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Una Nueva Vida

POR GIULLIANA|

Dejo la moto lejos de la dirección, no quiero que alguien me encuentre debido a eso. Me pongo la mochila y comienzo a caminar, ya casi no aguanto más el dolor que siento en mi vientre, me detengo un segundo y trato de respirar profundo y seguir, ya queda poco, muy poco para llegar y ponerte a salvo

—  Aguanta, solo un poco más amor, aquí aun no es seguro para ti

Gracias a dios sé por dónde voy, me aprendí cada una de las calles desde que llegué a Ámsterdam y eso ha sido de gran ayuda ahora. Mi Corazón palpita cada vez más fuerte, pero el miedo a que me encuentre hace que saque fuerzas de donde no tengo y siga adelante.

Luego de caminar 10 minutos llego a la dirección indicada, es una casa muy antigua, la rodean otras en el mismo estado, en frente hay muchos locales que están cerrados...Estoy muy cerca del barrio rojo... el famoso barrio Rojo. Miro a cada lado y no se ve nadie, Golpeo con cuidado pero nadie sale, vuelvo a hacerlo y escucho pasos acercándose, podía oír cada paso, abre una señora no tan mayor quizás unos 50 o 55 años, me mira asombrada supongo que por mi estado o mi rostro que dejaba ver todo lo que había pasado, sin poder aguantar más mis piernas fallan, temo caer, pero no alcanzo a llegar a piso, sus brazos me sostienen y yo necesito descansar.

Unas suaves manos acarician mi rostro, se siente tan familiar

—  ¿Mamá eres tú?, no me dejes — comienzo a sollozar — te necesito

Mi boca se siente seca, aunque quisiera seguir hablando no lo logro.

—  Tranquila niña, te ayudaré... Tranquila.

Escucho su dulce y ronca voz, de pronto siento un dolor en mi vientre sin poder aguantarlo grito y me tomo de su brazo

— Esta lista niña. Darás a luz hoy. Necesito revisarte.

Lentamente abro mis ojos y me encuentro con su pelo negro con canas, sus ojos verdes igual a los de mi madre, me sonríe dulcemente y va a los pies de la cama me ayuda a subir las piernas y me ve. El dolor que siento es indescriptible me retuerzo agarrando las frazadas entre mis manos

—  Debemos ir a un hospital, este bebe ya quiere nacer

—  ¡No! —  Grito llorando —  Por favor no lo hagas, no puedo ir ahí, el me encontrará, lo sé, no se cansara jamás de buscarme

—  Pero necesitas ayuda niña.

—  Usted... —  digo casi sin aliento, tratando de respirar por el dolor tan fuerte que siento  — usted puede, No... yo no puedo ir a un hospital,... me matará, no dudará en atacarme.

—  Pero...

—  Es partera, Joel me lo dijo, ayúdame, te lo ruego, no me lleves a un hospital

—  Niña... yo, hace mucho tiempo no lo hago, se podrían presentar complicaciones en donde necesitaremos de un especialista.

—  Por favor —  le suplico casi llorando. —  por favor ayúdame. —  me mira con compasión, con pena y luego de pensarlo unos segundos me responde

—  Esta bien, aguanta 5 minutos... aguanta niña.

—  ¡Aaaaahhh! —  un grito desgarrador sale de mi boca, no sé si me duelen más las contracciones o mi corazón, siento ganas de pujar, ella entra nuevamente con una jarra con agua, toallas y cobijas

—  Deberás ser fuerte, ya falta muy poco, abre tus piernas. —  Con cuidado lo hago — así está bien, pondré esto aquí y te lavaré con agua tibia. —  lo hace y siento como corre entre mis piernas —  cuando te indique puja con fuerza, ¿está bien?

