BIANCAMis peones ya están colocados sobre el tablero, ellos son quiénes deben hacer todo el trabajo por mí, eso es seguro, Milenka y su padre son unos idiotas, pero de algo están sirviendo para poder llevar a cabo mi plan, ella es la niña caprichosa y él, un tonto padre que la complace en todo. Luego de presenciar el drama que hizo en su casa, donde mi intención era tanto lastimarla como hacerle creer que Bea es una perra, me fui de ahí, donde el aire comenzaba a ser asfixiante, y el ambiente hostil. Saber que Nicola era distinto con Bea en el pasado y que en el presente igual, fue un golpe duro para ella, como lo fue para mí. Para derrotar a tu enemigo debes conocerlo bien, y Milenka debe ser mi juguete para luego deshacerme de él. Regresé a la oficina solo para aparentar, terminé mi trabajo y cuando por fin llegó la hora de la comida, decido llamarle a Nicola. Portarme bien con él para que me tenga confianza y así enterarme de los pasos que piensa dar, es una de mis prioridades
NICOLALa cabeza la tengo echa un lío, pero no lo que siento, amo a Bea, ella sigue siendo mi prioridad, mi primera opción, las cosas con ella las tengo claras, por otra parte, quiero a Milenka, si bien mi hermanastra tiene razón en algo, es gracias a ella que yo he podido salir adelante. Estuvo conmigo en mis momentos más oscuros, hace seis años, luego de haber creído que Bea me abandonó, pensando una y mil veces que se fue con otro, entré en un estado de adicción al alcohol, gracias a él podía olvidar quién era y el dolor que me había causado Bea, Milenka estuvo a mi lado, me apoyó, me mimó, es una gran mujer, la respeto, sin embargo, pese a que hace unas semanas pensé en que casarme con ella alejaría lo malo de mí, nunca pude llegar a amarla. Me obligué infinidad de veces, e incluso me repetí que es ella la mujer de mi vida, nunca funcionó, porque una y otra vez regresaba al mismo lugar, al de Bea. Su recuerdo me dolía, pero mientras supiera que estaba viva, mantenía la esperanza
BEATRIZEn cuanto veo la situación, abrazo a mi hijo y lo protejo, una cosa es que intente lo que quiera conmigo, una muy distinta, que quiera tocar a Vladimir, lo coloco detrás de mí y él se abraza a mi cintura. Los ojos de Milenka van directo a nuestro hijo y luego pasan a mí, el odio es tan palpable que puedo entenderla. ¿Quién no celaría a un hombre como Nicola? El padre de mi hijo la fulmina con la mirada y el ambiente se vuelve hostil y silencioso. —¿Tu hijo? —balbucea ella. —Bianca ya debió decírtelo, así que ahórrame el hecho de tener que repetirlo —espeta Nicola. Quién está en un momento de crudeza extrema, e incluso casi me convenzo de que la odia, pero se iba a casar con ella o al menos lo pensaba, por lo que borro eso de mi cabeza. —Sí —susurra mirándome—. ¿Podemos hablar en privado? Hay muchas cosas que quiero decirte, y… —Hablaremos más tarde —la interrumpe Nicola. Milenka baja la mirada, me da tanta pena después de lo que hice, que tomo una bocanada de aire y ag
NICOLA Termino de subir yo mismo el equipaje faltante de Vladímir y Bea, mientras ella termina de darle las gracias a la recepcionista y le entrega las llaves junto con la copia, pensar que alguien está amenazándola, hace que la sangre me hierva, en estos momentos me devano los sesos pensando en una solución a esto, lo primero será revisar las cámaras de seguridad, algo debieron grabar cuando ocurrió el incidente de la ventana. —Papi, mamá dice que Brujilda es tu novia y que ustedes no vivirán juntos conmigo —dice mi hijo llamando mi atención. Aparto la mirada del culo de Bea y le miro a él con el ceño fruncido. —¿Brujilda? —frunzo el ceño. —La señora fea que estaba cuando bajamos del avión —me explica. —Se llama Milenka —le digo—. Y lo que dice tu mamá es mentira, ella y yo… —Todo está listo —interrumpe Bea. —¡Mami, papá dice que lo que… ! —Andando —refuto cerrando la puerta e impidiendo que Vladimir diga algo más. Bea me mira con el ceño fruncido, pero no dice nada
