Dasha PetrovAbrí los ojos ligeramente y me senté de golpe al notar que no estaba en la habitación donde nos habían tenido días antes. O quizá horas, la verdad no sabía cuánto tiempo teníamos secuestradas. Miré a mi alrededor y fruncí el ceño al confirmar que me encontraba en otro lugar, este era mucho más bonito ya que era una habitación ligeramente decorada. Parecía una habitación de hotel, pero no podía saberlo a ciencia cierta. Bajé la mirada hasta mi barriga y cuando intenté acariciarla, me frustré al notar como unas esposas me lo impedían casi por completo. Jalé tan fuerte como pude, pero obviamente sin éxito alguno, por lo que no me quedó más remedio que seguir mirando a todos lados. Me asusté al confirmar que efectivamente estaba sola en la habitación y que Ada no estaba por ningún lado, lo que me puso muy nerviosa al imaginar que tal vez Sergei le había hecho algo malo. —Me alegra mucho saber que ya despertaste, amor mío —su voz me sacó de mis pensamientos y me hizo vol
(Maratón final 1/7)Dasha Petrov Me levanté como un resorte de la cama y con lágrimas en los ojos miré a Alek frente a mí preguntándome si era un sueño o no lo que estaba viviendo. —Dime que no estoy soñando, por favor, dime que de verdad viniste por mí, Alek —toqué su rostro y comencé a llorar al confirmar que era real, que finalmente había venido a rescatarme. Se arrodilló frente a mí, tomó mi rostro entre sus manos y me miró fijamente. —Iría al maldito infierno solo por tí, Dasha, así que no sé porqué sigues dudando de mi presencia —pegó su frente a la mía y cerré los ojos sollozando en silencio. Él se separó de mí, miró mi barriga y sonrió antes de posar sus manos encima de las mismas y comenzó a acariciarla con delicadeza. Dejó un suave beso en la misma y quise detener el tiempo ahí mismo cuando noté como gruesas lágrimas caían por sus mejillas sin cesar. —Hola, cariño, aquí está papá —le susurró a la bebé y sentí que estaba soñando, que nada de lo que estaba pasando era re
(Maratón final 2/7)Alek Vólkov Entré a la asquerosa habitación donde se encontraba el imbécil de Sergei y sonreí al verlo sentado en una silla, atado de manos y pies y con moretones recientes en su rostro. Eso solo significaba que mis hombres habían hecho bien su trabajo, sin mencionar lo que tuvieron que haber hecho Logan y Vlad. —¿Estás cómodo, querido? —llegué hasta donde se encontraba y le sonreí con malicia antes de apretar mis manos en su mandíbula para escuchar sus gritos desesperados por el dolor que obviamente debía de estar sintiendo. Lo solté cuando sentí que ya era suficiente y, para mi sorpresa, noté como él comenzó a reír como un jodido desquiciado. —No tan bien como quisiera, pero no te daré el gusto de verme completamente jodido, imbécil —replicó con furia y solté una carcajada al oírlo. Acto que segundos despues imitó Logan, quién entró en compañía de Vlad a la habitación. Pero decidí ignorar su presencia, pues tenía planes mejores que verles las caras. Ellos p
(Maratón final 3/7)—¿Fue así como te enseñaron a tratar a tus invitados, Vólkov? Creo que te hacen falta modales —se burló Lukyan y solté una carcajada al oírlo porque sabía que estaba más nervioso que nada en el mundo y esa era su única forma de aparentar que todo estaba bien. —Las cosas cambian, Lukyan, así que no esperes una bienvenida con globos y música porque sabes qué es lo que sucederá a continuación —solté con una sonrisa en el rostro y él imitó mi acto. «Rie mientras puedas, imbécil»—¿Y ajuro debías traer a tus perros falderos contigo? —señaló a Vlad, Logan y mis demás hombres, quienes entraron a la habitación segundos después que él. Asentí. —Ja, ya quisieras que fueran unos perros falderos, imbécil —bramé con furia. —Bueno, dejémonos de palabrerías y déjame llevarme a Sergei de acá, vine en son de paz y dispuesto a llevármelo, es uno de mis mejores hombres y lo necesito en mi clan.Solté nuevamente una carcajada al oírlo y negué con la cabeza. —Lastima que ya la mue
