MÍACierro los ojos un segundo, tomando una bocanada de aire, como si eso me ayudara a recuperar la paciencia. —Te agradezco que hayas venido, no es necesario, y tampoco tienes que hacerlo, es mejor que te vayas, por favor. —¡Tenía razón Alisa al decirme que era una mala idea venir hasta Roma! —brama de nuevo, mencionando a su secretaria. —De nuevo ella —siento una punzada en el pecho. —Sí, ella me dijo que no perdiera mi tiempo viniendo hasta aquí, y al parecer, ella tenía razón en todo, pero en cambio, decidí venir para darte una nueva oportunidad. —¿Qué? —ahora soy yo la que siente rabia. Desde que llegué a Roma, no he tenido un solo respiro, un tiempo para poder llorar siquiera la muerte de mi padre, y ahora Lance me sale con esto, tengo en mente el hecho de que no tengo empleo, mi rompimiento con Lance, no tengo dinero, mi padre murió, Basil Sokolov me ha propuesto casarme con él por el beneficio de la herencia, solo de ese modo podría recuperar mi vida, pero es un precio
—¿Por él es que me dijiste toda esa m****a del tiempo? Decidiste terminar lo nuestro por mi maldito tío, me tienes sorprendida, Mía, Alisa siempre tuvo la razón, no eres más que una interesada, ahora que ya no soy el CEO, me dejas por mi tío Basil.Mis ojos se llenan de lágrimas, cierro los ojos, estoy tan cansada de que me acuse de lo mismo. —No, Lance —por fin hablo—. Terminé contigo porque no soporto que me trates como una muñeca de trapo sin un propósito, porque todo el tiempo prefieres pasar tiempo y hacerle caso a Alisa, tu secretaria, no confías en mí, no me quieres a tu lado, y encima de todo eso, me tachas de puta y de estar acostándome con tu tío. Me quedo sin aire por un par de segundos. —Haz cruzado mis límites, Lance, cómo te puedes dar cuenta, mi padre ha muerto, quiero que me dejes en paz —finalizo con cansancio extremo. Silencio. Es todo lo que logro escuchar en este momento, en cuanto las palabras brotan de mis labios, Lance solo niega con la cabeza y comienza a
MÍA—¿Está segura de lo que quiere hacer? La pregunta me hace sentir en medio de un abismo, la mano me tiembla mientras sostengo mi teléfono con la mano, llevo apenas cinco minutos hablando con el abogado de papá, avisando que he pensado mejor las cosas y que al final, decidí casarme con Basil Sokolov, no tardó en preguntarme cosas sobre él y dije lo que sabía, dándole incluso su número de teléfono. Le costó solo media hora a Basil hablar con Luis Jackson, quedaron de verse para una pequeña entrevista, en donde no tengo la mínima idea de lo que hablarán, tampoco hemos dejado en claro los puntos de nuestro trato, y qué cláusulas tendrá el contrato que se supone vamos a firmar. —Sí.Hay un breve silencio al otro lado de la línea. —Sé que las condiciones que dejó su padre para que pueda recibir la herencia que por ley le corresponde, son poco usuales, pero tampoco querría que se casara sin amor, tal vez si se diera un par de meses para conocer al señor Sokolov… El problema es que él
MÍANunca me he sentido cómoda con toda la atención sobre mí, pero es lo que tengo en estos momentos, toda la atención, mientras bajamos del avión, Basil se encarga en todo momento de tomarme de la mano y de actuar como si yo le perteneciera, no podía estar más equivocado que nunca, pero le doy un punto por la actuación. Los reporteros no se cansan de hacernos preguntas que hacen que las mejillas se me calienten, le miro de soslayo, pero él solo los ignora, como si fueran una plaga que no vale la pena siquiera un poco de su atención. “Señor Sokolov, ¿quién es la señorita?”“¿Qué no era la prometida de su sobrino Lance?”“¿Usted ya tomará todas las acciones del Grant Empire?”“¿Es su nueva conquista?”Sus preguntas sin sentido comienzan a darme dolor de cabeza, hasta que llegamos a uno de los autos, ahí, entra primero y luego yo, solo que debido a la multitud, soy empujada por el guardaespaldas al interior del auto, en un movimiento rápido, por lo que caigo encima de Basil. —Lo sien
