno de los cuarteles de Daniel Corleone está vulnerable, y resulta que ahora es el momento perfecto para atacar.
Renatto se mantiene de pie a su lado, con los brazos cruzados y la mirada fija en la estrategia que su gente ha trazado. Sabe que deben moverse ráp
El ambiente en el refugio está cargado de tensión. Desde que trajeron a Alonzo de vuelta, las cosas han cambiado drásticamente. Aunque ya han pasado varios días, el niño sigue distante y retraído, sin hablar con nadie salvo lo indispensable. El único que ha logrado entablar un lazo más fuerte es Alain, pero incluso para su gemelo se vuelve difícil hablar con él a veces.Isabella y Alain hacen todo lo posible por integrarlo, pero Renatto siente la barrera entre él y su hijo como un muro impenetrable. Incluso sabiendo que Isabella es su madre, el pequeño no ha conseguido ser lo que era antes.Una mañana, Isabella entra en la habitación donde Alonzo está sentado junto a la ventana, observando el bosque. Sonríe al recordar lo mucho que le gustaba el bosque en la mansión Corleone, se acerca a él, su corazón latiendo nervioso por la respuesta de su pequeño.—Alonzo, vamos a desayunar —dice suavemente, pero el niño no responde.Isabella suspira y se sienta en una silla cercana, esperando pac
El refugio en el que se encuentran sigue envuelto en una atmósfera tensa. Las paredes de piedra y madera de la antigua propiedad de la familia Conte son testigos de secretos enterrados, traiciones y guerras pasadas. Este lugar, una vez un emblema del poder de los Conte, ahora es solo un refugio temporal para aquellos que se preparan para la próxima batalla. Isabella camina por los pasillos con la cabeza en alto, pero su mente viaja a un pasado que preferiría olvidar.Antoine está junto a ella, observando cada detalle con una expresión melancólica.—Érase una vez una familia que lo tenía todo —murmura, deslizando los dedos por una vieja mesa de caoba cubierta de polvo—. Y luego llegó un monstruo y lo destruyó todo.Isabella detiene sus pasos y lo observa de reojo.—Lo destruyó porque temía lo que no podía controlar —responde con voz firme—. Porque sabía que, si dejaba que esta familia siguiera creciendo, habría alguien que pudie
Luego de aquella conversación tan honesta entre padres e hijos, Alonzo ha cambiado su manera de acercarse a ellos. Poco a poco ha regresado a ser el hijo cercano a Renatto. Así lo encuentra Isabella, en el cuarto de sus hijos, acostado en la cama en medio de los dos, profundamente dormidos.—Parece que aquí hubo fiesta sin mí —dice, sonriendo y ayudándolo a salir de allí.—Digamos que fue una reunión de caballeros —se para frente a ella y la besa—. Siento que he recuperado una parte importante de mí.Los dos miran a sus hijos, los cubren con las cobijas y salen de la mano a su cuarto. Al entrar, los dos se quedan mirando el espacio y Renatto la mira a los ojos.—Perdón —Isabella lo ve con intensidad.La palabra sale seria, se nota profunda y sincera.—¿Por qué me pides perdón? Si lo pienso, no me h
La noche es densa, el aire huele a tierra húmeda y metal. Renatto se ajusta el chaleco antibalas mientras observa a sus hombres prepararse para el asalto.Isabella sale del cuarto de sus hijos, quienes se quedan al cuidado de gente de su absoluta confianza, entre ellos Clara. No quisiera dejarlos solos, pero ella no es mujer que se quede esperando y sabe que su ausencia podría mermar considerablemente las fuerzas de Renatto.La información que obtuvieron sobre el paradero de Daniel fue verificada tres veces, y todo indicaba que se encuentra en esa propiedad.Sin embargo, Isabella siente que algo no cuadra. Desde el momento en que fijaron la operación, su instinto ha estado gritando advertencias. Está de pie junto a Renatto, con su arma bien asegurada en la pierna y su mirada fija en la estructura que, en apenas unos minutos, estará envuelta en caos.—Esto es demasiado fácil —murmur