BEATRIZ"Mantengamos esto en secreto, por el momento, Nicola"Recuerdo las palabras que le dije a Nicola, antes de entrar a la empresa. Ahora, viendo el dolor de Milenka, mientras observa la situación, creo que fue lo correcto, me da vergüenza, porque tanto ella como yo, no tenemos la culpa, el destino fue quien nos puso en esta situación. —Hermano, tenemos que hacer algo —habla Bianca. Milenka, al ver que Bianca está alterada, sale de la habitación en silencio, cerrando la puerta de golpe. —¡No podemos perderlo todo, es el imperio que ha formado nuestro padre con mucho esfuerzo! —sigue.Sigo en silencio, en medio de la oficina de Nicola, mientras él teclea rápidamente en su móvil. —¡Si no hubieras estado en Italia, perdiendo tanto tiempo, nada de esto hubiera pasado! —brama con ojos llenos de rabia. Pero Nicola no le presta atención, de hecho, es como si no existiera. De pronto, voltea a verme. —¡No te quedes ahí, tráeme un café caliente! —grita.Mi mirada recae en los ojos osc
BYRON—¡Es que esto es inconcebible! —exclama llena de drama, mi mujer. La cabeza me duele con tanta palabrería, en especial si se trata de Greta, la mujer con la que me casé cuando mi legítima esposa y madre de Nicola, murió al solo tener cinco años de edad, nuestro hijo, quisiera decir que volví a encontrar el amor, pero con el paso de los años siento que solo estamos estancados en un bucle sin salida. Pero es la madre de Bianca, a quien quiero como si fuera mi propia hija, la niña de mis ojos. Solo por esa razón, paso algunas cosas. —¿En qué piensa Nicola? —replica—. Jamás le había pasado algo como esto a nuestro hijo. —Son problemas que hay que resolver —sigo metiendo mis cosas a la maleta—. Es por eso que nos regresamos ahora mismo a Chicago. —Pero yo no me quiero regresar, París es mi sueño, sabes cuánto había deseado este viaje —chilla.Sigue hablando a mis espaldas, no le presto atención, por el momento es necesario arreglar la demanda que nos han puesto, lo extraño del a
BEATRIZMinutos Antes—Me odia —las simples palabras brotan de mi garganta y duelen como espinas. —Voy a arreglar esto, en cuanto le cuente lo que te pasó realmente, lo va a entender —rodea mis caderas y me obliga a colocarme a horcajadas sobre él. La falda se me sube por los muslos y la lujuria detalla en sus pupilas. —Quiero que te ensartes en mi polla —exige desabrochándose los pantalones. Me siento tan excitada, que le beso, siendo esta vez yo quien da el primer paso, arranca mis bragas de una, y gimo en su boca, su dureza palpita debajo de mí, desciendo la mirada, una gruesa polla venosa, de veinticinco centímetros, se asoma y salivo temerosa. —¿Qué sucede? —se aferra más a mis caderas, sus dedos se clavan en mi piel—. ¿Temes lastimarte con lo que es tuyo? Me muerdo el labio inferior, su punta húmeda comienza a hundirse en mí, duele, me aferro a sus hombros y perdiendo la paciencia, Nicola me baja de golpe. —¡Nicola! —chillo.—Siento como te rompo por dentro —gruñe.Es tan
NICOLAEscucho atentamente lo que dicen mis abogados, con la esperanza de llegar a un acuerdo, cada uno ha expuesto su punto se vista, me ofrecen varias salidas, sin embargo, ninguna me lleva al camino que quiero, parece irreal que la empresa haya caído en algo como esto, cuando nunca me había pasado. Bianca sigue hablando con los abogados, tratando de llegar a una solución, mientras Milenka, no deja de mirarme, me siento mal por ella, pero debe aprender cuál es su lugar en mi vida, y Bea siempre irá primero, ahora más, que tenemos un hijo. Mi polla se endurece con solo pensar en cómo jadeaba Bea, mi nombre, siempre tan apretada, siempre tan… deliciosa… —¿Nicola? Salgo de mi estupor, Milenka ha colocado una mano sobre mi hombro. —¿Gustas que te traiga más café? —me cuestiona en tono dulzón. Dirijo mi mirada hacia sus dedos tocando mi brazo, ella parece darse cuenta de que no es correcto y la aparta demasiado, la detallo, los ojos los tiene inyectados en sangre, lo que me hace s