Esperé a Valens, pero tardaba más de lo habitual en llegar.Después de que sorprendentemente consiguiera liberar a Beta Strauss, me encontré con Lucien. Era francamente la última persona con la que quería encontrarme en esta vida o en la siguiente. Intenté fingir que no estaba allí, pero se abalanzó
"Quítate la bata y baja de la cama. Haz un espectáculo, Sagira". Se volvió hacia mí con una sonrisita familiar. Su sonrisa me desconcertó porque no había alegría en ella.Me quité la bata y me levanté de la cama. Puso las manos detrás de la cabeza y me dedicó toda su atención. Mi lobo ronroneó por l
*LUCIEN*"Celeste, ¿podemos hablar un minuto?" Mi hermana se detuvo al salir. Parecía preocupada cuando se volvió hacia mí.No necesitaba que me lo dijera porque ya sabía que tenía un aspecto horrible. Hacía casi una semana que no me afeitaba. Necesitaba recortarme el pelo y tal vez dormir un poco,
"¿Qué quieres decir con que la has rechazado?" Gritó, saltando de su asiento."Estaba con Skylar entonces y no quería...". Me abofeteó antes de que pudiera terminar. Me lo merecía. Sabía que me lo merecía."¿Sabes cuánto dolor habría sufrido?" No necesitaba un sermón de mi hermanita sobre cómo traté
Al día siguiente, no pude llegar al campo de entrenamiento porque no podía andar. Mis piernas se habían doblado en todas direcciones durante toda la noche. Incluso mi entrenador se quedó dormido, con la cabeza sobre mi pecho y las piernas enredadas con las mías.No teníamos alarma porque no la neces
Celeste no tenía buen aspecto. Tenía los ojos rojos e hinchados y por la forma en que miraba fijamente a Valens, estaba claro que la aterrorizaba y él le daba la espalda mientras se ponía los zapatos. Sus ojos brillaron cuando salí corriendo con su camisa, una mirada posesiva destellando en sus ojos
*EN MI DECIMOCTAVO CUMPLEAÑOS*"¡Feliz cumpleaños, Aylse!" Celeste me trajo una magdalena con una vela, con la cara estirada de tanto sonreír. Era temprano, apenas las cinco, así que mi mente no era la más aguda."Gracias". Le besé la mejilla después de apagar la vela."¿Has pedido un deseo?" Pregun
De ahí nació la idea. Celeste eligió el restaurante por el menú y los precios. Conseguí las flores que sabía que le gustarían porque se había quedado boquiabierto la primera vez que las vio cuando éramos niños. Y todo estaba listo.Ese día fui al colegio con un ramo de flores frescas. Me temblaban l