La Reina de las Mentiras
La Reina de las Mentiras
Por: NiNa G.
PRÓLOGO

Alguna vez escuchaste esa vieja frase que dice;

«Los ganadores son soñadores que jamas se rinden»

Si me hubieran pagado un dólar por cada vez que escuché la estupida frase a lo largo de mi vida, probablemente mi destino fuera diferente. Ahora mismo, estaria sentada en el borde de la piscina, tarareando una vieja canción mientras contemplo mi excéntrica mansión ubicada en Long Island o quizás disfrutando de una exquisita copa de Merlot en mi terraza y no aquí sentada en el maldito lugar donde me encuentro.

Ahora bien.

De seguro te preguntarás cómo es que una mujer tan guapa y refinada cómo yo, pudo terminar en un sitio tan bajo cómo éste y con un aspecto tan terrible...

«Hematomas en todo mi cuerpo, un ojo morado, cabello desprolijo y el rimel corrido por causa de todas las lagrimas (falsas) que he tenido que derramar»

Para ser honesta me siento muy tentada de contártelo, claro que no es una historia fascinante, de hecho es bastante común, pero antes de eso deberas saber que en este cuento yo no soy la chica buena.

En realidad, nunca he sido una persona honrada, noble o confiable.

«Sobretodo eso último, jamás podré serlo» Sino todo lo contrario.

Quiero que lo sepas desde un principio para cuándo me encuentre tocando fondo y pienses que actuaré de forma integra, pura y honorable cómo otras protagonistas, ya sepas que estoy a unas cuantas lineas de desilusionarte...

[24 HORAS ANTES]

— Señorita Selene Payton, le daré otra jodida oportunidad para salvarse. Dígame exactamente cómo es que llegó esto a su equipaje. — La oficial de policía me interroga, acercandose de forma intimidante al mismo tiempo que coloca varios paquetes con la droga que se encontraba oculta en el interior de mi equipaje.

—Ya le dije que: ¡Eso no es mío! "No se de qué me habla oficial"

Sólo vine a la isla para estar de vacaciones con mi novio. No tengo idea de cómo llegó eso ahí, seguro alguien cambio mi equipaje, pero le juro que no es mío. — Le miento descaradamente y me hago la inocente aúnque tengo todas las pruebas en mí contra.

Necesito proteger a mi novio Joseph.

El era mi unica familia en todo el mundo, además, tenía una conexión especial con éste hombre. Lo que muchos llaman «Un vínculo inquebrantable»

Desde un principio nuestra relación fue toda una montaña rusa, por mucho tiempo Joseph era quien cuidaba de mí y hasta se podría decir que era el amor de mi vida...

Estába completamente segura de que si él pudiera librarse de este oroblema de inmediato me sacaría de este infierno.

— Voy a darte un consejo princesita, deberías empezar por decir la verdad, porqué tu chico si lo estuvo haciendo y según su confesión eres tú quien lo planeo todo. — La miré asombrada pero no le respondí.

¿Como que yo lo planee todo?

Me deje llevar por la conmoción, era imposible que Joseph hiciera algo así.

«Esta mujer está mintiendo» «El no era capaz»

—Esta bien, ya veo que eres bruta, será como tú lo prefieras.

Pero te aseguro que no saldrás en mucho tiempo, la evidencia no miente y no vale el esfuerzo que estás haciendo por esa rata de alcantarilla que te dejo sola.

[...]

Joseph era uno de esos hombres magnéticos, tenía un gran sentido del humor, y sobretodo era muy ingenioso. Lo nuestro "Fue amor a primera vista". Sin embargo, yo no era nadie, solo una chica sin hogar que para sobrevivir creció robando y engañando a los demás, él era mucho más de lo que podía merecer y aunque el bastardo resultó ser un traficante, era uno bastante caliente...

Alto, Fornido, con unos impresionantes ojos color canela, mandíbula cincelada y sonrisa encantadora.

Simplemente perfecto de pies a cabezas.

Éramos como el pan y la mantequilla, jamás nos habíamos separado.

