"¡Mel!".

Las pupilas de Adina se contrajeron, y rápidamente se apresuró a atrapar a Melody.

Pero llegó un segundo tarde. La cabeza de la niña chocó contra la mesita de noche y cayó inconsciente al instante.

Adina acunó a la niña. Estaba más que furiosa.

Cuando Adina levantó la vista, Earl estaba sacando una pistola de la cintura.

"Adina, puede que sea tu hija, pero solo es una herramienta para controlarte. Si esa herramienta intenta morderme, ¡entonces solo está pidiendo la muerte!".

El cañón de la pistola apuntaba justo entre las cejas de Melody.

La ira de Adina surgió como un maremoto.

Respiraba hondo sin parar y seguía convenciéndose a sí misma de que debía calmarse para no acabar atacando a Earl.

Adina cerró los ojos y, cuando volvió a abrirlos, su mirada era tranquila y sobria. "Earl, deja a mi hija en paz y me iré contigo. De lo contrario...".

Se llevó la mano a la cintura y sacó una daga brillante. "De lo contrario, mi cadáver es lo único que vas a tener".

Los ojos d