Suspiro saliendo del chat viendo que la mujer es muy orgullosa, sonrío y Mike me mira confundido, pongo mis antebrazos en mi escritorio y lo miro.
— Mike, haz lo tuyo — asiente y sale del despacho, doy media vuelta en la silla mirando la luna de la noche — No quisiste por las buenas… será a mi manera entonces… — suspiro.
Viernes, 06, octubre, 2023.
Miro el video que me han pasado donde se veía claramente que el chico al que mate estaba robando la mercancía, aunque lo mate antes de que me dijera toda la información ya tengo todo lo que tenía que saber.
— ¿La mafia rusa? — pregunto mirando a la chica frente a mí que tenia sus botas sucias en mi escritorio, mastica su chicle y asiente.
— Al parecer el chico fue mandado por la mafia rusa pero no sé si es una amenaza u otra cosa, ya que los rusos trabajan de una manera muy extraña, ya sabes, también averigüé que tu abuelo tenia alianza con esa mafia y esto — me pasa un papel, lo tomo y empiezo a leer su contenido.
— ¿Casamiento? — pregunto mirándola quien asiente con los brazos cruzados.
— Correcto, el viejo había firmado ese acuerdo antes de matarse, la mafia rusa tiene una hija de 25 años, es muy… consentida pues — niego suspirando — No hay manera de revertir el contrato ya que si se rompe… te tienes que dar a la policía criminal federal de Alemania por todas las atrocidades que hicieron tu sangre, a alguien tienen que meter preso — se encoje de hombros como si la información que me acaba de decir fuera nada.
— Ok, puede que no tenga las manos limpias, pero no me pueden culpar de crímenes que yo no hice, que gente tan intensa — me mira sabiendo algo pero niega levantándose de la silla.
— Como sea, eso es todo lo que averigüé — pone su mano ante mis ojos, saco fardo de dinero, chilla emocionada por la plata — Gracias, Sugar Daddy — ríe y se va, niego.
Alexandra, es mi hacker personal, apenas tiene 16 años, le pago por los servicios e investigaciones que hace, es una pequeña genio, la hija de Mike.
El teléfono suena.
— Jefe, hemos aterrizado en Alemania pero hay unos cuantos inconvenientes… — ruedo los ojos.
— Ve al punto, Mike — suspira.
— No encontramos la oportunidad de que la mujer este completamente sola, siempre anda con su amiga y al parecer saben de qué la hemos estado siguiendo — me levanto de la silla.
— Haz lo que tengas que hacer, Mike — cuelgo y lanzo el teléfono junto cuando entra Alex — ¿Qué quieres? — pregunto.
— Olvide darte esta información de la mujer que sigues — me la deja en la mesa y se va rápido sin esperar respuestas algunas.
(…)
Pongo mi nuevo teléfono delante de Alex que se encontraba pintándose las uñas en el comedor, me mira y luego mira la pantalla de mi móvil.
— Quiero que te deshaga de ella lo más pronto posible ya que tu inútil padre no sabe solucionar algo tan rápido — la morena suspira y me mira con sus intensos ojos de gatos.
— Daddy… te va a costar unos 10 mil euros más y… — pongo un fardo de dinero junto a una nueva laptop de una marca reconocida.
— Haz lo que tengas que hacer, pero haz que esta mujer se separe al menos por 2 horas — suspira mirándose las uñas ignorando mi propuesta — Bien, convenceré a Mike de que te deje ir a esa fiesta… — me mira otra vez — Y te daré mi moto — parece interesarse más no dice nada — No puedo darte más nada, niña, no abuses — asiente tomando mi teléfono y sacando el suyo, escribe algo con rapidez y me regresa el teléfono.
— Más te vale que hagas lo que prometiste o hackeare tus cuentas bancarias y dejare de proteger tu localización — se levanta llevándose la laptop junto al dinero, en eso sale la doña de la cocina con los brazos cruzados, al parecer escuchó todo.
