POR VICTORIA

Recorría las calles sin rumbo alguno, no tenía los privilegios de Annalies para conseguir un psicólogo que me ayude, no tenía una pareja en la cual apoyarme y menos tenía familia, nadie a quien acudir, era invierno y lo único que me abrigaba eran un par de botas, un jeans y un suéter que dejaba entrar el viento por cada hoyuelo, me sentía casi congelada pero de alguna forma, me hacía olvidar, pensar en otra cosa, ya no quería seguir torturándome, ni llorar, solo quería dejar todo atrás. Era diciembre y había nieve por todos lados, muchas familias saliendo para adelantar sus compras navideñas, felices, todo lo contrario a mí, estaba rota por dentro y temía que jamás podría repararme, puse mis brazos cruzados por el frente y mi boca temblaba, mientras miraba la escena que tenía en frente, una mujer feliz porque