Cuando Alden estaba creciendo, Flint había estado en sus vidas casi todos los días.

A veces, cuando su madre solía estar ocupada, el tío Flint solía ir a buscarlos y los llevaba a la escuela. Siempre solía sacarlos a pasear.

Muchos vecinos también habían malinterpretado que el tío Flint era su padre.

Él sabía que algún día volverían a Ciudad del Mar, así que nunca se había atrevido a pensar demasiado en ello.

Sin embargo, unos días antes, el tío Flint había reaparecido de repente en su mundo. Alden se había preguntado si el tío Flint llegaba a casarse con su madre, ¿habría una persona más que pudiera proteger a su madre?

Pero en ese momento, su fantasía se había roto en pedazos.

El tío Flint se había involucrado con otra mujer e incluso le había pedido a su madre que le ayudara.

Alden se arrepintió de haber llamado a Flint “papá” el otro día.

Él se acercó y dijo despreocupadamente: “Mamá, puedes seguir haciendo otras cosas. Yo ayudaré al tío Flint a limpiarse”.

Aunque Adina e