— La tendré vigilada, no dejare que nada le pase, Doña — entre cierra los ojos y me acerca — No se preocupe, ella es capaz de defenderse por sí misma por nada le ha enseñado el mejor — suspira y salgo de la mansión al patio en donde aterriza un helicóptero en la pista que hay.
Del helicóptero baja una mujer con trajes blanco con ayuda de dos hombres, una vez frente a mí me mira y entra sin decir nada, los hombres se quedan afuera y entro, Marta me mira esperando alguna orden.
— Que Alex no entre al despacho — asiente y entro al despacho viendo a la mujer parada delante de la ventana.
— ¿Dónde está? — pregunta la rubia de labios rojos, me siento en el sofá después de cerrar la puerta. — Será mejor que hables rápido, no tengo tiempo para suspensos — ruedo los ojos, me sirvo un vaso de whisky, la miro ofreciéndole y niega, saca un cigarro, me levanto y saco mi encendedor — Gracias, querido — me vuelvo a sentar y tomo de mi vaso.
— Alejandra, si preguntas por Mike, se encuentra haciendo un trabajo — me mira esperando más información — No te diré más nada, son mis asuntos personales — suspira el humo y se sienta en la mesa.
— Entonces… ¿Para qué me llamaste? — le señalo una carpeta en el escritorio, lo toma poniendo el cigarro en su boca manchando este con su labios — Vaya, tu abuelo no perdía el tiempo — ríe falsamente, deja el documento en el escritorio y se cruza de piernas — No sé nada al respeto de esa información, ya no tengo nada que ver con la mafia turca menos con la rusa, muy bien sabes que apenas se murió el viejo desaparecí — tomo un trago.
Alejandra era una de las pocas mujeres de mi abuelo, tuvo dos hijos de los cuales que se murió el que iba a heredar toda la fortuna de mi abuelo y al morir todo quedó a mí ya que su segundo hijo es un bastardo quien es Alex, hija de Mike, mi abuelo casi la mata si no fuera por Mike quien lo mató, claro tuve que cubrirlo por semi mano derecha, sino fuera por Alejandra que solo le importa el dinero y el sexo, nunca se hubiera involucrado con nadie de la mafia.
Mike la odia por abandonarlo con una bebé de meses.
— ¿Cómo esta ella? — pregunta por Alex, me quedo callado, la morena piensa que su madre murió en el parto — Aun le mienten con que estoy muerta, ¿No? Son tan patéticos los dos — tira el cigarro al piso y lo pisa apagándolo — Por lo que sé, es una adolescente con increíble genio, la haz criado como tu propia hija, ¿crees no sé?
La miro molestándome.
— Ya puedes largarte, Aleja — sonríe quitándose el sombrero blanco, puede ser una mujer hermosa con cara de ángel pero es un demonio más.
— Fue un gusto volverte a ver después de 10 años — abro la puerta y Alex pasa frente a mí, me mira y mira tras de mí, frunce el ceño, trago saliva esperando que no se ponga de curiosa por saber quién es la mujer o sino tendré problemas con Mike.
Doña Marta aparece y se la lleva con la excusa de que la necesita para algo.
— ¿Es ella? — pregunta la rubia tras de mí — Responde, Vilmez, no hagas que hable con mis hombres — suspiro y la miro sin salir del despacho.
— Es ella pero no te puede acercar a ella por nada del mundo, tienes prohibido por más que seas su madre o lo que te queda de madre — rueda los ojos apartándome de la puerta, se pone el sombrero.
— No eres el único que quieres protegerla, por más que sea alguien ausente en su vida, no le quitare el ojo, con permiso, señor Vilmez — se va, entro al despacho, miro por la ventana y veo que entra al helicóptero yéndose.
— Estoy más que seguro que Mike me romperá algún hueso — la puerta se abre mostrando a Marta — No te preocupes, ella no tiene ningún interés en quitárnosla, porque si lo hace, hay guerra — la miro y asiente respirando con calma.
