- ¡Bienvenida, reina Mila! -dijo James, el hombre que conocí en el baile, que me saludó rápidamente de pie en el vestíbulo.
- ¡Hola, señor Cooper!
- ¿Ha sido agradable el viaje?
- ¡Espléndido! -respondo con una sonrisa en la cara.
- Su Rey estaba encantado con su coronación, ¡dijo que lo hizo muy bien!
- Gracias. -Le digo. -Pero debo confesar que me pareció extraño que el Rey no estuviera presente.
- ¡Si tus padres te han enseñado bien las leyes, sabrás que esta reunión sólo puede tener lugar después de la coronación! -replicó con rudeza.
"¡Vaya!"
- Sí... ¡soy consciente! -digo titubeando.
Extrañado, pone los dedos en el auricular conectado a su oreja, comunicándose con alguien al otro lado.
- Positivo, ¡voy para allá! -dice.
Le miro con ojos curiosos, esperando que comparta la información conmigo.
- ¡Ruego a su Majestad que espere aquí unos minutos, el Rey le recibirá en breve y su guardia de seguridad está en camino!
"¿Quiere que espere aquí?"
- Me gustaría ir a mis aposentos, ¡si no es mucho pedir!
"¡Realmente necesito una cama!"
- Como dije, ¡la señora debería esperar aquí! -dijo dándose la vuelta sobre su espalda.
"¡Espeso!"
El sol entraba a raudales por las enormes ventanas de cristal, iluminando una majestuosa escalera dorada que se alzaba en medio del vestíbulo. El dorado llamaba tanto la atención que acabó tapando toda la belleza de los magníficos rubíes sujetos a la barandilla.
"Oro... una escalera de oro...".
- ¡Qué exageración! -comento para mis adentros.
Casi diez minutos enteros allí, y bostezo mientras deslizo mis dedos por los rubíes que tengo delante.
"Ese día saltó de feliz a tedioso en pocos segundos...".
- ¡MILA REY! -una voz alta y alegre resuena desde el pasillo contiguo, haciendo que mi corazón se acelere. -Siento llegar tarde, es que me he entretenido con unas tareas...
Un chico un poco más alto que yo, de pelo castaño y hombros anchos, camina hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja.
- Soy Peter Bennet, ¡tu guardia de seguridad!
"¿Seguridad?"
Sólo cuando se pone delante de mí pienso que tengo una afección cardíaca.
- ¡Es un placer, Sr. Bennet! -tartamudeo.
"Dios, qué sonrisa tan perfecta..."
Traje, zapatos de vestir, reloj en la muñeca y cara de niño.
No era el Rey, pero era un castigo para mi mente retorcida.
- É... -me mira extrañado a los ojos, se lleva la mano a la nuca y sacude la cabeza con una carcajada-.
- ¿Ocurre algo? -Me pongo roja.
"¿Qué necesidad hay de ese pelo liso desordenado y esos músculos, como un chico malo?
- Para nada. -responde afligido. -Me acabo de dar cuenta de que he perdido una buena apuesta...
"¿Apuesta?"
Cruzo los brazos esperando una explicación más plausible.
- Los chicos y yo hicimos una apuesta sobre la Reina elegida... -explica todo tímido, sin importarle las formalidades. -¡Confieso que viéndote ahora, estoy seguro de que perderé mucho dinero!
- Perdona, pero sigo sin entender...
- ¡Eres jodidamente hermosa! -dijo, dejándome atónito por su valentía y su lenguaje. -¡Y no esperaba que a James le fuera tan bien con su misión!
Mis ojos se abrieron de par en par y mi corazón dio un vuelco. Si me quedo cerca de este chico, mi matrimonio estará perdido incluso antes de empezar.
- Lo siento, ¡no pretendía incomodarte!
Era difícil saber si lo que me incomodaba era el cumplido o el hecho de imaginármelo atándome a la cama con su corbata.
- No pasa nada... -intento tranquilizarle.
Ya sabía que me rodearían unos cuantos guardias de seguridad, pero no imaginaba que el encargado de escoltarme tendría esa cara de adolescente travieso.
- Perdone, pero ¿cuántos años tiene? -fui directa, ahogada por mi curiosidad.
- ¿Cuántos años cree que tengo?
Es muy juguetón, lo que me puso las cosas más difíciles.
- No lo sé. -Hago una pausa para pensar. -¡Tal vez dieciocho!
Vuelve a reír, dejando ver sus hoyuelos torturados.
- Si tuviera dieciocho años, ¿se convertiría eso en un problema entre nosotros?
