Punto de vista de Anaiah

Leondre agarra uno de mis senos, mientras sigue acariciando mi piel, besándola, y siento una humedad creciente en mi entrepierna.

“Ay, ay”, dejo escapar un gemido embarazoso. Puedo sentir su sonrisa contra mi piel.

“Mi amor”, me dice con voz ronca al oído. Luego me posa suavemente al borde de la cama. Muerdo mi labio inferior y lo miro, mientras él me observa. No sonríe, pero veo la aprobación en su mirada imponente. Me abre las piernas y se inclina para deleitarse con mi vagina.

“Dios míos”, me falta el aire mientras me llena con su lengua. Me aferro a su cabello y me concentro en el placer. Respiro con dificultad mientras él profundiza con la boca. Grito su nombre cuando me lleva al clímax. Él me mira y me besa en los labios.

“Eres tan deliciosa”, murmura y me levanta. Nos besamos con fervor. Estoy ansiosa por desearlo dentro de mí, por sentirlo en lo más profundo.

“Te deseo”. En segundos, me lleva al dormitorio. No lo suelto hasta que me deja en la cama. Él