―Sé que fui yo quien le propuse a Balder que usáramos las habilidades de Barbie, pero no la voy a meter en el mundo de los lobos de buenas a primeras―le señalo y lo miro directo a los ojos―no voy a revolverle el mundo solo porque la necesito.
―Entonces, piensas que te va a rechazar o algo por el estilo―me responde, luego de pensarlo unos segundos― ¿no se supone que es tu mejor amiga y tal?
―Y lo es, pero no es por eso, Valentine―le respondo―pero, como su amiga, no quiero revolverle su mundo porque yo me haya transformados y con transformarme me refiero de forma literal―le recuerdo―no creo que sea una cosa que nadie asimile y, en todo caso, su mundo no volverá a ser igual, después que sepa acerca del mundo de los lobos. Aparte de que ella ya tiene una vida y me gustaría que continuara así.
Valentine se me queda mirando fijamente, como si le hubiera dicho algo que le doliera.
―No somos unos monstruos, Sia―me dice un poco molesto―tampoco es que le vamos
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Tengo que confesar una cosa, desde que esto inició siempre creí que este día jamás llegaría, por lo menos, no en el futuro cercano. Claro que en ese tiempo no había enredado las cosas de la manera que lo he hecho hasta ahora. Entonces, de repente me he tenido que volver valiente, capaz de enfrentarme al miedo de ver a la cara a mi mejor amiga y me pregunto por qué. Por supuesto que sé la respuesta, pero verle la cara tan enrojecida como la tiene, destilando rabia como lo hace y los ojos a punto de llorar, hace que me duela ese espacio donde alguna vez estuvo mi corazón. Le he roto el corazón a mi amiga, un dolor del cual ya me he acostumbrado por tanto tiempo que pienso que es algo normal, pero ¿que otros sufran por mí, sabiendo lo que duele? Eso es lo más cruel que he podido hacer en mi vida, pero esto no es lo peor que voy a hacerle, porque resulta que tengo que basar todo lo que le voy a decir en capa tras capa de puras mentiras y medias verdades.
"Mía". Me da escalofrío solo de pensar lo que esa palabra significa en estos momentos. Esa fue la palabra que me dijo Aike, justo cuando se dio cuenta que yo era su pareja destinada. También recuerdo cómo lo recibí cuando lo dijo, haciéndole un torniquete a su inmenso brazo, presionando mi rodilla en su nuca. Ahora me pregunto si lo sometí o me permitió que lo sometiera. El recuerdo me hace reír y, como si fuera un déjà vu, el destino o lo que sea que esté moviendo los hilos de nuestras vidas vuelven a juntar a un alfa y a una niña rica. El primo de la pareja que me rechazó tres veces está reclamando a mi mejor amiga, una humana común y corriente, como suya. Esto no va a salir para nada bien. En estos momentos pasan a mil por hora por mi cabeza todas las posibilidades que pueda funcionar una pareja como esta y solamente hay una que puede llegar a feliz término, porque todas las demás implican sangre y muerte. "Pero se trata de Valentine", se q
―Entonces, todo está decidido, si no hay otro inconveniente―dice Valentine―partimos mañana temprano hacia Luna de Hielo. ― ¿Mañana temprano? ―repite Barbie a mi lado― ¿no es muy precipitado? ―inquiere y Valentine como yo intercambiamos miradas. ―Es que tú misma lo dijiste, Bernard es sumamente peligroso―le digo y ella se queda pensativa por unos segundos. ―Lo que pasa es que tengo un par de negocios que tengo que concretar mañana temprano―me dice con un poco de preocupación―pensaba dejarlos terminados para mañana en la tarde y poder irnos con tranquilidad―ella se queda mirándome, pero en realidad tiene su vista puesta en la nada, con su dedo índice golpeando su barbilla. Entonces pone esa mirada que conozco perfectamente bien, junto con esa sonrisa pícara que tiene cuando está tramando algo. ― ¿Barbara? ―le pregunto y ella se hecha a reír. ― ¿Saben una cosa? ―nos dice y quedamos a la expectativa―al diablo el negocio de mañana y al diablo Hale