"¡Joder!"
"¡Socorro, que alguien me saque de aquí!".
- No... -mi boca dice "no", pero mis pensamientos se preocupan.
- ¡Es una broma! -Es blando. -¡Tengo veinte años! -responde.
No sé por qué, pero algo me dice que no miente.
- Bueno... -cambio de tema. -Si tú eres el encargado de acompañarme las veinticuatro horas, imagino que también podrás llevarme a mi habitación, ¿no?
"¡Que me busque el Rey!".
- ¡Por supuesto! -respondió. -Puedo llevarte donde quieras... -dice ella, mordiéndose el labio inferior.
"Vaya... qué cabrón...".
"¿Es algún tipo de gesto amistoso, o una prueba de fidelidad?".
- Ven... -me tiende suavemente la mano, esperando que se la coja.
Le miro con total confianza, estiro mi mano lentamente hacia la suya y sostengo sus suaves dedos apoyándome en ella. Entonces me mira a los ojos con la misma disposición, pero avergonzada me deslizo fuera de una conexión muy profunda.
"Incluso quería sentir más de tu piel, pero el guante que cubre tu palma se interpone en nuestro contacto, ¡haciéndome desear el resto de tu cuerpo!".
- ¡ESPERA! -se abre.
Una voz fuerte y gruesa surge de detrás de nosotros, hasta que un aire frío recorre toda mi espina dorsal, provocando que un intenso escalofrío recorra mi cuerpo. Ese sobresalto me hace perder el paso, pisando mal, sólo para que Pedro, se apresure a agarrarme de la cintura con una fuerza y voluntad inigualables.
- ¡MAJESTAD! -me sujeta. -¿Estás bien? -pregunta preocupado.
Sobresaltada, niego con la cabeza dos veces, asegurándole que estoy bien. Entonces unos pasos duros golpean la escalera, indicándome que debo enderezar mi postura antes de que me castiguen.
- Siento haberte asustado. -dijo el hombre de pelo negro y barba perfectamente recortada. -¡Yo me encargo a partir de ahora Peter, puedes irte! -dispensó mi superhéroe, entregando el acceso de su cigarro en manos de mi guardia de seguridad.
- ¡Rey Thomas! -le saludo, aún intentando recomponerme.
- ¿Te has hecho daño? -pregunta y, sin que yo pueda evitarlo, sus manos descienden rápidamente hasta mi tobillo, quitándome el tacón de aguja del pie.
"¡Dios!"
- ¡Majestad! -miro atónita. -¡No hace falta agacharse!
"¡Dios, el Rey está arrodillado en el escalón, jugueteando con mi pie!".
- ¡Quédate quieto, necesito ver si no te lo has fracturado!
"¡AYUDA!"
- ¿Te duele aquí? -ignora mi preocupación y continúa examinándome.
- No, no me duele, ¡lo juro! -afirmo. -Por favor, levántate... -le pido, agarrándolo del brazo.
Me vuelve a colocar el talón en su sitio y se coloca a unos centímetros de mí, recorriendo todo mi cuerpo con la mirada mientras se levanta, soplándome el aliento en la cara.
- ¿Seguro que no te has hecho daño? -pregunta mirándome la boca.
El gesto me derretía, pero verlo en persona y en estas circunstancias rompió todo el humor que había planeado para nuestra primera cita.
- ¡Sí!
- No esperaba que nos encontráramos así, ¡pero me alegro de que hayas llegado bien!
Y no esperaba que el equipo del Rey, fuera tan bueno ocultando ciertas partes de él en televisión.
En pantalla, estaba claro que era un hombre de familia severo con una postura fuerte. No llevaba el collar de oro que luce, ni siquiera los primeros botones abiertos de su camisa de vestir. Los tatuajes de su brazo, acompañados de su caro reloj, me llevaron al siguiente dibujo, que estaba en su pecho izquierdo.
La imagen de un rey rudo y malcriado fue sustituida por una figura ligeramente traviesa y con un gusto posesivo. Ya no era un príncipe con un caballo blanco, porque estaba seguro de que debajo de su atractivo cuerpo también había una persona intimidante.
- El viaje fue estupendo, ¡gracias por enviar a gente tan atenta y acogedora!
- ¿Vamos a ver tu habitación? -pregunta, pero no espera mi respuesta.
Thomas me coge de la mano y se marcha tirando de mí escaleras arriba, olvidando por completo el accidente de hace unos minutos. No puedo ver la decoración de debajo y acabo fijándome sólo en dos pasillos del piso de arriba.
