9 de octubre de 1932…Era una tarde de octubre, soleada y cálida. Las tardes como ésta me la tomaba para visitar a mi familia, especialmente a mi hermana de once años, yo tenía dieciséis en ese entonces y la formación de Exorcistas comenzaba a los dieciocho. Como lo sigue siendo hasta el día de hoy, pero en aquella época no estábamos siendo reclutados para una posible guerra humana, solo que todos los jóvenes ingleses a partir de los 16 años debían dar un servicio militar por el bien de la Nación, mi padre me había enviado a participar debido que también formaba parte de la sociedad inglesa, pero teníamos que formarnos antes de partir al frente. Unos días antes de que nos dijeran que trasladaríamos a otro campamento, quise despedirme de mi hermana.Y como tenía un don innato de saber pasar desapercibido y saber cómo volver sin que notaran mi ausencia, me escapé. Éramos de Bristol y por suerte el campamento estaba cerca, así que podía ir y volver. Estaba feliz, con un poco de nostalgia
Al final, Mitchell estaba bien, cuidado por un Cuervo en la Fortaleza, al menos eso es lo que Louis me dijo cuándo mi prueba había culminado exitosamente, o al menos eso es lo que Johanna y Oscar me dijeron aun haya demostrado tener sentimientos hacia la muerte de mi hermano pidiéndole perdón por lastimarlo, sabía que no era necesario. Mi última prueba fue matar a un ruiseñor que cantaba hermoso, incluso su canto me había hecho trizas el corazón; su canto tenía algo que te hacía recordar los bellos momentos de la vida y yo acabé con él, sintiendo como su corazón se iba apagando entre mis dedos. La prueba de control demoniaca fue la más fácil, puesto que un Esencia tiene ese don, e incluso en la creación de un Soldado Elemental me era aún difícil, no por el control, sino que esa había sido la especialidad del Mitchell falso. Pero la había pasado. —Es una prueba, siempre te darán a elegir entre tu familia y tu deber —comentó Oscar cuando me senté a esperar los resultados en un largo pa
Mitchell: Cada gota que caía era más ruidosa que la anterior, cada sonido se intensificaba y el espacio se reducía hasta hacerse cada vez más pequeño al punto que tuve que doblar mis rodillas y éstas chocaban contra mi tórax. El aire se desvanecía, mis pulmones suplicaban por oxígeno, mis ojos rogaban ver la más mínima luz que fuera, no había ninguna. Todo era oscuridad y nada más. Los minutos se convertían en años, las horas en siglos. Mis huesos sentían todo el peso de ese tiempo, mis venas y arterias gritaban auxilio, sentía mis dedos congelarse, quedarse paralizadas, tanto que si la movía, se quebraría como un carbón. Plink… Dolor o no dolor, era casi imposible de saber si percibía algún dolor físico u emocional ¿me había acostumbrado al dolor al punto de ya no sentirlo? ¿De soportar incluso el dolor más sobrenatural habido en la tierra? La necesidad de oxigeno seguía ahí y solía doler, pues tus pulmones no duraban mucho sin esa sustancia vital, no obstante solo era la concien
Rápidamente nos encaminamos hacia la enfermería donde habían trasladado a Mitch, quería correr e incluso volar para llegar más rápido, pero no podía hacerlo. Mi código de orgullo no me lo permitía. Era como ser una hipócrita después de cómo lo había tratado cuando él recién había llegado, temeroso, sin nadie que conociere, no corrí hacia él para recibirlo, viendo su aspecto y la manera en que se comportaba, de que era el verdadero y único Mitchell. Y Schlunk parecía nervioso, aunque no lo demostrara, podía sentir esa carga y no sabía por qué. Por todo lo que yo había llegado a percibir en la Orden, es que todos guardaban secretos, algunos más grandes que otros. —Passmore, Evanson… a mi despacho —se giró de repente hacia la derecha—. Lisa, infórmame de lo que Mitchell diga. Ni siquiera se volteó, siguió caminando como un Dios empoderado y desapareció en la siguiente esquina sin escuchar mi protesta de que yo no era ninguna paloma mensajera; aun él fuera el líder de la Orden. Demian