La sangre de Riccardo permanece en su camisa, la imagen de su hermano apenas manteniéndose consciente mientras lo llevaban en la parte trasera del vehículo hacia el hospital se le repite una y otra vez, como una película de terror que se le ha quedado grabada.—Ven aquí, amor —Isabella, con el rostro marcado por la tensión, lo abraza para contener a su hombre.—Te juro que si le pasa algo a mi hermano…Sus manos, un puño a punto de destruir todo. En sus ojos, Isabella ve su tormenta y lo atrae a su cuerpo para que se relaje en ella.—Nada le pasará, Riccardo es fuerte. Los gemelos Corleone son invencibles, verás que tendremos buenas noticias pronto.Un beso lo distrae de momento y luego esconde su rostro en el cuello de Isabella, pensando en todas las cosas que han ocurrido por no ver a tiempo que su padre era una amenaza, peligrosa y destructiva.Cuando se separan, Renatto mantiene la mirada fija en el pasillo que da al quirófano, con las manos apretadas con tanta fuerza que los nudi
El eco de los disparos aún resuena en la mente de Renatto. Sentado en su despacho temporal dentro del refugio, sus nudillos están blancos por la presión con la que sujeta un vaso de whisky, sin siquiera haberse molestado en beberlo.La imagen de Riccardo ensangrentado, entrando al quirófano no lo deja en paz. Su hermano sigue vivo, pero apenas. Y todo porque él dudó. Porque en un instante de debilidad, le permitió a Daniel escapar una vez más.El crujir de la madera lo saca de su tormento interno. Isabella entra en la habitación, con su mirada afilada posándose en él. Su rostro está marcado por la tensión, pero también por algo que no puede ocultar: culpa.Ella pudo quedarse y rematar al desgraciado de Daniel Corleone.—Tendría que haberlo matado cuando tuve la oportunidad —murmura ella, deteniéndose a pocos pasos de &e
El eco de la violencia resuena en cada rincón del imperio de Renatto. Durante las últimas horas, cuatro de sus operaciones han sido destruidas sin previo aviso. Atentados brutales, explosiones sincronizadas, emboscadas quirúrgicas. Esto no es el estilo de Daniel Corleone. Es diferente, metódico y calculado.Renatto analiza la información en el despacho de la mansión Corleone, con la mandíbula tensa y los puños apretados. Isabella, sentada a su lado, revisa los informes junto con Riccardo, quien, a pesar de su reciente herida, insiste en estar presente, ya que en planificación es experto.—Esto no fue Daniel —murmura Renatto, su voz grave, cargada de una ira contenida.—No —confirma Isabella, deslizando una fotografía sobre la mesa. En ella, se ve un hombre alto, de tez robusta, con un rostro impenetrable y ojos de hielo. Su cabello rubio cenizo y la cicatr
El aire en el refugio está cargado de tensión. Renatto permanece en pie frente a la mesa de operaciones, su mirada clavada en el mapa extendido ante él. A pedido de su mujer, ha decidido repasar la estrategia e ir con un plan mejor que solo atacar y matar.Esto se trata de exterminio total. De posiciones que no pueden volver a olvidarse. Los rusos en Moscú, la ‘Ndrangheta en el mundo.Sus nudillos están blancos por la presión con la que sostiene un vaso de whisky que ni siquiera ha probado. La furia lo consume desde dentro, una ira sorda que amenaza con estallar en cualquier momento.—Nos infiltraremos por el ala norte —dice con voz cortante, señalando un punto en el mapa—. Viktor tiene su base aquí, en un almacén abandonado en las afueras de Roma. No dejaré que ese bastardo siga respirando.Riccardo, sentado en una silla con su herida en el pecho v