―Es hora de que te levantes―me susurra al oído Myrtle y yo me restriego los ojos perezosamente, mientras ella recoge el reguero de ropa que dejé anoche cuando me acosté a dormir de cualquier manera, quedando en ropa interior apenas. Creo que se molestará si le digo que lo deje todo así, que ya soy una adulta responsable de mis cosas y que puedo recogerlas yo misma, así que la dejo. En el fondo nos cuidamos la una a la otra, yo me preocupo porque no le falte nada y ella me ayuda procurando que coma bien y que mi ropa esté limpia. ―No tardes, que creo que Valentine sí que tiene el apetito de un lobo hambriento―me dice en broma―voy a despertar a su majestad de la realeza Hale, así que apúrate―canturrea. Entonces me doy un baño ligero. Cuando salgo de mi habitación, veo que Valentine ya está despierto en la mesa de la cocina y con un plato lleno de huevos y tostadas. ―Su majestad se está levantando en este momento, así que debemos esperarla unos minutos m
"Aike me pidió que... ". En el momento que esta chica empieza su discurso con esas cuatro palabras, las alarmas comienzan a sonar en mi cabeza. Aike es un alfa en toda regla, él no pide, él ordena. Además, él no necesita que alguien como ella venga a decirme absolutamente nada. “Te amo por los dos y no me importa…”, me dijo una vez, cuando él se olvidaba de las estupideces de su hermano y yo, de mi venganza. Supongo que todo ha cambiado, incluso que esta tipa me quiera dar la bienvenida, sin embargo, algo no me termina de cuadrar. Las únicas personas que conozco que trabajan directamente con Aike son Cesar y Daniel, sus guardaespaldas personales, a los cuales hasta tuve que convencer alguna vez para que me dejaran hablar con él, debido a que lo eché de mi habitación y luego tuve que reconciliarme con él. Una reconciliación de la cual ambos terminamos enredados con el otro, claro. ― ¿Qué se suponía que iba a hacer Valentine? ―reclama Ba
Siento cómo la sangre empieza a abandonar mi cara. “Te amo, Bells, te amo por los dos”. Tres semanas, eso fue todo lo que le tomó olvidarme. “Su hermano murió por nuestra causa”, señala Aella. “Eso lo entiendo, pero ¿tres semanas?”, la cuestiono y ella se queda muda. ―Así es, solo estamos esperando a que todo este problema de los lo…―intenta decir la tal Kala, pero es interrumpida por Valentine. ―El embargo a la empresa―dice, mientras le da una mirada penetrante a la estúpida chica, que todavía no ha captado que estaba a punto de meter la pata. Entonces agacha la cabeza y asumo que alguien debe habérselo explicado. ―Eh, si, el embargo―se corrige y mira a Aike. ―Ante todo, quiero disculparme por la manera en que se han presentado las cosas esta tarde…―toma la palabra Aike, olvidando nuestra conversación de hace un minuto, pero me pierdo en su discurso. Kala Wolf. Por el apellido puedo deducir que es prima
―Creo que todos te dejaron claro que no puedes tomar decisiones por mí―le hago notar a Zeira, quien debe estar acostumbrada a que todo el mundo haga lo que dicte su capricho―sin embargo, unos cuantos tragos no me caerían nada mal, considerando mi experiencia reciente con el licor―continúo diciendo y ella esboza una sonrisa. ―Eso fue lo que asumí, cariño―me responde y yo le sonrío devuelta. El concejo del Alfa con invitados de la manada Zafiro termina oficialmente y todos se van a sus asignaciones. Tanto Van como Balder ya están haciendo sus pesquisas, mientras que Zayn y Aike se quedan conversando en la sala del despacho del Alfa. No puedo evitar el quedarme mirando a Aike, aunque trato de disimular. Todavía recuerdo sus besos recorriendo toda mi piel y el recuerdo de noches en sus brazos. "Te amo, Bells, te amo por los dos". Las palabras siguen sonando en mi cabeza, al tiempo que recuerdo cómo su seudo novia se aferraba al costado del fornido
La cara de Zeira pasa de ser una niña caprichosa y mimada a una que me es mucho más familiar, la misma cara que ponía mi padre cuando llevaba algún socio a cenar a la casa. En su semblante solo se puede ver una cosa. Ambición. Tanto Mara como yo hemos sido manipuladas por la alfa que ahora me está mirando directamente a la cara. Ella quería que escuchara todo lo que Mara tenía que decir, cómo ha quedado todo luego que me fui de aquí y cómo todo el mundo se ha encargado de ponerle más leña al fuego que ahora está consumiendo los cimientos de esta manada. Cimientos que yo quería que cayeran desde que llegué aquí. Cimientos que el propio Adrien se encargó de socavar. Cimientos en los que ambos contribuimos a tirar abajo. ―Quiero que sepas que hice esto con toda la intensión de que supieras lo que ha pasado en esta manada―me dice Zeira, sacándome de mis pensamientos y confirmando lo que ya había deducido―soy culpable de eso, claro que sí―s