Era una pena, ¡el cuerpo repentinamente congelado de Sergio me dijo que lo vio!

Inmediatamente comencé a sudar frío y me apresuré a ir a ver a Martín:

—Se acabó, ¿qué puedo hacer al respecto?

—No te preocupes, espera y verás.

Martín me abrazó y me susurró al oído.

Sergio miró a las dos personas sin comprender por un momento, y con un rugido feroz, corrió hacia ellos.

Para cuando Martín y yo finalmente nos metimos allá, ya estaban en un lío.

Las muchachas tímidas gritaban y corrían, mientras que los muchachos naturalmente agresivos se sentaban al margen, esperando ver la victoria final.

Sergio no era bajo, había sido una flora en el invernadero desde que era un niño, solo enfocaba en la literatura y el arte, y su efectividad de combate no era lo suficientemente fuerte, por eso no podía vencer a Alejandro que había mantenido el invicto desde que era un niño?

Vi a Alejandro golpeando con el puño la cabeza de Sergio como un loco, y sus pies con grandes zapatos de cuero le hicieron