CAPITULO 19Sin embargo, su enamorada concubina no lo vió como un gesto amenazante, todo lo contrario, ella se ruborizó de inmediato viéndolo fijamente. — Lance, tómame. — Susurró seductoramente. El Rey la vió con una expresión de confusión y justo antes de que pudiera decir algo, alguien llamó a la puerta. — Su majestad, disculpe que interrumpa, pero tiene una nueva visita urgente. — Decía el mayordomo a su Rey. Abril hizo un gesto de enojó de inmediato. — ¡No le atiendas! Yo llegue primero. — Decía ella enojada, pero los brazos de ese hombre que la tenían contra la pared lentamente la soltaron. — ¿Quién es? — Preguntó Lance Lamparth dando mayor atención a su nueva visita urgente que a su inquieta concubina que pedía atención. — El Barón Allen Jones, su majestad, dice que tiene algo urgente que comunicarle."¿Allen? Pero, no hace mucho tuvimos una reunión junto a Sebastián, ¿Ahora por qué quiere verme otra vez? Pensé que ya iba camino a su hogar" Pensó Lance curioso. — Dile que
CAPITULO 20Unos minutos después.— ¿Dónde se encuentra ella? — Preguntó el Barón Jones a uno de los guardias en las afueras del edificio de los empleados del Rey. — Señor, la princesa está en el calabozo del castigo, en el piso subterráneo del edificio. — Al escuchar esas palabras el hombre de ojos marrones claros se sorprendió. "¿La envío a un calabozo? ¡Sebastián ya perdió la cabeza! ¡La muerte de Casandra le tiene muy inestable!" Pensó Allen haciendo una expresión de decepción mientras soltaba un suspiro de preocupación por su amigo. — Señor Jones, si gusta lo dirigiré al lugar exacto en donde se encuentra la princesa Gorianita.— Si, adelante, guía. — Respondió Allen sin poder creer aún lo que hizo Sebastián. El Rey Lance Lamparth, así como el Márquez Sebastián Forsten y el Barón Allen Jones, eran viejos amigos, Lance y Allen desde niños, ambos conocieron a Sebastián en la academia educativa de varones en la capital de Maita, donde se volvieron cercanos. Fue de esa misma fo
CAPITULO 21Allen apartó su vista de su sirviente dirigiendo la misma a la larga ventana al lado de la cama en la que Virginia dormía, viendo que el cielo ya se pintaba de sus hermosos azules, morados y lilas haciendo aviso de la noche. — Avisa a los demás, que preparen todo para volver mañana temprano. — Decía Allen después de un largo suspiro. — Entendido iré de inmediato mi señor. — Respondió el hombre yéndose rápidamente. Nuevamente el Barón de Maita había quedado solo, el había caminado a pasos lentos hasta el balcón de la habitación abriendo las puertas de cristal de la misma y posando los brazos en el apoyo de dicho lugar, observaba la noche comenzar y las estrellas una a una empezar sus apariciones. Un nuevo largo suspiró salió de lo más profundo de su ser, recordando el momento justo en el que le propuso matrimonio y lady Christina entre lágrimas sonríente le dió un "Sí" seguido de un "te amo" para que ambos sellaran su compromiso con un apasionado beso. ¿Quién diría
CAPITULO 22Una semana completa había transcurrido, una en la cual se mantuvo cautiva a Virginia Wiztan en su habitación de estadía dentro del palacio principal de Maita. El Barón Jones informo todo lo sucedido al Rey Lance así como después de cenar esa noche y contar todo lo que pasó respecto a la princesa, volvió a su mansión tranquilamente ya sin el temor de tener que encontrarse con la mujer que le había roto recientemente el corazón. Por otro lado, la princesa Virginia no sabía que sucedía, ya que últimamente recibía sus tres comidas diarias y las sirvientas no podían retirarse hasta ver qué hubiera comido lo suficiente, así como uno de los médicos Reales llegaban a atenderla cuidadosamente y asegurarse que su salud este en buen estado, que no busque auto lesionarse y que sus moretones hayan curado por completo. Los elegantes y hermosos atuendos que le eran preparados a diario para vestir, le recordaban a los que utilizaba en Gorian por lo que se sentía nostálgica pero a la ve
CAPITULO 23— ¡Tú! ¡Así que realmente no eras una sirvienta del Reino! — Gritó sorprendida la guardiana del príncipe. — Yo… No era mi intención mentir. — Dijo lentamente y muy avergonzada la princesa Gorianita. — ¡Oh! Eres aquella señorita que se cayó de la colina. — Dijo el pequeño príncipe acercándose a Virginia hasta que el Rey Lance lo detuvo del brazo. — Quédate aquí Landel. — El pequeño príncipe levantaba su mirada observando a su padre viendo con bastante seriedad a la señorita que el conoció. — Pero papá, ella cayó rodando toda la colina y Tani la ayudó por qué es una sirvienta que trabaja para ti. El Rey observaba a su hijo seriamente, anteriormente durante la cena que tuvo con su amigo el Barón Jones antes de que se marchará de regreso a su hogar, este le había informado sobre la situación de la princesa y su salud, también aconsejando que no la exigiera de nuevo hasta que sanara su cuerpo. Sin embargo, el Rey no tenía idea de que Virginia haya tenido ese tipo de accidente
CAPITULO 24Los tacones de sus zapatillas altas resonaban por el largo y amplio pasillo decorado de hermosos patrones en dorado. Su cabello largo, lacio y rubio se balanceaba con cada paso que daba, con los cuales sus caderas se movían de seductora manera y sus preciosos ojos verde limón se paseaban en los alrededores en busca de una figura masculina. Una que conocía perfectamente, una que amaba con locura y por el cual estaría dispuesta a entregar su propia vida…Finalmente, ahí estaba el con su alto y musculoso cuerpo, un atractivo hombre de veintinueve años de edad, cabello negro y lacio que siempre estaba cuidadosamente peinado hacía atrás y que poseía una cautivadora mirada de un dorado intenso. Ella era su concubina, la primera y única que el había tenido, el era su esposo y su Rey, aquel que admiraba y amaba tanto, pero al mismo tiempo, aquel que no la valoraba y tenía muy mala imagen de ella. — ¿Por qué lo hiciste? — Preguntó de inmediato la bella princesa Lady Abril Brown,
CAPITULO 25— ¡¿Por qué has sacado a esa maldita mujer del calabozo?! ¡¿No se supone que para eso la has traído?! ¡Si ibas a tratarla como la misma realeza la hubieras dejado en Gorian y te hubieras dado por vencido! — Gritaba furioso el Márquez Forsten. — ¿Tienes idea de lo que estás haciendo y diciendo en este momento y en este lugar? Hablarle así al Rey de Maita es una sentencia de muerte inmediata y no lo pensaría dos veces si me ordena atacarte. — Decía el comandante Charlie Evans al Márquez muy molesto levantándose de su asiento. — Suficiente Charlie, agradezco tu protección pero no es necesario, puedes salir un momento junto a los demás.Una vez dichas esas palabras por el Rey Lance Lamparth, el caballero se marchó llevándose consigo a los otros comandantes y sub comandantes que estaban presentes en la reunión. Una vez las enormes puertas fueron cerradas por los guardianes del Rey, Lance quedó a solas con su cuñado, Sebastián Forsten. — No fuí yo quien la dejo salir, en real
CAPITULO 26La oscura noche se había hecho presente en Maita. El Márquez Forsten caminaba por uno de los jardines del palacio principal del Rey ya que se quedaría esa noche y saldría al siguente día por la mañana. El hombre de cabello negro y largo atado a un extremo cuidadosamente, veía con sus ojos cafés la luna menguante de esa noche, hermosa y reluciente, cuyo brillo apagaba el de las estrellas a su alrededor. Una expresión de tristeza invadía su mente, eran más de las nueve de la noche y era inútil si quiera intentar dormir, mucho menos después de aquella reunión que tuvo con su amigo y Rey, Lance Lamparth. El Márquez quien tenía treinta y uno de edad, se había casado en dos ocasiones, pero sus esposas habían muerto, una en un accidente dentro de su carruaje rumbo a una visita familiar y otra dando a luz a su única hija de dos años Silvina Forsten, nombre que su querida hermana menor, la Reina Casandra le puso. — ¿Márquez Forsten? Que sorpresa verlo por aquí.— Decía la bella