El mejor hospital de Irlanda fue tomado por el Sacerdocio. Prácticamente, toda la avenida. La tensión se sentía en el aire. Alice estaba internada y cuatro hombres amenazaron de muerte al director del hospital para que dejaran a Aysel intervenir. No era especialidad de la turca, pero sería los ojos de los mafiosos mientras ellos no estuviesen ahí. Maksym tenía la sangre de Alice en su ropa. La preocupación estaba reflejada en los rostros de los hombres y cada uno oraba por la vida de ambos. Ellos tenían sentimientos y la familia lo era todo. Si ese bebé moría, era muy obvio lo que iba a suceder con Kassia. Su sentencia de muerte estaba escrita. El corazón del polaco estaba destrozado. Si él fue quien había recibido más golpes por parte de Kassia, ¿cómo es que ella lo odiaba? Siempre la defendió y aceptó todos sus caprichos, pero ella solo tomó la decisión de asesinar a la mujer inexistente de Kylian o a él.Si hubiese sido por él, los salva a los tres. —Tenemos que arreglar esto —la
Era demasiado para que Maksym procesara. Estaba a solo un paso de perder a su hermana menor por toda su malcriadez. Nunca se había arrepentido tanto en permitirle tantas cosas. En Polonia podía hacer lo que le diera la gana, pero fuera de ella y con las personas del Sacerdocio... eso ya era otra historia. Ellos ya tenían un cierto resentimiento hacia ella por el dolor innecesario que les había causado tanto a Kylian, Jack y a él.La situación era difícil.La puerta de la casa del irlandés fue abierta y ahí se encontraba Sasha, hablando con una pelinegra esbelta y muy querida para todos.—¿Por qué? —preguntó Nikolas, al ver a la mujer.—Porque me invitó Kylian —respondió con simpleza.—Debías estar en Grecia, Selene. Tú...—Estoy de vacaciones porque estás aquí. Soy tu chef personal. Kylian me pagó para venir y hacerle comidas a todos. No veo problema —dijo con su muy marcado acento griego. Los hombres fueron a saludarla con alegría y él se unió porque no le quedó otra opción.—¿Kassia
Maksym se preparó mentalmente para lo que fuera que viniera. Hubo cinco minutos de tortura en su mente mientras se abría paso para ir por Kassia. La puerta que daba hacia la calle estaba abierta y la miró casi llegando a la cerca del vecino. Maksym bajó las escaleras y fue hacia ella, se detuvo a pocos pasos de Kassia, se giró y enfrentó al Sacerdocio. —No puedo matarla... —susurró—. No puedo lastimarla. Es mi hermana menor y la única amiga de Alice. Yo la enseñé a decir groserías y ser mimada. Yo soy el único culpable de que Kassia esté así... pero no puedo lastimarla. Estoy fuera del Sacerdocio. Siempre le hago amenazas vacías a mi hermana. Además, Alice no me perdonaría...Kylian dió un paso al frente y apoyó a Maksym. —No estoy contento con la actitud de Kassia y nada de lo que dice, pero no puedo matarla. Por el amor y el respeto que un día le tuve, simplemente no puedo herirla. Quitarle la vida sería quitarme un pedazo importante de mi existencia y simplemente no puedo —miró a
Alice abrió los ojos y miró hacia su lado izquierdo porque sentía que no podía moverse. Su cerebro no se había despertado lo suficiente para pensar que podía ser algo paranormal. Normalmente, los hospitales tenían historias tenebrosas, pero el hombre que estaba acostado en su cama, era todo, menos un fantasma. Mak estaba profundamente dormido sin moverse de ahí. Parecía un niño abandonado en busca de afecto. La mano de Alice tomó vida propia y sin darse cuenta, estaba acariciando el rostro del mafioso.Maksym suspiró y se removió en su lugar. La rubia sonrió levemente, al darse cuenta de que el profundamente dormido de él, tenía un significado diferente al del resto de los seres humanos.—Te creía dormido —comentó, al verlo empezar a abrir los ojos—. ¿Estás bien, Mak? —le preguntó, al ver el rostro desmejorado del polaco. Tenía ojeras y expresión triste.—¿Cómo te sientes tú y el bebé? —ignoró las preguntas y se subió un poco más para estar cerca de su boca.—Estamos bien. Solo debo p
