Sophia, al ver la decepción en los ojos de la Señora Xavier, se le heló el corazón.

Ella era la nieta que llevaba el mismo apellido que su abuela. Ella era una verdadera Xavier, ¡pero su abuela se empeñaba en proteger a una extraña!

¡¿Por qué la echaban a ella si era una Xavier?!

Sophia siseó con exasperación: “¡Abuela, si insistes en proteger a Adina, entonces podrías muy bien repudiarme!”.

“Ya estás casada con los Gardner. Ahora eres la Señora Gardner, así que ya no deberías visitar a esta familia tan a menudo”, dijo la señora Xavier sin piedad. “Llévense a la Señora Gardner y al Joven Amo Gardner de vuelta”, le ordenó ella a los sirvientes.

Sophia estaba tan furiosa que su cara se puso roja.

Le había dado un ultimátum para ganarse el favor de su abuela, pero ella no se había dejado engañar.

Se sentía como si la hubieran abofeteado.

En ese momento, Richard estacionó su coche en la entrada.

Como si hubiera visto a su salvador, Sophia agarró a Leo y corrió hacia él. “¡Papá, la