MÍAMe congelo en cuanto escucho esas palabras del padre se Basil, ¿qué quiere decir con eso? La boca se me seca, el aire comprime mis pulmones y solo puedo pensar en que no quiero estar aquí, rodeada de toda esta gente. —Padre —saluda Basil con aire déspota, como si lo odiara por algo. Miro a ambos hombres, los dos se lanzan dagas de fuego por los ojos y me resulta la cosa más incómoda del mundo. Bill corta el contacto visual con Basil, y ahora enfoca toda su atención en mí. —Me recuerdas a alguien —da un paso adelante, estirando su mano hacia mi dirección—. ¿Quién eres tú? Abro la boca para responder, cuando Basil rodea mi cintura por detrás, con un brazo y me atrae hacia su cuerpo, haciendo presión en su agarre. —Ella es Mía Bennett. Los ojos de Bill bailan de uno a otro con malicia, aunque su rostro es igual de inexpresivo que el de su propio hijo. —¿La Mía de Lance? —sisea el hombre con un atisbo de diversión en su mirada. —No sé de qué hablas —espeta Basil—. Si nos discu
MÍAEntro a la oficina directiva de Basil, con las piernas temblando, las manos congeladas y el corazón acelerado, luego de que Basil anunciara nuestro compromiso, me pidió que lo esperara en su oficina, así que aquí estoy, deseando que todo esto se trate de una pesadilla, ni siquiera he superado la muerte de mi padre y ahora me sucede esto. Quiero entender por qué mi papá haría algo así, dejarme la herencia solo si me caso, nunca estuvo de acuerdo con mi relación con Lance, eso sí es un hecho, esa fue la razón por la que nos peleamos en su momento, porque él nunca se cansó de decirme que no me convenía, y yo jamás le presté atención. Ahora ya no está aquí y quisiera tenerlo a mi lado, la culpa me corroe al pensar en que perdí demasiado tiempo estando con Lance y no con él, ojalá pudiera regresar el tiempo. Camino hacia uno de los ventanales, cuando la puerta se abre y entra una de las secretarias, nunca he sabido su nombre pero sé que es muy amiga de Alisa. La rubia me mira de pie
MÍAIncómodo. Esto es lo que roza estar al lado de Bill Grant, es que no puedo tener un solo respiro, desde que llegué, mi vida ha sido un completo caos, no solo por el hecho de que esté a punto de casarme con quien es mi jefe y ceo de la empresa en la que sigo trabajando, tampoco el que Lance me mire con odio y que nos estemos encontrando seguido, tampoco el hecho de que ahora mismo me encuentre frente a frente con el padre. Acepté venir solo porque insistió, y porque no tengo nada mejor que hacer hasta que Basil me llame. Me remuevo incómoda sobre mi asiento mientras él se encarga de pedir la comida a la mesera. —Eso es todo —le dice entregando la carta del menú. La chica le sonríe con coqueta actuación y me da náuseas, es decir, Bill sigue siendo un hombre atractivo, pero… al parecer le gustan muy mayores a la chica. —Enseguida le traigo su comida, con permiso. La chica ni siquiera hace el esfuerzo por ser amable y mirarme, todo lo contrario, se marcha y quisiera decirle que p
MÍAObservo como el servicio sirve los platos correspondientes, quisiera decir que me siento bien con esto, pero no es así, en especial cuando Alisa y Lance están sentados delante de mí, mientras que Basil se encuentra a mi lado, ignorando a su sobrino pero enfocado en silencio en su padre, quien a su vez nos mira a los dos como si fuéramos la cosa más extraña del mundo. —Creo que hacen una hermosa pareja —es Alisa quien rompe el silencio—. Si me permite decirlo, señor director. Se dirige hacia Basil, cree que no me di cuenta cuando ella se bajó más la blusa del escote, es una mujer que solo intenta provocar ahora a Basil. Espero que no sea tan tonto como su sobrino como para caer en sus garras. Basil se le queda viendo unos segundos antes de responder. —Gracias, ¿quién dices que eres? —su tono es tan gélido, que hace que un escalofrío recorra mi espina dorsal. Alisa se acomoda en su asiento como si no fuera suficiente, hace a un lado su cabello y carraspea. —Mi nombre es Alisa