"Qué bueno que se fueron", me dice Aella y yo también me siento aliviada. Si estuviera en el mundo humano en un bosque desnuda con cuatro hombres medio drogados, no sé qué hubiera pasado conmigo o, peor, sí que lo sabría.
Siendo una loba, me hubiera transformado y corrido a toda velocidad, pondría la alarma, todos los Luna de Hielo se hubiera transformado y ahora mismo estaríamos en batalla.Las cosas ahora son muy, pero muy diferentes.
Mara también respira hondo una vez se da cuenta que los zafiro no van a regresar.
― ¿Quieres comer algo? ―me invita Mara lo que me saca una sonrisa de burla, porque vaya si sabe cambiar de tema en un abrir y cerrar de ojos.
Es interesante porque yo estoy preocupada por la próxima guerra de hombres lobo y ella, de su panza.―No creo que sea buena idea―le respondo y es verdad, por lo menos para mí, porque lo último que quiero es ir al comedor de la casa de la manada, donde seguro estará gente de la cual estoy
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Mara empieza a calentar sus deliciosos espaguetis en el microondas y prepara rebanadas de pan con mantequilla, las cuales mete en el horno eléctricos, mientras Aike y yo nos sentamos en el mini comedor. ―Estuve preocupado por ti―me dice y yo lo miro extrañado―supe lo que pasó hace un rato en el entrenamiento. ―No pasa nada―trato de calmarlo, pero él está molesto―son un par de chiquillos que no han superado la adolescencia. ―Claro que pasa algo―me dice y me toma la mano―por eso te fuiste del entrenamiento, porque te dolió lo que dijeron―trata de consolarme y yo no debo sacarlo de esa idea, porque no debe saber por qué me fui realmente, por la presencia de su hermano en el gimnasio. Estoy a punto de contestarle, pero Mara y Valentine aparecen como si fuera algo sincronizado, justo cuando ella va a colocar los platos en la mesa, él se presenta en la puerta y se sienta en una de las cabeceras, frente a Aike y todos nos saludamos. ―Hoy pasó a
Ambos chicos se van, dejando la mesa llena de los trastes y cubiertos que acaban de utilizar. También me dejaron con una madeja de pensamientos, las cuales no puedo desenmarañar, comenzando con la primera pregunta. ¿Por qué Valentine me ha echado a la boca del lobo, específicamente, a la de su primo Adrien?Se suponía que me cuidaría, pero solo me está demostrando por qué no debo de confiar en ninguno de estos malditos lobos, aunque te ofrezcan comida deliciosa o, en el caso de Aike, un magnífico cuerpo con el cual jugar. ―Descuida―le digo a Mara, que intenta nuevamente levantar los platos para fregarlos―yo me encargo―señalo y los tomo, sacudo y los lavo. ―Siempre me has dado la impresión de que eres una especie de princesa o algo así―comenta con las cejas levantadas―nunca creí que fueras de aquellas de las que les gusta hacer labores caseras. ―Y no lo soy, pero me gusta que todo esté limpio―le respondo, mientras pongo los trastes a escurrir―además
Salgo de los dormitorios y Valentine me está esperando justo en la puerta y decido tomar el camino a la casa de la manada, pero él me detiene. ―Espera―me dice y me toma de la mano para llevarme por otro camino―por esta entrada podremos evitar que alguien nos vea―entonces me lleva por un pasillo que está entre los dormitorios y el gimnasio que da a una escotilla en el suelo―esta es una salida secreta en caso de que haya alguna invasión―me dice y él hace una especie de patrón en una pantalla táctil para acceder. Luego me conduce por unas escaleras y a otro pasillo―para que esto salga bien tenemos que seguir un plan, ¿de acuerdo? ―De acuerdo―le digo, mientras sigo sus largas zancadas. ―Bien, esto es lo que hay que hacer―continúa mirando al frente―debes quedarte en la alcoba de Aike hasta que pase la cena―me dice―luego de ella, yo le revelaré a Aike quién eres, le daré una excusa de que tú realmente no sabías quién era Adrien, hasta que lo viste por casualidad, ¿