— Mi niña no deja de preguntar por la mujer — me siento.
— Dile que es solo una vieja amiga — asiente y se va cerrando la puerta, solo espero que no le dé curiosidad porque ahí si no sé cómo pagar su silencio.
(…)
— Eres un… — dejo de escucharlo por un momento sabiendo las cuantas groserías tanto en español como en turco y alemán me dirá — ¿Cómo te atreves a invitar a esa….? — sigue con sus groserías y suspiro.
— Cálmate, no podía salir de la mansión y necesitaba hablar con ella de unos asuntos serios — explico pero sigue con sus ofensas en otros tres idiomas más — ¿Calmado? — pregunto.
— Que sea la última vez que la invitas, no quiero verla cerca de mi hija, porque juro que la mato, la mato, me vale todo si es la madre de Alex, me vale — escupe enojado.
— Entiendo, por cierto está que arde, eh — gruñe, sonrío — Tú la vieras, tremendo monumento — no dice nada pero sé que está molesto, es más que obvio que la sigue amando.
— Cállate, Aslan, me vale si eres mi jefe o no, cállate — río con ganas.
— Una pregunta, Mike — miro la botella.
— Habla…
Suelto un pequeño gruñido al sentir una luz pegarme en mi rostro y al moverme en la cama no puedo evitar estirarme, con mi mano intento buscar la presencia de Mary, pero al no sentirla abro mis ojos viendo que ella no estaba allí. Se me hizo de lo más extraño que no estuviera durmiendo, busco mi teléfono y observó que era las 8:27am… Suelto un pequeño gruñido al ver que mi amiga abrió las cortinas y justo en ese momento ella entra a la habitación con una enorme sonrisa, no puedo evitar verla con mi ceño fruncido.— ¿Qué tienes?… ¿Por qué tan alegre?… — Le pregunto estirando mi cuerpo y levantándome.— ¡Adivina! — Me dice emocionada, yo niego con la cabeza sin saber qué responder. — ¡Adivina, anda!— Henry Cavill se casará
— Una pregunta, Mike — miro la botella con detalle.— Habla…— ¿La tienes? — pregunto curioso, suspira.— La tenemos, jefe — sonrío feliz por un momento.— Haz hecho un buen trabajo, espero que no le hayas hecho algún rasguño — cuelgo bebiendo de la botella, miro el techo de mi despacho mientras el sol sale haciendo que los rayos de luz choquen junto a mi rostro.Cierro los ojos por un momento y puedo verla caminar hacia mí, estamos en mi despacho, puedo sentir su olor y sus caricias hasta su respiración chocar contra mis labios, sin evitarlo la beso sintiendo un dulce sabor a pesar de que odie los dulces, su sabor me encanta. La tomo de las caderas y sin darme cuenta esta en ropa interior frente a mí.— Aslan… — susurra en mi oído — Aslan… — vuelve a llamarme — ¡As
Aún mis ojos se encontraban cerrados, me sentía mareada y sentía que estaba en constante movimiento. Nuevamente las ganas de llorar se apoderaron de mí, cuando por fin abrí mis ojos no podía ver nada, tenía puesta una gran tela en mi cabeza de color negra. Aunque fuera fina solo podía ver siluetas a mi alrededor, intenté mover mis manos, pero estás se encontraban amarradas detrás de mí al igual que mis pies. En mi boca también se encontraba una tela que me impedía grita por ayuda, aunque sabía que de todas maneras no serviría de nada porque nadie me escucharía.— Kalkmış gibi görünüyor, Mike. — ⟨Parece que se ha levantado, Mike.⟩ Escucho como un hombre estaba hablando en otro idioma al que yo ni podía entender, me quedo callada y sin moverme pensando que si sabían que estaba despierta me harían alg