Asentí, tenía muchas contracciones mezclada con el miedo que sentía de que el apareciera en cualquier momento y se llevara a mi bebe y a mí me desapareciera, miré al techo y cerré mis ojos, rezando porque eso no ocurriera

—  ¡ahora niña, vamos tu puedes!  — Pujo lo más fuerte que puedo, con todas mis fuerzas, paro y respiro agitada —  vamos niña, de nuevo —  lo hago nuevamente, una y otra vez —  un ultima niña, un último esfuerzo y tendrás a tu bebe

Tomo aire y pujo con todas las fuerzas que me quedan, cuando ya no puedo más caigo hacia atrás y siento un pequeño llanto, una vocecita tan finita, que mi corazón se llena de un amor incondicional y mucho miedo, pero por sobre todo de amor, el más grande que cualquier ser humano pueda sentir

—  Es un niño —  dice a mi lado, con un pequeño bultito entre sus brazos, sonreí dulcemente, se agacha y pone entre mis brazos a mi hijo —  creo que tiene hambre —  con su ayuda lo acomoda y tomo su dedito

—  Hola mi pequeñito... amor mío —  beso su pequeña cabecita con cuidado, aprieta mi dedo con fuerza, como si supiera la decisión que tomaré. —  Gracias señora, estaré eternamente agradecida y en deuda con usted

Me mira con lágrimas en sus ojos y acaricia mi cabello

—  Me recuerdas tanto a... ella... lo siento, creo que debería limpiar. —  se aleja y lleva todas las cosas y vuelve minutos más tarde

—  Necesito comprar algunas cosas. —  ella me mira —  leche, pañales, ropita, no tengo nada aquí. Sé que ya es mucho lo que le pedí, pero Podría ayudarme con eso por favor

—  ¿Porque estás aquí?

—  Yo... tuve que escapar

—  ¿De La cárcel?

—  No... Yo... —  recuerdos de golpes, violaciones, gritos, vienen todos a mi memoria al mismo tiempo —  No me quería, ni a mí y tampoco al bebe... nos quería matar, deshacerse de nosotros.

Tapa su boca sorprendida por lo que acaba de escuchar

—  ¿Pero quién podría querer hacerte algo así?

—  Mi marido... si se entera dónde estoy nos matará

—  Debemos ir a denunciar, esto no puede quedar así

—  ¡No! Por favor no, me encontrará. Tiene a policías, gente poderosa de su lado, no puedo confiar en ellos.

—  ¿Que harás entonces?, algún día te encontrará... ¿Lo sabes verdad?

—  Claro que lo sé... pero no tiene la certeza de que su hijo este vivo

—  ¿Qué quieres decir niña? —  se acerca y le paso él bebe mientras duerme plácidamente, lo que haré es lo más difícil del mundo, pero es lo mejor... Todo sea por ti hijo y por tu bienestar

—  Llévatelo… —  es la palabra más difícil que ha salido de mi boca, mis ojos se llenan de lágrimas que luego caen rápidamente una tras otra por mis mejillas, me mira asombrada sin comprender aun —  críalo como tuyo... Dale tu apellido y así nadie sabrá que es mi hijo.

—  Yo… No puedo niña,  ¿cómo?... no tengo dinero, mira mi casa, mírame estoy vieja, no podría criar un bebe

—  Por favor —  le suplico llorando —  si se queda conmigo lo matará, él no tiene la culpa de nada, no merece nada de esto, es un ser inocente que llego a la familia equivocada, no merece ese destino, él no tiene por qué pagar las malas decisiones que tomé

—  Pero... —  la interrumpo sin dejarla terminar

—  Te ayudaré, buscaré trabajo, te visitaré siempre que pueda y sea seguro... Por favor, quiero que crezca feliz, libre de tanta maldad que me rodea... críalo bien, sé que eres buena persona, lo veo. Joel me recomendó venir aquí y por algo es.

—  Como lo harás, él te está buscando

—  No sé... yo buscare algo que no implique dar datos personales... Joel me dio dinero está en la mochila, yo tengo más, te alcanzará para poder vivir bien por unos meses —  la miro esperando una respuesta que a los minutos llega

—  Te ayudaré... claro que lo haré. Tengo una casa fuera de la ciudad, era de mis padres, esta vieja pero nos servirá, estará seguro ahí

—  Gracias —  trato de calmarme —  lo único que pido es que sepa que lo amo, que jamás quise dejarlo… dile cada día que lo amo, dale mi beso de buenas noches y otro al despertar, por favor, solo eso.

—  No lo dudes niña

—  Soy Giulliana

—  Yo Gloria... y su nombre, ¿cuál será?

—  Se llamará... su nombre será Ángel

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