ANASTASIATermino de beber el último trago, siento que el aire me sofoca, he bailado un par de canciones con Lizabetha, quien permanece bajo el escrutinio celoso de Baster, él la sigue a todas partes con la mirada, no hay una sola cosa que ella haga y que él no lo vea, y cuando los dos se miran, es como si un magnetismo animal se apoderara de ellos, eso sí que me da envidia de la buena. No puedo evitar desear que Jared sea así, pero eso poco a poco lo voy viendo lejos, y el pecho me sigue doliendo, ¿cuándo es que me volví tan vulnerable? Siempre he sido una mujer fuerte y decidida, pero es como si ese hijo de puta, me estuviera absorbiendo toda la energía y esa seguridad en la que me refugiaba, ahora se veía entre ruinas. La música está a todo volumen, Baster le dice algo al oído a Lizabetha, y esta le responde del mismo modo, luego mueve la mano para darle poca importancia a lo que sea que estén hablando, él le lanza una silenciosa amenaza y luego se pone de pie para perderse entr
ANASTASIANo creo estar soñando, o al menos eso es lo que me repito cuando veo que Jared saca a golpes al chico con el que estaba a punto de perder mi virginidad, no es que la considere lo más valioso que tengo, pero es algo, y me hubiera gustado entregársela a Jared, pero ese deseo cada vez es más lejano. Cierra la puerta a sus espaldas y me tambaleo un poco, pero logro recobrar el equilibrio al sentarme en una posición mejor sobre la superficie plana en la que me encuentro, luego sus ojos me comen viva, está tan enfadado que casi me convence de que soy importante para él, cuando no es así, ¿a quién quiero engañar? —¿Qué haces aquí? —logro articular. —Lo mismo debería preguntarte —replica en tono gélido—. ¿Qué mierda estabas haciendo? —Pues intentaba follar —blanqueo los ojos—. Hasta que interrumpiste, ¿qué haces aquí? Baster no dijo nada de invitarte, se supone que esta es noche de chicas. Se pasa una mano por el cabello al tiempo que camina de un lado a otro. —¿Follar? —le da
JAREDMe estoy comportando como un cretino, lo sé, soy un hijo de perra, pero es que no quiero renunciar a mi libertad, Nicola es quien necesita estar atado a alguien, encontró a su alma gemela; Bea, pero yo no quiero conocer a nadie, no quiero que alguien se sienta mi dueña. No va a pasar. Por eso tuve que ser cruel con ella, porque aunque la quiera, sé que nunca le voy a poder entregar lo que ella quiere, mi corazón, jamás voy a ser el hombre que ella desea que sea.Y soy egoísta, porque no la quiero con nadie, pero tampoco la puedo conservar, si tan solo fuera como Francia, aliviada, fresca… cuando termina la canción, regresamos a la mesa donde parece que Lizabetha se enfrasca en una discusión acalorada con Baster, quien a su vez solo asiente, la escucha y frunce el ceño cuando ella se da por vencida y cae sobre su asiento con los brazos cruzados, entrando en una batalla silenciosa de miradas. Me debato en sí, es buena idea irrumpir, tal vez sea porque él me avisó que Anastasia e
ANASTASIA Para cuando abro los ojos, siento como si me hubieran borrado media vida, al ver que me encuentro dentro de una habitación que apenas y reconozco, hago un mohín e intento ponerme de pie, mala idea, porque de inmediato mis piernas tiemblan, el mareo hace que todo a mi alrededor gire, como si hubiese tomado mucho cuando no es así. Respiro hondo, trato de hacer memoria de lo sucedido hasta que todos los recuerdos vienen de golpe contra mí, en especial lo último después de salir del centro nocturno, al ver que Jared estaba tan feliz al lado de Francia. Cierro los ojos, desciendo mi mirada y entro en alarmas al notar que estoy solo con ropa interior y con una camisa que me cubre poco los muslos. Rápido diviso mi ropa, mi vestido sobre la cómoda, estoy a nada de desvestirme y salir, cuando una maldición masculina proveniente de alguna parte, hace que me congele. Dejo el vestido, salgo de la habitación y con pies de plomo camino por lo que parece un espacioso departamento al