El que está frente al final de la escalera, es al que me guía, donde había tres puertas a la derecha y otras tres a la izquierda. La otra esquina, era más grande, pero no debía preocuparme, ya que podría conocer el resto más tarde.
Al abrir la última puerta de mi lado izquierdo, tomo aire en un intento de recuperar el aliento que perdí al subir los escalones, pero cuando la madera se apoya en la pared, todo mi pecho vuelve a cerrarse.
"Caray..."
La habitación tenía una cama impresionante a la derecha y un balcón espectacular con vistas al jardín delantero. Era bastante alto, pero había una pequeña barandilla alrededor de la cintura. Al otro lado, había un cuarto de baño con encimeras de mármol, una bañera y una ducha con una caja que estaba a la vista de cualquiera que entrara en la habitación. No había puerta, sólo un portal que claramente fue construido sólo con el propósito de romper toda privacidad que una persona debería tener. Ahora el armario, cero defectos, parecía haber sido construido según mis sueños.
- ¡Este es nuestro dormitorio! -contó, desmontando toda mi casa Barbie.
- ¿Nuestra habitación? -debate. -¿Pero no deberíamos conocernos mejor primero? -pregunto con la piel enrojecida.
♡♡♡♡"Acabo de conocerlo, es imposible que compartamos la misma cama así como así"."Y ese baño, si necesito usar el baño, ¿será delante de él?"- ¡No tenemos que conocernos! -se burló. -Estás buena y pareces lista. No tienes de qué preocuparte. -sonrió y salió de la habitación dejándome en shock. -¡TE ESPERO EN EL BAR! -gritó fuera."¿QUÉ?""Está de broma, ¿no?".Mi sentido común nunca falla con hombres así.Tenía noción de que sería difícil enamorarse, sólo que no imaginé que él haría ese proceso más difícil siendo un gran imbécil.- "Estás buena y pareces inteligente"... -repito, imitando su voz, con una mueca.Salgo de la ducha y me pongo un vestido negro de seda, no demasiado ceñido al cuerpo. Es un vestido holgado, con un elegante escote en los pechos y una sensual abertura en la pierna. Sobre mi pelo negro con rizos hasta la mitad de la espalda, me hago un rápido moño suelto, que deja algunos mechones ligeramente sueltos. Me aplico un gloss transparente que resalta mis labios y, por
Cuando abro mi armario, llego a la conclusión de que Thomas quiere mostrar todo lo que pueda de mi cuerpo, ya que la mayoría de las prendas de ese armario tenían un escote exagerado en los pechos. Tal vez ser Reina y su esposa, simboliza una especie de trofeo que necesita ser exhibido. La sensatez, o cualquier otro tipo de salud mental, no formaban parte de ello.(...)- ¡Buenos días, Sr. Bennet! -le salude al entrar en la cocina-.- Por favor, ¡llámeme Peter! -su petición fue acompañada de su hermosa sonrisa y una taza de café.- ¿Ha visto al rey?- Ha salido por hoy, pero si necesitas algo, ¡házmelo saber!- Bueno... ¿qué tenemos que hacer hoy? -Trago un poco del café.- ¡Tu primera tarea del día empieza con este librito de aquí! -me entrega un cuaderno azul oscuro.En cuanto veo el título "Estatuto Imperial de Dallnalia" comprendo enseguida que James estaba creando cotilleos sobre mí.- Imagino que fue idea del señor Cooper... -comento con las cejas arqueadas.- ¡Dijo algo sobre su
Camino un poco más y cuando creo que he llegado al final, mis ojos se obligan a comprender de qué se trataba.- ¡Dios mío! -Piso el freno, apoyándome en el muro de piedras.Mis pies tocan la arena, una arena que llenaba buena parte del suelo, conectando con el mar. El mismo mar que tanto amaba nuestro pueblo y del que yo tenía el privilegio de tener un trocito en mi jardín trasero.No podía ver el final. Ni siquiera podía mover mi cuerpo con tanta perfección cubriendo mis ojos. Porque allí, no sólo estaba el agua, también había árboles y enormes montañas llenas de plantas y pájaros volando.Es como un bosque limpio y libre de cualquier ser humano, intacto del mundo. Muy bien escondido."¿Estoy loco?"Eso tenía que ser un sueño, un lugar así no podía existir dentro de una cueva.- Creo que no he dormido bien... -murmuro a solas.Sacudo la cabeza dos veces y cierro los ojos durante diez segundos, cuando comprendo que necesito un psiquiatra, me doy la vuelta para marcharme, conmocionado
