James seguía sin poder creer lo que veía. Nunca, ni en sus peores pesadillas pensó que podría recibir tal revés del destino. ¡Todo le había estado saliendo tan bien de un tiempo a esta parte!

Pero como era habitual en él, puso su mejor cara de apatía y le siguió el juego a Alonso. El darse por vencido, no estaba en su ADN.

_ Nunca dije que no pudieras hacerte cargo de tu seguridad _ le dijo James, sonriendo sin mostrar emoción alguna _ Creo que has oído mal... ¿Nunca te han dicho que no debes escuchar conversaciones ajenas? Podría prestarse a malos entendidos.

Alonso lo miró entrecerrado los ojos, dejó a Milena en su cuna y la arropó. Con mucha calma se acercó a Anna quien estaba visiblemente afectada con la situación. Temía que el enfrentamiento entre los dos hombres provocara una pelea allí mismo.

_ Deberíamos salir de aquí _ sugirió ella levantándose del pequeño sillón de la habitación, tratando de apaciguar la situación _ Milena debe dormir.

Alonso le tomó la mano a Anna y se la