(Maratón final 4/7)Dasha Petrov Respiré tan hondo como mis pulmones me lo permitieron y ahogué un gemido cuando sentí una nueva contracción. La bebé no debía nacer en esa fecha, aún tenía ocho meses de embarazo y la doctora dijo que no era recomendable que naciera en ese mes porque sus pulmones no estaban del todo desarrollados, pero parecía que Dios tenía otros planes para mí. —Aguanta un poco más, mi niña, ya casi llegamos —susurró María a mi oído y cerré los ojos al sentir como el dolor venía más intenso. —¿Dónde está Alek? —le pregunté en medio del llanto.—No lo sé, antes de salir de la mansión le pedí a Faddei que lo llamara para que supiera, pero estaba tan al pendiente de tí que no me di cuenta si lo llamo o no. Asentí e inhale y exhalé de manera pausada, sabía que no podía hablar porque eso me lo había dicho segundos antes María, pero necesitaba saber de Alek. Tomé la pequeña manta que me había dado María para tapar mis piernas, ya que me encontraba con un vestido y sin
(Maratón final) Alek Vólkov} 5 años después. Me senté en la incómoda silla de juguete y evite a toda costa verle la cara a Dasha, pues sabía que se estaba burlando de mí y no quería darle a entender a mi hija que me sentía incómodo con aquel vestido de princesa. Ellas obviamente se veían hermosísimas, parecían toda unas diosas, pero yo parecía un tuqueque todo pintado, con peluca y un vestido que le quedaba mejor a la loca de la esquina que a mí. Tomé la pequeña taza de té que me ofreció mi hija y sonriendo con falsedad le di un pequeño sorbo antes de dejarla nuevamente encima de la mesa. —¿Gusta un poco de galletas, princesa rubiola? —me preguntó y estuve tentado a decirle que no, pero al verle la cara a Dasha, cambié rápidamente de opinión y asentí. —Quiero muchas galletas, princesa Aleksandra —le dije con falsa voz de mujer y Dasha ahogó una carcajada. La miré mal y juré que me las pagaría, pues yo debería estar en el campo de golf con Logan, Evan y Vlad jugando un rato, no
(Maratón final)Dasha PetrovAtrapé la pelota entre mis manos y la volví a lanzar al ver como la pequeña Aleksandra sonreía emocionada. La alcé entre mis brazos al notar como venía corriendo hacia mí cuando Toby, el pastor alemán que teníamos como mascota, la comenzaba a corretear. —¿Quién es la princesa de mamá? —comencé a dejar besos por todo su cuerpito y ella reía a causa de las cosquillas que los mismos le ocasionaban.—¡Yo! —gritó cuando finalmente la dejé tranquila. Me levanté del suelo con ella en brazos y María me miró con desaprobación, pues desde hace rato me había dicho que no debía sentarme en el suelo ya que por mi más reciente embarazo eso podría ser perjudicial para mí. Porque sí, nuevamente había quedado embarazada y tenía ya cuatro meses de gestación. La barriga no había crecido demasiado, pero sí lo suficiente como para ser notoria a simple vista. —Te juro que tenía tiempo sin hacer eso, María —le dije entre risas y ella me siguió mirándo mal. —Sabes que es pel
Capítulo especial: Aleksandra Vólkov Le di un último mordisco a la manzana que tenía entre mis manos y lancé lo que quedaba de ella tan lejos como pude. El viento comenzó a soplar, por lo que me agarré fuerte de las ramas del árbol y cerré los ojos, disfrutando de la maravillosa sensación que dejaba el mismo al golpear mi cara suavemente y alborotar mi cabello. Damien, por otro lado, estaba en lo más alto del árbol comiendo manzanas, y aunque me había invitado a estar con él allá arriba, preferí quedarme a mitad del árbol. Me gustaban un poco las alturas pero no a ese extremo. Al abrir mis ojos, noté como el sol comenzó a desaparecer entre las montañas y recordé que ya tenía mucho tiempo fuera de casa, por lo que bajé rápidamente del árbol y me senté en el suelo a colocarme los zapatos. —¿A dónde vas, muñequita? —preguntó él desde las alturas. —A casa, en unas horas caerá la noche y mamá puede molestarse si regresa y no me encuentra en mi habitación —respondí preocupada.A los po