Capítulo 23
El personal trajo rápidamente la pulsera durante un descanso y se quedó esperando a que Elena pagara.

Antes de asistir a la subasta, todo el mundo informaba de su empresa. Si no pagaba, ésta sería demandada por la empresa de subastas.

Elena sólo podía firmar el cheque con manos temblorosas.

En su asiento, unas filas más atrás, Daniel sonrió y dijo: —Qué suerte hoy encontrarse con una compradora de pulseras.

La pulsera valía 40.000 dólares en el mejor de los casos. Antes le había engañado un vendedor de joyas y se había gastado 27.000 dólares más para comprársela a su madre. Sin embargo no esperaba que no le gustara, así que la había llevado a subasta.

Miró a la hermosa mujer que pujaba contra la que había comprado la pulsera. Daniel sintió una curiosidad al instante por Lina.

—¿Por qué me resulta un poco familiar? ¿Quién es? —Preguntó Daniel al jefe de la empresa HB a su lado.

—He oído que se llamaba Lina.

—¿Lina? —Dijo Daniel al pronunciar el nombre. Se aterrorizó al instante
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