El me amaba... o eso es lo que me hizo creer, pues al final resultó ser que solo me utilizaba.

— ¿Y, bien? — La insensible voz de la oficial me hizo volver a mi realidad.

— Ya tienes todas las pruebas, que más necesitas, para darte cuenta de que tú "novio" es un imbécil.

¿Confesaras o vas a seguir presionando el nudo que tienes en el cuello? — Musitó aquella mujer y sentí como las lágrimas ardían en las cuencas de mis ojos, pero ni una vez permití que salieran.

—Por ahora, solo necesito un abogado... — Contesté, con frialdad mientras repasaba mentalmente «Nuestro Plan»

Joseph me había traicionado echandome toda la culpa, su plan había sido perfecto, y, yo... Fui la tonta que cayó en sus redes.

Desde que era una niña había soportado, el hambre, el frío, las humillaciones incluso los golpes.

¿Pero un corazón roto por traición? ¿Cómo rayos se cura eso?

Jamás había confiado tanto en un hombre, ni mucho menos me había enamorado y no había ningún analgésico o tratamiento médico que reparara algo así...

Me tomé cerca de veinte minutos en dar mi declaración a las autoridades, aceptando toda la culpa, los siguientes días pasaron en un abrir y cerrar de ojos, y, ya se imaginarán que sucedió después...

Si.

El estafador fue estafado o en mi caso: La estafadora.

— ¡Oh Diablos! deja que arregle mi cabello, de seguro parezco una criminal... — De la nada un flash iluminó todo mi rostro nublando mi visión.

—Bueno, si soy una criminal, pero una que tiene estilo. — Me quejó ante las oficiales.

Y creo fielmente que deberían colocar una plataforma más alta para las personas bajitas, es que la cámara capta los peores ángulos de tu rostro.

—Ahora quiero que gires hacia la izquierda. — Otro flash me vislumbró, y mi cara se contrajo en una mueca extraña, dejándome con una expresión siniestra.

Con estás ojeras ¡Debo parecer un jodido panda!

—¡Vamos! Reina de las mentiras, camina... — Una de las custodias se burla de mí, mientras me arrastra junto con otras internas a un cuarto distante.

— ¿Sabes algo? Creo que tendrás muchas admiradoras ahí adentro, hasta es posible que hoy mismo te den una cálida bienvenida. — Apreté mis labios por el temor.

—Pon tus cochinadas en la canasta, te haremos una inspección exhaustiva. — Gritó.

— Desde ahora no tendrás privacidad, dormirás, comerás y te ducharas dónde se te ordene, algunas veces te sentirás humillada, verás cosas y querrás interferir pero te aconsejo que no te metas. — Me estaba dándo una cátedra con las normas de aquel reclusorio.

Todavía a mi no me parecía que algo de esto fuera real.

— Ah, un último consejo querida.. ¡No le jodas la existencia a los guardias! ¿Quedó claro? — preguntó con la mirada puesta en mis ojos.

—Si, si.... Querida oficial me ha quedado super claro. — le respondí con sarcasmo.

A lo que ella levantó su macana y la retrato con fuerza contra mi costado, haciéndome caer de bruces, retorciéndome de dolor.

— ¿¡Estás demante o que carajos!? ¡Es mi primer día aquí y ya quieres matarme! — Murmuré sin poder recuperarme del golpe.

—Te dije claramente que no me jodieras la existencia y no tienes idea de lo mucho que tu m*****a cara de nutria me molesta. — Escupió con ira.

—Pero.. pero... que... hija de puta. ¡Joder! —Pensé, mientras me ponía en pie.

Fuí sentenciada a 15 años de prisión por tráfico ilícito de estupefacientes, en ese momento para mí todo estaba acabado, me dí cuenta de que las personas estructuran y organizan metas para mejorar su calidad de vida, pero ese margen de error que nadie se espera, siempre termina siendo el resultado final... Entonces es justo cuando por fin entendi el significado de aquella trillada frase, pues en la vida no existen ganadores o perdedores sino gente que sabe como apostar.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo