"¿Qué?", dice Aella enojada, "no me importa que sea el beta de la manada o lo que le dé la gana, ¡yo lo mato!".
"Quieres calmarte", le pido, porque está demasiado iracunda para escuchar razones, tanto, que me está haciendo gruñir, lo que provoca un pequeño grito de Barbie, "si te diste cuenta, somos muy fieras y tal, pero aquí hay varios que quieren hacer lo mismo con nosotras".
"Pero es que nos comparó con esos lobos apestosos", señala con un bufido de frustración.
"Está hablando de que está buscando algo", trato de hacerla entrar en razón, pero la entiendo, porque esa comparación en particular es odiosa, considerando que los tipos querían abusar de Barbie y de mí.
―Entiendo que no sea tu favorita, Van, pero compararme con esos lobos asquerosos no solo resulta mala idea, sino que me hace replantearme si en verdad quiero reconciliar nuestras diferencias, porque, ¿en serio, Van? ¿me parezco a esos lobos repugnantes? ―le indico con una ceja levantada―pe
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Doy un respiro, dos y hasta tres, con tal de calmarme, por toda la rabia que me produce el solo pensar que mi historia se repite una y otra vez, gracias a los lobos de Bernard. La verdad es que no me puedo enojar todavía, después de todo y como bien lo ha dicho Zayn, estas son solo conjeturas, necesitamos una prueba de todo lo que estamos diciendo, porque, de ser cierto, no solo se trata de expulsarlos de las fronteras de los Zafiro o los Luna, también habrá que erradicarlos a todos del mapa. Y entonces, un sabor agrio sube hasta mi garganta solo de pensar en el hecho de que están convirtiendo a más personas en lobo y que para ello están matando humanos. La sola idea me revuelve el estómago, sobre todo porque esos lobos omega de linaje antiguo o lo que sea parecen invencibles y están muy lejos de que podamos acabarlos. "Igual hay que buscar la manera de acabarlos, aunque no hayan convertido a nadie", me recuerda Aella, "son malos y punto". "Son malos
―Yo diría que los interrogarán primero―le indica Van con una sonrisa bastante tonta―creo que he visto algunos libros con algunas torturas interesantes que se les aplicaban a lobos en el pasado, nada que hagamos aquí, por supuesto. ―Creo que recuerdo una, cariño―le indica Mara siguiendo su juego―me parece que le decían ala de pollo o algo así. ―Oh, sí, esa es mi favorita―le responde su pareja destinada―le toman las manos al lobo y se la colocan hasta atrás, con una estaca punzándole la espalda―explica y yo trato de disimular mi horror, como siempre―creo que hace cantar a cualquiera con tan solo unas horas de tortura, eso está garantizado―le asegura. Entonces los dos lobos se notan nerviosos, cada uno en su celda, pero uno de ellos respira hondo y mira con desprecio a Van, como si quisiera atacarlo. ―No caigas en su trampa, Xavier―le dice el reo con rabia en la voz y su compañero hace un bufido―ellos no se atreverán a nada, son unos blandengues. Les enc
Aike se asegura que nadie nos sigue, aunque estoy segura de que ya le debe haber advertido a su élite para que no lo molesten. Su cara es fría y sus ojos, dos témpanos de hielo. Casi no puedo descifrar lo que quiere de mí, pero creo que ya me lo había advertido, que teníamos una conversación pendiente, una que de la cual he huido dos veces porque no me atrevo a enfrentar la verdad otra vez. Que él ya no me quiere como su pareja, porque me lo dijo tres veces hace unas semanas. De hecho, ya estoy cansada de todo esto, del mal humor de los Luna y, incluso, de los lobos de Bernard. Solo me gustaría volver a mi habitación y acostarme a dormir o a llorar, en todo caso, desahogar todo lo que he padecido en un día tan kilométrico, que tengo miedo de lo que pueda deparar mañana. Cuando se percata que nadie nos está siguiendo, Aike se mueve a una velocidad pasmosa, conmigo detrás pegada a su cuerpo, hasta llegar al último piso del ala delta, el cual se
