Adina suspiró. Acarició el cabello de Melody y le frotó la frente con la mejilla.

Entonces, miró al hombre que estaba sentado en el escritorio de la oficina del director ejecutivo y dijo suavemente: “Señor Winters, gracias por cuidar de mi hija”.

Duke jugaba con el bolígrafo que tenía en la mano, y su mirada era fría. “Si no me hubiera topado con ella, su hija podría haber estado en manos del traficante de personas”.

“Señor Winters, ¿por qué... apareció mi hija en la Corporación Winters?”, preguntó Adina pausadamente mientras fruncía los labios.

Alden había sido muy inteligente desde pequeño, por lo que ella nunca había tenido que preocuparse de que el pequeño saliera y tomara el autobús solo.

En cambio, Melody había sido mimada y protegida por la familia. Nunca salía sola de casa, sobre todo porque tenía dificultades para comunicarse.

Adina realmente no entendía por qué Melody había ido a ese lugar.

Duke se apoyó en la silla y dijo con frialdad: “Yo también quería preguntarle e