Fernando llegó al atardecer a la residencia, esperando que Anna llegara de la universidad, le había pedido a la cocinera que hiciera la comida preferida de la joven, ya que él desconocía totalmente lo que le gustaba o no.

La cocinera lo miró extrañada, sabía que hasta hacía un mes, era la joven quién se encargaba de hacerla. Pero le pareció bien que al fin Fernando se dignara a tratar a su esposa como era debido.

_ Ahora se acordó de darle a Anna el lugar que se merece, pobre muchacha. _ balbuceó.

Tanto Marta, que se encargaba de algunas tareas domésticas, como de cocinar el almuerzo y José el jardinero se habían encariñado muchísimo con ella y más cuando veían todo lo que Fernando y Vanesa le hacían.

Cuando la situación de salud de la señora Dolores empeoró tanto que ya no salía de su habitación, la situación de Anna había sido más ruin aún.

Pero Anna jamás se quejó, ni le contaba absolutamente nada a la señora y le tenía prohibido tanto a Marta y a José hacerlo.

Algo que la emple