Entonces se separa de mí y se sienta en uno de los sillones y me invita a hacer lo mismo, con una sonrisa. Hace una larga pausa y da un suspiro, como si quisiera darse valor, lo cual me causa curiosidad, porque es la primera vez que lo veo tan vulnerable.Ni siquiera lo vi así cuando estuvo todo cabreado con su hermano aquella noche, cuando discutieron por el problema de la amenaza de invasión de los Zafiro.Fue la noche cuando nos regalamos la mejor noches de nuestras vidas, debo confesar.Supongo que las cosas han cambiado demasiado en tan solo unas semanas y Adrien no es el único problema entre Aike y yo. De hecho, ni él ni yo somos los mismos. Yo he dejado de odiar tanto a los lobos y él ha dejado de ser el chico ingenuo que creyó que una chica como yo no le haría daño.Debe haber perdido la fe en muchas cosas.―Sabes que lo que te acabo de decir es broma, ¿verdad, Sia? ―me m
―La manada es un caos, por lo que he visto hasta ahora―le digo con toda sinceridad, pero, cuando lo escucho resoplar por la nariz, trato de aclararle―no te estoy echando la culpa ni nada, de hecho, a quien hay que echarle la culpa por aquí es a mí―agrego y él me mira fijamente―lo lamento todo, Aike, no tienes idea de cuánto―le repito, como si no lo hubiera hecho ya en este día y siento cómo los ojos me vuelven a picar. Entonces él baja su rostro y me vuelve a besar la sien.―Pues, esto iba a suceder tarde o temprano, aunque nunca lo quise ver, porque se trataba de mi hermano―me responde y me aprieta el hombro―entonces llegaste tú y lo complicaste todo aún más―me dice y me da un beso en la coronilla, a pesar de sus palabras crueles―pero supongo que si no eras tú, pudo haber sido alguien más―trata de consolarme.―Y sin embargo, me hubiera gustado que fuera alguien más o nadie, si h
Su mano, su bendita mano, se abre camino hasta tocar uno de mis pezones, el cual masajea entre sus dedos, lo cual me envía una onda eléctrica desde ahí donde toca hasta mi centro, el cual está mojado y dispuesto a que se introduzca en lo más profundo, mientras su boca devora la mía y su lengua se abre camino hasta mi garganta.Yo lo tomo por la nuca, introduciendo mis dedos por su sedoso cabello rubio casi blanco, el cual se siente como una suave caricia entre mis dedos.Esto se siente bien, salvo que está mal en todos los sentidos posibles, porque él tiene un millón de problemas encima y todos son por mi causa y no tengo derecho a saciar todas las ganas que tengo de él, sin embargo no seré yo la que detenga este momento, porque, son más las ganas que la culpa. Además, me he acostado con personas que ni siquiera he amado, en cambio, a Aike lo adoro con el alma y nada me va a impe
No lo puedo creer. Jamás me había pasado una cosa como esta y me refiero específicamente, a que un hombre me rechace, aunque sea por las razones correctas.Claro que debería agregar que nunca en la vida me había enamorado, como bien me recordó mi nana.Y ahí es donde está toda la ironía, que de todos los hombres con los que me he acostado, no me ha importado un reverendo rábano nada, si sufrían o eran felices, si les cabreaba mi forma de ser o se hubieran dejado manipular por todos mis caprichos.Entonces, está Aike, el hombre con el que me encantaría estar el resto de la vida y no como estamos ahora, como si él fuera mi mejor amigo o algo así y nos estuviéramos haciendo confidencias en una extraña y frustrante tipo de piyamada.La verdad es que ese papel no me queda para nada y cualquiera diría que debería dejar de cometer
La gente suele pensar, que cuando uno está enamorado, está rodeada de pequeños corazones que explotan en el aire, como si fueran burbujas de jabón, en medio de un montón de pajaritos multicolores y que te la pasas en los brazos de tu amado en medio de nubes de algodón y que se van en un arcoíris hacia el horizonte.Esa es la cosa más patética que alguien se pueda imaginar siquiera, de personas que nunca en su vida han pasado una noche salvaje, al lado del hombre de tus sueños, que puede ser bajito y panzón o un dios del deseo como el que tengo enfrente, con su imponente figura musculosa, acompañada de unos ojos agua marina y un cabello rubio casi blanco, además de un rostro cincelado por los mismos dioses.Por supuesto, el gusto está en la variedad y qué suerte que este sea el mío, aunque, si debo ser justa, confesaré que no he mencionado cuál e