Aike tiene un no sé qué al cual decir que no es imposible. Como si mi cuerpo se volviera deseo solamente con pensar en todas las delicias que hace o que me provoca o ese "lo que sea" que me hace gemir con solo pensarlo. Y puedo decir que me encanta la rudeza con la que acaba de sacar a Mara, tanto que me ha importado un rábano, porque está reclamando estar conmigo, que su cuerpo se apodere del mío de la manera en que lo estoy ansiando. Me gustaría decir que tengo recargos de conciencia al respecto, con todo aquello que se preocupa por mí y hasta me ha invitado a comer y tal, pero no tengo tiempo para pensar en eso ahora, solamente quiero a Aike dentro de mí, volviéndome loca con sus besos y sus caricias donde me gusta. Lo siento Mara, pero Aike o yo nos disculparemos después. Me río solo de pensar en todo lo que viene, porque se nota desesperado por tenerme, por desahogarse conmigo de la manera en que ambos lo podemos hacer, igual que la tarde de ayer
Él apoya sus brazos al lado de mi cabeza sin dejar de mirarme, mientras continúa sus movimientos de cadera, lo que hace que me desespere, queriendo que esté dentro y moviéndose como solo él sabe. Pero parece que está disfrutando mucho verme sufrir y se ríe, luego baja su cara para darme leves mordiscos en la barbilla, deslizando sus dientes a través de mi carne lentamente, lo que hace que mis pezones se pongan más duros y me manda hondas eléctricas desde mi cuello hasta mis pezones y luego a mi centro, lo que me tiene temblando de anticipación. Luego sube su boca hasta la mía con su lengua que llega a mi garganta, devorando mi boca con hambre y deseo, lo que hace que me pierda y que levante la cadera para que se introduzca completamente, así que me detiene. ―Chhh, tranquila―me dice en mi boca, besando delicadamente mis labios y tratando de calmar las malditas ganas que tengo que se hunda en mí―espera un momento más―agrega y creo que quiere hacer como hace un rato, qu
Me separo un poco de él, porque en serio me siento mal por todo, por él, por mí e incluso por Adrien, porque es un verdadero idiota por no apreciar lo que tiene, su manada y a su hermano. Diría que me encantaría tener un hermano como Aike, salvo que lo prefiero aquí a mi lado, cansado por todo lo que hemos hecho y todo lo que pretendo que hagamos después. ―Se me olvidaba la razón principal por la cual te traje a mi habitación―me susurra al oído, lo que me provoca escalofríos―ya sabes, el jacuzzi. ―Sí, claro―le digo y pongo los ojos en blanco―por supuesto, el jacuzzi, es la única razón por la cual me trajiste aquí. Así que me lo presentas y me devuelvo a los dormitorios de cadetes, ¿te parece? ―le digo con una sonrisa pícara y él me envuelve entre sus brazos. ―Bueno, como no quieres ir por tu propia voluntad, tendré que llevarte a la fuerza―me dice y me toma entre sus brazos del sofá lo que me hace reír a carcajadas. ―Así no, espérate―le digo y
La llegada de Adrien a la habitación de Aike es peligroso, demasiado para mi gusto. Se suponía Valentine y yo que teníamos un plan, en el cual solo tenía que esperar aquí hasta que llegara el momento de acusar a Adrien delante del concejo del Alfa, pero debí sospechar que no existe el plan perfecto ni que nada es tan simple como eso. En realidad, la discusión entre los hermanos Mctire lo arruinó todo, sin contar con que esa maldita cena solo sirve de obstáculo. Si no tendrían que hacerle pleitesía a Zayn, el alfa de la manada Zafiro, Aike sabría todo referente a mi transformación gracias a la perfidia de su propio hermano. Entonces solo hubiera sido cuestión convocar al concejo del Alfa, presentarme como víctima y que lo expulsaran de la manada. “Si quieres, podemos transformarnos y salir corriendo de aquí”, me dice Aella más asustada que yo. "Esta habitación está impregnada con nuestro aroma", le recuerdo, "Si llega a darse cuenta de que es nuestra e
Cierro los ojos con fuerza, tratando de que el cansancio me venza y al fin pueda dormir, sin embargo, no pasa ni lo uno ni lo otro, porque no estoy tranquila y es que hay demasiadas cosas en qué pensar. Está Aike, obvio, pero más allá está toco lo que ha ocurrido con su hermano, en un odio tan grande que lo ha traído a mis brazos para desahogarse, ante la frustración por bloquear todo intento de guerra o lo que él asume, que la empresa que sostiene a la manada está en una posible bancarrota. Claro que yo sé más, que no tiene que asumir ni inferir ni tomarlo como una posibilidad. Esa empresa está en bancarrota. Y diría que eso es lo que más me interesa de todo lo que ha ocurrido, pero ahí está, justo entre mi cabeza y mis hombros, listo para ser cortado en mil pedazos por el alfa, el verdadero alfa de la manada. Entonces está ese otro problema. Ese escudo de frialdad que me ha protegido durante toda mi vida, ahora se siente débil, con una loba