Capítulo 29

S A R A H H A L E ✨

Sin Alissa en casa, todo se siente más caótico, más pesado. Las mañanas son un torbellino de tareas y responsabilidades. Hoy me levanté incluso antes de lo habitual, con los ojos hinchados por el cansancio y la alarma interna zumbando en mi cabeza. Preparé el desayuno mientras el sol apenas se asomaba en el horizonte.

El olor a café recién hecho y tostadas llenaba la cocina, pero no lograba calmar el agotamiento que me recorría. El sonido de pequeños pasos corriendo por el pasillo me puso en alerta: los niños ya estaban despiertos.

—¡Mamá Sarah, a mí no me gustan las fresas! —se quejó Tristán, arrugando la nariz cuando vio su plato.

Suspiré y forcé una sonrisa mientras le cambiaba las fresas por uvas, que sabía que le encantaban.

—Ay, nene… lo siento. Ya está, ¿mejor?

Tristán asintió con una sonrisa tímida. No era culpa suya; tenía derecho a sus preferencias. Pero, cuando llevas días haciendo malabares con todo, pequeños contratiempos como ese se siente
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