El corazón de Antonella se llenó de una gran emoción al escucharlo y le regaló la mejor de sus sonrisas al reflejarse en aquella enigmática mirada color marrón.Iñaki pasó las manos por su larga cabellera, al ver su cristalina mirada, su corazón se agitó. Al tenerla completamente desnuda sobre él, percibió que se efervecía, como nunca antes le había ocurrido, entonces ya no tuvo voluntad, llevó sus manos hacia sus mejillas y acercó con urgencia sus labios a los de ella.La chica correspondió a la forma frenética en la que la besaba, encontrándose con la lengua de él, sus manos se acercaron a la firmeza de su pectoral deslizando sus dedos sobre su magro torso. Se puso de pie unos instantes, para ayudarlo a retirarse toda la ropa que estorbaba. Entonces comenzaron a regalarse grandes caricias, haciendo que Iñaki se encendiera como dinamita pura, ante aquella llamarada de nombre Antonella, quien le regalaba grandes caricias encendiendo una mecha que estallaría en mil fragmentos.Iñaki l
Los labios de Ivanna se separaron en una gran O, y su barbilla tembló.—Eres peor de lo que imaginaba, te aprovechaste de la situación, para sacar ventaja. —Antonella la miró con despreció—, lo que nos han hecho tu padre y tú, no tiene nombre —refunfuñó—, espero que esta sea la última vez que te apareces en nuestras vidas, ¿no te parece que ya nos has hecho mucho daño?Gran cantidad de lágrimas corrieron sobre las mejillas de Ivanna, movió su cabeza negando.—Eso no es verdad, no le creas —dijo a Iñaki—, esta mujer miente, quiere separarnos —sollozó.—Eso no es verdad. —Connor se puso de pie y la miró con desprecio—, Iñaki y tú terminaron hace mucho tiempo, y todos sabemos que no fue él quien se alejó de ti.Ivanna miró a Connor sorprendida.—Mienten —pronunció con dificultad—, nos conocemos desde que éramos adolescentes, no puedes creerles —dijo en un hilo de voz.—Deberías tener dignidad, el amor no se ruega —Antonella expresó con dureza.—Eres una maldita, desgraciada. —Ivanna elev
Andrea descendió de la vieja motocicleta Harley Pink, que solía conducir, se retiró el casco y agitó su cabeza, luciendo su hermosa melena color cobriza. Sacudió sus entallados pantalones de cuero, se dirigió a la gran terraza, que se encontraba adornada con globos metálicos en color dorado y plateado.Quiso saludar a sus papás, pero los observó charlando con unos viejos amigos, el matrimonio Sorni, por lo que buscó con su mirada a sus hermanos, abrió los ojos de par en par al ver a Luna charlando con un apuesto caballero.Con discreción caminó hacia su residencia y fue hacia la cocina, frunció el ceño al observar a un joven abrir la nevera.— ¿Se te perdió algo? —cuestionó con desconfianza.El chico cerró de golpe el frigorífico y fijó su azulada mirada en aquella muchacha, al verla frente a él, pasó saliva con dificultad. —Tu mamá me permitió tomar el mousse de chocolate que tanto me gusta —respondió intentando sonar estable.—Eres tú, Emilio Sarni —Andy rodó los ojos y se acercó p
Iñaki inclinó su mirada color marrón, y recorrió al pequeño con parsimonia. Sus grandes manos temblaron al sostenerlo.—No soy muy bueno con los niños —expresó—, no quiero que se vaya a despertar y se asuste al verme.—Sabrá que eres su papá. —La voz de Antonella se fragmentó—, jamás te tendría miedo —aseguró, al tiempo que volvía a sujetar al pequeño.—Será mejor que me vaya. —Se giró en su eje.—No, no te vayas, no huyas, por favor —suplicó la joven—. Nos has hecho mucha falta, no imaginas cuanto. —Su voz se fragmentó—, charlemos, yo puedo responder todas tus dudas.«No puede escapar de tu destino», aquella voz en su interior, se volvió a manifestar. Iñaki se detuvo en seco al escucharla y recordó haber visto a una mujer de edad mayor, cuando estaba en coma.—Tienes razón, hablemos —solicitó.Antonella resopló con alivio y su mirada se llenó de un brillo especial.Al ingresar al apartamento, Iñaki recorrió con su mirada el lugar, sintiendo una especial calidez en el interior, disti
