Verónika se sentó en el sofá de la sala de estar y contempló el collar de diamantes entre sus manos. Era una pieza de joyería deslumbrante, brillante y lujosa, pero Verónika no podía evitar sentir que su prometido se le había ido la mano al regalarle algo así de valioso.—¿Por qué siempre tiene que exagerar? —musitó Verónika para sí misma, sintiéndose perpleja por la magnitud del regalo. "Habría sido suficiente con un ramo de flores, tal vez un brazalete sencillo si es que quería regalarme una joya. Esto es demasiado". Pensó. Justo en ese momento, Lali, la niñera de Sídney, entró en la sala de estar y se sentó junto a ella. Notó las manos temblorosas de Verónika y su expresión de desconcierto.—¿Estás bien, Verónika? —quiso saber Lali, con una sonrisa amable en su rostro.Verónika suspiró nuevamente y le mostró el collar de diamantes. —Mira esto, Lali. Mi prometido me lo regaló el día de hoy y simplemente no puedo entender por qué fue tan exagerado. Hubiera preferido algo más senci
Sebastián estaba emocionado por pasar otro rato agradable junto a Verónika y su hija. Mientras conducía de camino a su casa, recibió una llamada inesperada de su padre. Su mente se llenó de preocupación, temiendo que algo malo le hubiera ocurrido a su padre. Sin embargo, decidió permanecer en un estado de positividad y no sacar conclusiones negativas antes de siquiera descolgar la llamada.—Padre... —dijo Sebastián.—No vendrás hoy tampoco, ¿no es cierto? —cuestionó su padre con cierta frustración.—Lo siento, pero tengo un compromiso previo. Sin embargo, planeo visitar a mamá más tarde. Te avisaré cuando esté en camino —expresó Sebastian intentando tranquilizar a su padre.—¿La amas? —preguntó su padre de repente, sujetando con fuerza las hojas que tenía en las manos. La expresión de su rostro denotaba sorpresa y preocupación.—¿Qué? —exclamó Sebastián, confundido por la pregunta repentina de su padre.—Que si amas a Verónika —insistió su padre, apretando aún más las hojas. Era evide
A medida que avanzaba la película, Sebastián tomó el teléfono y envió un mensaje a su padre, diciéndole que que hablaría con él despues. Aunque todavía tenía dudas sobre lo que su padre sabía, decidió dejar de lado esos pensamientos por el momento y concentrarse en el presente.Mientras tanto, lo que no sabía es que la maldad era astuta, aún estaba ese sujeto anónimo... Y continuaba moviéndose en la sombra, preparándose para revelar verdades incómodas y desafiar el amor y la confianza que Sebastián y Verónika habían construido. El destino de su relación estaba en juego y solo el tiempo podía decidir que pasaría. Aunque quería quedarse allí, no pudo hacerlo, ya que debía trabajar al siguiente día. Así que, con cuidado dejó el lugar, no sin antes dejar un beso sobre la mejilla de Verónika y un beso en la frente de Sídney, pero procurando no despertarla de su plácido descanso, se miraba tan hermosa durmiendo. No pudo evitar sonreir, inconsciente.***Una vez más, cuando estaba en su pi
Vanessa se quedó mirando el contenido de su taza, no le provocaba beber ni una sola gota de la bebida caliente. Miraba a su alrededor y enfocaba la vista en todos aquellos que llegaban en la cafetería en pareja sonriendo. Al parecer todos la estaban pasando bien y ella era la única con una mueca en lugar de una sonrisa en la cara. —¿Mamá? Era la llamada repentina que recibió su madre, quién sabe dónde estaba, se atrevía a llamarla después de lo que había hecho, era una descarada en todo el sentido de la palabra, no tenía vergüenza alguna, actuaba como si no hizo nada malo. —Hija —chilló, ¿por qué tanta emoción? Se preguntó la muchacha —. No te imaginas todo lo bueno que me ha pasado por estos lares, te voy a devolver el dinero, lo haré en este preciso instante. —¿Qué? —bufó —. ¿debería creerte? Además, ¿por qué le has pedido 30 mil dólares a Verónika? —¿Cómo lo sabes? No me digas que ustedes se hablan. ¡Vaya milagro! —No, deja de decir tonterías que nosotras seguimos distantes.
