Capítulo XXV

                                 XXV

Hablaba con su tío Octavio, hermano de su mamá, cuando escuchó los gritos infantiles de auxilio, los cuales llegaron con fuerza y estremecieron, con toda seguridad, a más de uno.

Su tío y él se acercaron hasta la esquina de las calles Independencia y Agustín para ver quién proliferaba aquellos angustiosos alaridos. Al llegar, descubrió que era Ricardo y Juan, quienes de inmediato recibieron ayuda. El padre de Ricardo, Jesús Pérez González, se acercó a ellos, y los niños le dijeron algo que Raúl no logró escuchar pero que lo alarmó al igual que a su tío. Este miedo creció aún más cuando salieron corriendo como si algo les hubiera picado el culo.

—¿Qué sucede? —gritó Raúl, pero nadie se molestó en contestarle. Octavio y él decidieron correr tras ellos, pues alguien parecía necesitar ayuda.

Corri

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