JAREDManejo como un loco, no lo puedo evitar, desde que vi esa jodida foto en la que ella besaba a otro, sus labios y manos encima de alguien más, maldita sea, no pensé que me pondría tan mal, es decir, no somos nada, no tengo el derecho de reclamarle algo, no obstante, la sangre me hierve como lava volcánica y siento el imperioso deseo de echarme para atrás, ir al departamento de donde salió con el cabello alborotado, y matar al hijo de puta que seguro la folló. ¿Por qué le habrá dado lo que a mí todavía no? ¿Cuánto habrá gozado? ¿Gime o grita cuando le meten la polla? Todas esas preguntas comienzan a martirizarme, piso el acelerador, hace más de cinco minutos que hemos dejado atrás a los paparazzi y reporteros, su móvil suena y enseguida la miro de soslayo, ella frunce los labios al ver la pantalla de su móvil. Me muerdo la lengua cuando alcanzo a ver el nombre de su padre en ella, por un segundo pensé que se trataba del hijo de puta que debería estar muerto. —¿A dónde me llevas
ANASTASIAFrancia, la rubia de ojos verdes que saluda de manera cariñosa a Jared, con un beso en los labios, hace que mis esperanzas se caigan de picada, no muestro mis sentimientos, no hago nada, solo me quedo ahí, bajo el umbral de la puerta, viendo como ellos dos ríen como si nada, como si yo existiera, es entonces que me doy cuenta de que sobro ahí. Por lo que tomo mis cosas lista para marcharme. Esa es mi intención hasta que Francia se percata de mi presencia y posa sus ojos sobre mí, ladeando una sonrisa socarrona que eleva las comisuras de sus labios en dirección del cielo. —¡Oh, por Dios! —chilla—. ¡Anastasia, no te vi! Miente, sello mis labios al tiempo que me envuelve entre sus brazos. Su aroma a perfume floral me pica y arrugo la nariz, ocultando mi reacción entre la curvatura de su cuello y el cabello rubio que tanto la caracteriza. —Hola —saludo con menos entusiasmo. No intento hacer contacto visual con Jared, siento que si lo hago, voy a terminar mal. —¿Jared te in
ANASTASIAAbro la puerta de la casa principal de la familia Hill, Martín y Luca tienen las mejores ideas cuando están justos, ya me lo había contado Bea, anoche, en cuanto terminé de llorar, fue Luca quien le marcó a Nicola, le expusimos el tema, me prometió patearle el culo cuando regresara, quiso consolarme diciendo que su hermano menor era una escoria que no merecía a una mujer como yo, y que debo estar ciega o falta de amor para querer estar con Jared, no lo pienso igual, claro. El punto es que me aseguró que Jared pasaría la noche en casa, ya que Byron no se encuentra y llegará tarde, lo que me dará el tiempo suficiente para preparar la sorpresa que le tengo, me indicó donde encontrar una copia de la llave, y ahora estaba aquí, sola, con dos bolsas del súper en mano, al principio no quise, pero Luca me dijo que luchara una vez más que seguro se ha comportado de ese modo porque no quiere lastimarme. Por lo que mi misión no solo es hablar con Jared a solas, sin interrupciones, si
ANASTASIANo dejo de observar la ventana de la cafetería a la que me trajo Daniel, no solo es casi medianoche, sino, que para terminar con mi mala suerte, está lloviendo, la idea de venir a este sitio fue solo mía, ya que ir a otro lugar con más lujo, implicaría el que me pudiera ver algún paparazzi, y lo que menos necesito en estos momentos es uno que me esté jodiendo justo cuando me han roto el corazón. Las manos las siento frías, y de soslayo me doy cuenta de que Daniel termina de pagar por los dos cafés, la cajera le sonríe, no obstante, él parece no percatarse, ya que permanece absorto en sus propios pensamientos. Cuando los míos van directo a una sola persona y al tiempo que he perdido. Ahora entiendo la preocupación en la mirada de Luca, es como siempre suele suceder, él sabía lo que iba a pasar. Por ello, pese a que Martín estaba entusiasmado por la loca idea, mantuvo su distancia, me apoyó con reservas, y ahora, tendré que decir que lo siento, porque una vez más no seguí su