Mitchell: Fuego, llamas que van consumiendo todo a su paso. Y la veía a ella, arrodillada, rendida, dándose por vencida, dando todo por todos. Lo veía a él, sonriendo de esa manera, con esa chica con mascara de gato a su lado y luego está ese joven Esencia que me hacía ilusiones para calmarme, su nombre, no recordaba.Pero Elisa estaba ahí, al pie del Duque. Y noté sangre en sus manos, sangre en sus mejillas, sus ojos rojos; mucho dolor en ellos. Le grité que no tenía que hacerlo, pero era como gritarle a la nada, no podía perderla de ese modo, le había prometido a mi padre, solo nos teníamos el uno al otro, no tenía que sacrificarse.Desperté, bañado en sudor, otra vez. Al parecer se me estaba haciendo costumbre, mi respiración era irregular y entonces me di cuenta de que el cuervo y mi hermana estaban viéndome fijamente, luego Elisa frunció el ceño mientras se acercaba.— ¿Necesitas agua? —Preguntó levantándose para servir un vaso de la jarra que estaba en la mesita de noche.Asent
El silencio que había entre nosotros era demasiado sofocante aun tuviera mis audífonos puestos ¿Por qué? Mason se había dado a la tarea de no decirme nada desde que salimos. Aunque no sabía por qué estaba de un humor de perro rabioso, con la mirada fija hacia la carretera, y la mandíbula rígida, la mano izquierda sobre el volante de cuero negro y la derecha en su muslo, moviendo sus dedos como si estuviese tocando el piano como un instrumento de percusión. Estábamos vestidos con nuestros uniformes, era demasiado cómodo que no me quejaba, a diferencia del de las escuelas humanas.Entonces, para alivianar mi alma atormentada, saqué mi iPhone e iba a intentar conectarlo al estéreo para escuchar algo de música para los dos y así apagar el silencio cuando él me interceptó con su mano veloz.— ¿Qué? —Refunfuñé.—No música —respondió secamente, clavando sus ojos negros sobre los míos como si se tratara de un cazador estudiando a su presa.Me removí de mi asiento y me centré en observarlo mie
El viento hacía que mi cabello cubriera mi rostro y no pudiera ver casi nada de lo que tenía en frente, pero podía asegurar que esto no era ningún lugar que yo conociere. Estaba en un bosque con neblinas densas y una temperatura que me hacía erizar los vellos de mi cuerpo. Volteándome, una tormenta parecía avecinarse y entonces me di cuenta; estaba dentro de una ilusión. Miré a mi mano que el vampiro había mordido y seguían ahí, dos incisivos bien clavados a mi arteria. Todo había sido planeado, como era de esperarse si ellos trabajaban para El Duque. La corriente de aire pareció menguar y entonces la vi, una mujer alta y delgada, con indumentaria completamente negra y un parche cubriendo su ojo derecho, su aspecto me hizo recordar a Morticia Adams pero con un parche que le daba un estilo más perverso. —Tuve que recurrir a la ponzoña de vampiro para dormir tus poderes y así poder hablar contigo —habló ella mientras yo dudaba si permanecer en mi sitio o atacar. Sin embargo, decidí ob
Narra Mitch:—De niña, mi madre solía decirme que los monstruos sí existen y que son los humanos mismos —decía Irianna mientras caminábamos por el bosque después de que habláramos sobre el Duque.Había decidido darme un recorrido en la mañana en que mi hermana partió hacia una misión. Mi rápida recuperación me sorprendía, pero un anciano llamado Shesina me dijo que eso era lo más normal del mundo. Siendo yo un Inocencia, mi cuerpo era más propenso a curarse más rápido que la de los otros ya que teníamos el don mismo de la curación.Sabiendo que Elisa había salido y que no tenía con quien más platicar porque el chico Andy había salido a una misión, la única persona que me gustaba de su compañía era esta chica que venía caminando a mi lado y Shesina, pero él había tenido que encerrarse para cuidar a un joven Exorcista enfermo.Ella estaba con la máscara encima de su cabello castaño, golpeándole los primeros rayos de luz, en su rostro inocente y hermoso le iluminaba de maravilla, haciend