— Sé que sola no está — me mira sin comprender mi frase.— ¿Cómo sabes que mi hija no está sola? — suspiro mirando la ventana — Respóndeme, Aslan — lo miro — Aleja… — asiento confirmando — Esa idiota — patea el asiento de copiloto maldiciendo en otros idiomas.— Ella no está interesada en Alex pero eso no quiere decir que no la dejara sin protección — suspira, la camioneta se detiene en un territorio abandonado con unos cuantos arboles a los alrededores, no era primera vez que Alex estaba aquí. Reviso mi teléfono y salgo del carro, la llamo y me responde al momento — Sé que escapaste de la mansión, pequeña chihuahua, tu padre está en el auto, piensa bien en lo que harás — cuelgo y a los minutos ella se nos acerca, miro como esta vestida y niego.— Fui muy si
Estar allí encerrada sin poder encontrar ninguna salida hacían que mis energías bajarán, durante todo ese tiempo me habían dado una sola comida, pero tenía tanto miedo pedir algo a los hombres que estaban afuera que solo me quedaba entre las sabanas pensando en si mi amiga Mary ya sabía sobre mi secuestro.¿Cómo estará ella?…¿Estará bien?…Nuevamente las lágrimas salen de mis ojos, me sentía una completa inútil sin poder hacer nada. Mis ojos me ardían a más no poder pidiéndome que dejará de llorar y los dejara descansar, pero tenía tanto miedo dentro de mí que solo podía llorar. Observó las puntas de mis dedos en los cuales mis antiguas uñas largas estaban rotas y con sangre seca alrededor, no me había detenido en intentar abrir la puerta por dónde entro Alex. No me impo
Camino a mi despacho y me siento en la silla, miro el lugar pensando en qué hacer para verla sin que termine asustada, la puerta se abre mostrando a Lou, lo miro esperando que diga algo y suspiro.— Joven amo, el señor Acosta será recogido el sábado por la noche — avisa refiriéndose al español, asiento y miro la ventana, ya pronto iba a ser la hora del almuerzo — ¿Comerá aquí o en el comedor? — pregunta leyéndome la mente.— En el comedor… dile a doña Marta que la mujer también comerá en el comedor — asiente yéndose, me levanto y salgo para subir a mi habitación y bañarme por completo, una vez bañado y cambiado de ropa bajo al comedor donde veo a Alex a un lado de la pelirroja cuyo nombre aun no sé, ella me mira entrar poniéndose nerviosa al instante.La ignoro sentándome fren
Alex se había quedado conmigo en todo día y de verdad agradecía de corazón lo atenta que era, me había ayudado con las heridas que me hice en los dedos y también me había buscado ropa y así me pude cambiar a algo más cómodo. Aunque viendo bien la ropa, sentía que la había comprado. La puerta de mi habitación se abre y veo que es Marta quien me sonríe para luego ver a Alex.— Aslan onunla yemek istiyor, yemeği hemen servis edeceğim, lütfen ona katılın. — (Aslan quiere almorzar con ella, serviré la comida de inmediato, acompañarla por favor.) — Veo como Alex asiente con la cabeza y Marta sale de la habitación.— Agatha, iremos a almorzar en el comedor. Ven conmigo... — La morena me toma de la mano para guiarme hacia fuera de la habitación, pero yo no me muevo.&mda
— ¿Español? — pregunto a la nada. Suspiro mirando el diccionario en mi cama, me cambio con ropa cómoda y me siento en la cama mirando el diccionario de turco a español y español a turco, doble uso.La puerta es tocada.— Pasa... — digo mirando con curiosidad el contenido, Mike me mira y luego al pequeño libro en mis manos.— Conseguí el martillo... y unos lentes protectores por si lo necesitas — se detiene — ¿Qué lees? — tiro el libro tras de mí, cruzándome de brazos.— Nada... qué bueno que lo conseguiste... — me levanto de la cama y tomo el martillo, camino por el pasillo hasta la habitación, miro por un momento a Agatha mientras Mike me sigue con curiosidad, entro y lo primero que golpeo con el martillo es la cama.El grito de Mike se escucha en toda la ha