Las palabras tienen el poder de elevarte a los cielos o destrozarte sin piedad. Al ser mafiosos, las palabras eran afiladas y dichas exclusivamente para matar. Una muestra de cariño por parte de ellos, era el resultado de mucho amor. Y lo que era común para unos, para ellos no. Alice se había ganado todo sin darse cuenta. La imaginaba siendo su esposa día tras día, después de proponerle matrimonio. No veía la hora de que por fin, estuviera bajo su completa protección y poder atacar a su padre, en defensa propia. Las leyes de Polonia las manejaba él y trataría al rey a su antojo.Pasaron dos semanas después de lo ocurrido en Irlanda. Alice pudo volver a la mansión del polaco y los preparativos de la boda estaban haciendo estragos en la organización. Todo estaba revuelto y la emoción se podía respirar por las paredes de la casa. Como si eso tuviera lógica o fuera posible.El tema con Kassia sería resuelto por Luke y Maksym se desprendió completamente de su hermana. No dejaría que su fel
Y el momento más importante para Alice y Maksym, había llegado. Todo estaba perfectamente decorado, el día amaneció soleado y bonito. Los pájaros cantaban, la ciudad estaba en celebración por el mega acontecimiento que estaba por suceder. Las horas volaron. El hotel realizó un gran trabajo en cuanto a las exigencias de las chicas. Todo había sido adornado por el gusto de Alice, pero perfeccionado como un cuento de hadas por las mujeres. Alice siempre había soñado con algo sencillo, de cuento y muy al estilo princesa. El problema era que no podía poner sus ideas muy claras. Así que solo pidió y el resto fue elaborado por terceros.Nadie entraba ni salía sin permiso donde se iba a celebrar la boda ni la fiesta. El Hotel Bristol, Warsaw estaba a unos quince minutos de la Catedral San Juan de Varsovia. Pero nadie, absolutamente nadie, podía pasar por las avenidas cercanas de esos lugares.La entrada era vigilada por los guardaespaldas de la mafia polaca y las personas que habían sido invi
El amor se respiraba en el aire, todos estaban felices de ver como Maksym y Alice bailaban. Estaban en un mundo irreal, la fantasía abundaba y el amor en las parejas de mafiosos ya formadas, reiteraba una vez más las elecciones perfectas que hicieron con sus esposas.Bueno, ellas los eligieron a ellos.La canción terminó y la pareja se acercó a sus amigos. Felicitaciones por la niña que venía en camino y un sin fin de buenos deseos fueron escuchados. Las damas de honor de Alice estaban hermosas y radiantes. Los vestidos de las chicas eran de corte sirena y sí, vestidas de color beige. Ninguna se opacó y cada una brilló con luz propia. —Por un momento pensé que tu boda sería como la de mi hermano, pero realmente esta la superó —bromeó Alessandra, cuando ellos llegaron. Todos menos Fabrizio se rieron, ya que era el momento de decir unas palabras.El italiano estaba vestido de negro con una corbata roja, al igual que los otros tres mafiosos. El único diferente era Maksym, pero la bellez
Meses antes de escapar de Finlandia...Alice había sido una niña maltratada durante toda su vida. Nunca entendió las razones de su padre para ser agredida hasta por respirar. Le costaba comprender como era el único en el palacio que no la quería. Era la heredera de todo, pero ella nunca quiso nada. Tal vez, solo un poco de amor de su padre.Pamela, esa señora era su universo entero. La levantó cada vez que su vida era dolorosa. Limpió sus heridas con delicadeza y amor. Le brindó comida cuando le fue negada y sí, la guardia real trataba en silencio de hacerle la vida más sencilla a la princesa.Alice no confiaba en nadie porque su padre le enseñó que por más que ames a una persona, te puede lastimar sin ningún tipo de remordimiento.—¡Salte, Pamela! —le gritó el rey, al entrar a la habitación de Alice—. Desde esta noche queda terminantemente prohibido acercarte a esa. Su marido traerá a sus propios empleados, pero una hija como ella no merece tener comodidades.—Entendido, su majestad