"¡Tienes que verlo para creerlo!" - ¡Vale! -Entiendo el camino. -¡Vuelvo dentro de un rato! Sigo sus instrucciones y recorro el palacio como solía hacer con mis hermanas en los museos. "¿Por qué los palacios tienen que tener tantas habitaciones?". Bajo las escaleras del sótano y encuentro otro pasillo con varias habitaciones. No había arañas, ni murciélagos. Era un pasillo largo que a diferencia de los otros tenía una pared al final, indicando el final. Varias puertas a ambos lados, lámparas de araña iluminando y una pintura barata en la pared. Un punto negativo para las diversas injusticias que Thomas, comete. - ¿Peter? -Lo veo tumbado en la esquina de la puerta entreabierta. - MAJESTAD -impresionado, se levanta de la cama y se dirige a la puerta invitándome a entrar. "¡Maldita sea, sólo lleva una canción de samba!". - ¿Ha pasado algo? -pregunta aún sorprendido por mi presencia. - N-no... -respondo completamente perdida en las curvas de su abdomen. - Lo siento, ¡aquí nunca
— ¡JAIME! regañó."Suficiente. Se acabó. ¡Mi erección se ha evaporado!"— ¿Qué es? Sus brazos se lanzaron al aire. — ¿Yo estoy mintiendo?— ¡Dime, qué carajo estás haciendo aquí!— Ah... nada, ¡solo habla!"Mierda, me meto en problemas. Cuando no veo a un cabrón, veo a un sinvergüenza adolescente con un amigo necesitado".— ¡Fuera de aquí, James!" dijo en el tono de ese hombre derrotado. — Necesito dormir, mañana hablamos.— Está bien, ¡nos vemos mañana entonces!— Hasta que… — respondió él, todavía sentado en el suelo, alborotándose el cabello, frustrado.Oigo que la puerta se cierra de golpe y, por si acaso, doy dos golpes bajos en la madera esperando la confirmación de que puedo irme.— ¡Se ha ido! él advirtió.Salgo del armario y me encuentro con el cadáver de un niño, que fue derribado por su mejor amigo, en medio de una pelea.Sus manos estaban extendidas hacia mí, sosteniendo mi ropa arrugada. Él tampoco ve que estoy sosteniendo algo, porque tiene la cabeza agachada, pero yo
“¡Correr!”— ¡Maldita sea!Lejos, muy lejos de hecho.La imagen de Thomas encerrándome en una torre como Rapunzel y la princesa Fiona es lo que me hace correr lo más rápido que puedo para llegar a tiempo a casa.Así que corro, corro, corro un poco más, me detengo durante cinco segundos y corro de nuevo. Casi cuarenta minutos después, llego a la puerta principal.— ¡LLEGUÉ! —anuncio arrodillándome como un atleta olímpico.— ¡La gente que lo va a arreglar ya te está esperando, mi Reina! advirtió con su cara de mayordomo enojado.— Mm— pero ya? — Freno en el — pero— cien veces.— ¿Por qué estás tan sin aliento?— Fui a explorar el terreno y terminé perdiéndome del Xamante...&mdas
“¡Mierda!” Si es uno de los inversores de Thomas, estoy en un gran problema. No puedo hablar con alguien en esta situación humillante. Mi marido me colgaría si se enterara de que fui grosera con una de sus minas de oro.Creo que si lo ignoro, podría darse cuenta de que la música está alta y darse por vencido.“No va a funcionar...”Si los dragones existen, seguro que también hay hombres que pueden enfermarnos con solo una mirada. No había otra explicación de por qué estaba en este nivel de tormento, agonizando locamente por dentro.“¿Ya se fue?”“¿Por qué mantengo mis manos frías?”Tomo de la mesa el único de los tres vasos que tenía un líquido transparente y sin saber de quién era, y qué era, el giro de una vez trag&aacu
— ¿Estás bien? él susurra.“¡Obvio que no!”— S— sí...— miento.— ¡Estás rojo y los latidos de tu corazón se aceleran!—“¡Te garantizo que no es solo mi cara la que está roja!”— Oh, es solo— Me detengo y luego frunzo el ceño, dando un paso atrás. — ¿Dijiste latidos? — Cuestiono. — ¿Cómo sabes que mi corazón está acelerado?Cambia de expresión como alguien acorralado.—¡BENJAMÍN! Entró, atravesando la puerta. — Como es ella—— ¡Estoy bien! Yo respondo por mi mismo. — ¿Ya se fueron los invitados? —Trato de cambiar el ambiente de la habitación.— ¡Sí! dijo, acercándo