"No le he dicho nada, ¿debería hacerlo?"

"Sí", me responde. Tomo mi celular y marco el número de Samantha, pero no me contesta la llamada.

"Creo que la señal está mala. Voy a buscar agua de la máquina", le digo.

Después de beber un poco de agua, regreso a donde está Arya, pero mi lobo me habla de pronto: "Vaya, nuestro amiguito está aquí. Abre esa puerta".

Sin pensarlo dos veces, sigo su indicación y abro la puerta. Sonrío al ver a un niño asiático que salvé en el seminario del Alfa, durmiendo plácidamente en una pequeña cama.

'Es lindo', me dice Chalo y no puedo evitar estar de acuerdo con ella. Le acaricio su suave cabello y él se despierta de golpe.

'Y es muy sensible', añade Chalo.

Al principio, él parece asustado, pero toda su ansiedad desaparece al verme. Sonríe y se esfuerza para sentarse.

"Hola", me dice en voz baja, inclinando su cuello.

"Hola", le saludo, sentándome en una silla junto a su cama. Intercambiamos algunas palabras y me dice que ahora se siente mejor.

"¿Cuál es tu