Ese otro día también estuvo pensando en la conversación que tuvo con su padre no salía de su cabeza las mismas palabras, ves tras vez estaba repitiendo dentro de su cabeza el cuestionamiento y todo el señalamiento que lo puso en a caminar sobre la cuerda floja. Sin embargo cambió la expresión para que su madre no se diera cuenta de sus preocupaciones, en su lugar se obligó a forzar una sonrisa mientras le tendía una bebida humeante. Regina sonrió, siempre lo hacía cuando estaba cerca de él. —¿Le has dado el collar a Verónika? No creí que podría regalarlo, pero ella es la indicada. —Lo hice. A esas alturas, Sebastian sabía que se apresuró demasiado al darle el collar a Verónika. Pero, su madre quería que lo usara para el enlace matrimonial. —Se lo dí. Me comentó que le ha gustado bastante —expresó —. Verónika es una mujer llena de sencillez y habría preferido cualquier otra cosa, pero el collar le ha gustado de todos modos. —Mira nada más como hablas de ella, se te iluminan los
Verónika estaba sentada en su habitación, sumergida en un mar de lágrimas y sollozos. El dolor, tan terrible como siempre, parecía haber encontrado un hogar en su corazón destrozado. Los recuerdos de lo que una vez fue una relación amigable con su hermana Vanessa la invadían, aumentando su tormento.De repente, sus gemidos llegaron a oídos de su pequeña hija, que jugaba en el cuarto contiguo. Intrigada por los sonidos de la tristeza materna, dio unos pasos tímidos hasta la puerta y escuchó atentamente. No entendía por qué su mamá estaba llorando sin control, pero podía sentir la desolación en cada uno de los sollozos que se escapaban de sus labios.Verónika se preguntaba cómo había llegado a este punto. Un nudo de tristeza se formaba en su garganta mientras reflexionaba sobre los eventos que habían llevado a la ruptura de su relación con su hermana.La traición seguía atormentándola, perforando sus pensamientos como una daga afilada.A pesar de que Verónika intentaba encontrar la mane
Sebastian caminaba con pasos decididos hacia la casa de Verónika, llegó a la puerta de la mujer y respiró profundamente antes de tocar el timbre. La puerta se abrió y Verónika apareció frente a él con una sonrisa cálida en su rostro.A pesar de que Verónika había estado bastante decaída por la aparición de su hermana y todo lo demás, ya se miraba más animada, por supuesto nada de eso lo sabía Sebastian, tampoco se pondría al tanto porque ella no lo iba a contar. —¡Sebastian! —Saludó al verlo, estaba emocionada de mirarlo en realidad —. Me alegra verte. Sé que siempre estás trabajando, por cierto, siento mucho si no te avisé que no iría a la compañía. —Yo tampoco he ido, ¿me meteré en problemas con el jefe? —inquirió en broma y ella sonrió. Sebastian le devolvió la sonrisa y la tomó de la mano. —Verónika, necesito decirte algo importante. ¿Podemos sentarnos?Sin esperar respuesta, entraron a la casa y se sentaron en el sofá. Sebastian tomó una de las manos de Verónika entre las su
Más temprano de lo acostumbrado,se levantó, así le daría tiempo de hacerle el desayuno a Sídney, antes de irse al trabajo. Revisando el armario se dio cuenta de que no sabía qué ponerse ese día, ella no solía encontrarse con un dilema pero ahora con la mente nublado de tantas cosas, ni siquiera sabía que elección hacer. Al final escogió algo sencillo y se apresuró. —¡Lali! Agradezco que hayas llegado más temprano de lo acostumbrado, incluso cuando me desperté temprano, el tiempo se me ha ido de volada. La Niña todavía sigue en la habitación durmiendo, también dejé desayuno listo para ambas y te doy permiso de llevarla al centro comercial. Ten, dinero para que le compres algo. —Vale, espero que tengas un buen día. —¡Gracias! *** Mientras avanzaba lentamente por las calles abarrotadas, Verónika se sentía cada vez más frustrada. El reloj en el tablero del auto marcaba inevitablemente los minutos que se iban agotando para llegar puntual a la compañía. Las luces rojas parecían interm