—Muchas gracias —Antonella se aclaró la garganta y se ruborizó.— ¿Sucede algo? —cuestionó Húnter.La mirada de la chica se iluminó.—Me reencontré con el papá de mi hijo.Frunció el ceño y la miró con extrañeza.— ¿Cómo? —preguntó sin comprender. —¿Él…, no murió? Movió su cabeza, luego de tomar las flores, lo invitó a pasar.—Te presento a Iñaki Alvarado, el hombre por el que se me desgarró el alma al pensar que había muerto.Húnter lo miró a los ojos y se llenó de una gran felicidad por ella, no pudo evitar notar aquellas cicatrices, pero no le tomó ninguna importancia, para él no había nada mejor que saber que Antonella sería muy feliz.—Mucho gusto —expresó con sinceridad.La mirada grisácea de aquel hombre, le pareció sincera a Iñaki, aunque no pudo evitar mirarlo con recelo.—El gusto es mío —dijo con seriedad.—Húnter es un amigo que conocí en Canadá —explicó Antonella para disipar la tensión que se sentía en el ambiente—, ha sido muy amable con nosotros.—No deseo importunar,
Un pequeño grupo musical, amenizaba una soñada celebración, en casa de la familia Alvarado. Desde la habitación, Andy logró hacer que Luna, se retirara sus recatados vestidos, para que usara algo más lindo y elegante, además que le arregló su negra cabellera en delicadas ondas además de maquillarla.—Aún no logro comprender de dónde sacaste la gloriosa idea de hacerte novicia, siendo tan bonita y teniendo el mundo a tus pies —Andy suspiró profundo.Luna sintió un fuerte picor en su garganta.—Para una persona tan ordinaria como yo, sabes muy bien que los hombres que se me han acercado, solo ha sido para burlarse de mí, y no estoy dispuesta a seguir exponiéndome, prefiero estar en la paz que he encontrado en aquel convento —refirió intentando sonar estable.Andy se acercó a ella y la miró a los ojos.—Todo está aquí. —Señaló con su dedo índice su cabeza—, mientras tú no te des cuenta de lo mucho que vales y lo hermosa que eres, siempre se repetirá la misma historia. Siento mucho enojo
Sacudió su cabeza con fuerza y abrió los ojos.—Necesito refrescarme la cara —indicó y caminó hacia la cabina de baño.Antonella caminó detrás de él, entonces chocó con el cuerpo de Álvaro.— ¿Qué ocurre? —preguntó al haber visto aquella extraña reacción de su sobrino.—No lo sé —contestó con preocupación.—Yo me encargo, tranquila. —Como el caballero que era, la ayudó a tomar asiento en una tumbona, sigue con el espectáculo. Alzó su brazo llamando a su esposa.— ¿Qué ocurre? —Alondra cuestionó.—Acompaña a Anto, voy a buscar a Iñaki.Álvaro ingresó al sanitario de caballeros y observó que el joven no dejaba de lanzarse agua con las manos en el rostro, distinguió la vena marcada en su cuello.— ¿Qué te sucede? —se acercó entregándole varias toallas de papel.—No, estoy seguro —Iñaki se irguió para tomarlas y secarse.—Algo en los fuegos artificiales, me ha hecho comenzar a tener imágenes en mi mente, son desesperantes y angustiantes. —Su torso comenzó a subir y bajar agitado.—Vamos
Iñaki caminó a grandes zancadas, buscando con su mirada en donde se encontraba Antonella, su corazón latía agitado, como si estuviese a punto de estallar de su pecho. Su torso subía y bajaba ante el ritmo de su respiración.— ¿En dónde estás? —se preguntó, buscándola entre los invitados, su mirada brilló al verla charlando con Connor, de inmediato corrió hacia ella.*—Te ves hermosa —Connor expresó con sinceridad.—Muchas gracias, también luces muy apuesto, estoy segura que más de una persona estará suspirando por ti. —Dirigió su vista hacia la recién llegada, Alexia, quien se acercó a saludar a Paula María, que estaba con Carlos Gabriel cuidando a sus pequeñas.—Me lastima mucho saber que pronto será la esposa de otro hombre, por la culpa que carga —refirió con pesar. — ¿Será capaz de poder sostener una mentira?, ¿de fingirle amor a alguien a quien dejó de amar? —Presionó sus ojos con pesar.Antonella colocó una de sus manos sobre su hombro.—Speriamo che cu ripensi. —Suspiró profun