Una noche más que la paso en una cama que no conozco, con una mujer que no es ella, que no me besa como lo hacia ella, que no me acaricia de la misma manera en que lo hacia ella y mucho menos es capaz de hacerme sentir las cosas que ella provocaba en mí. En definitiva, ninguna mujer es como ella, pero ella ya no está… Hace tiempo que se marchó de mi vida sin darme ninguna explicación después de aquella discusión que hizo que saliera de nuestra casa con sus ojos llenos de lágrimas.
Hace exactamente dos años que busco su aroma en el viento, que intento encontrar su mirada verde entre la gente que vaga por las calles de San Francisco y de cualquier otra ciudad que visito, esperando encontrarla, pero aún no lo consigo. Necesito tener una explicación de por qué me dejo así, preciso saber si las fotografías que me enseño Fernanda eran ciertas, si realmente me engaño, y de ser así necesito saber por qué cuando juraba decir que me amaba tanto. Me urge saber por qué después de todos los momentos que hemos vivido juntos e incluso de estar comprometidos se fue de mi vida de esta forma dejándome completamente destruido. Su adiós me dejo lleno de historias llenas de tristeza que se convirtieron en esos best sellers que la gente adora, todo lo contrario de cuando estaba a mi lado que me inspiraba a escribir historias felices donde el amor tenía su nombre, su rostro, su figura...
La mujer que tengo a mi lado se despierta a media noche intentando que la ame nuevamente, pero lo de hace algunas horas no ha sido amor, lo que ha sucedido ha sido simplemente otra noche de sexo desenfrenado, sin ataduras y sin sentimientos como tantas otras que son las que me hacen sobrevivir a este naufragio. Evitándola por completo me levanto de la cama y comienzo a recoger mi ropa del suelo para después vestirme. Una vez que estoy listo, abro la puerta de esta habitación de hotel y me escabullo camuflado con mi gorra y lentes de sol intentando que nadie se entere que el famoso escritor Iker Dos Santos, estuvo aquí.
[…]
Llego a mi departamento ubicado en una de las calles principales del centro de San Francisco y allí está mi hermana Carolina quien vino a visitarme desde Los Ángeles, esperándome. La miro y sin que ni siquiera haya pronunciado una palabra, sé que me espera otro sermón.
—Iker, ¿Qué son estas horas de llegar? — me pregunta tal y como lo hacia nuestra mamá cuando éramos pequeños.
— Carolina, quiero que sepas que ya no soy un niño, digo… por si no te enteras. — le digo un poco enfadado y se que ella no tiene la culpa.
Ella me mira seria y conozco a la perfección lo que eso significa— si te pregunto porque llegas a estas horas no es porque crea que eres un niño, te lo pregunto porque hace exactamente dos años que estas tirando tu vida a la basura y ni te enteras. Entiendo que la partida de Vera te haya dolido, pero ya va siendo hora de que lo superes, ¿no crees? — me dice en un tono de voz bastante alto.
— ¡¿Qué lo supere?! ¿Cómo quieres que supere que me abandono sin ninguna explicación? por si no lo sabes, nuestra boda era en dos semanas. — le respondo y nuevamente el dolor cala hondo. — ¿No te das cuenta de que era el amor de mi vida? Estuvimos tres años juntos, teníamos muchísimos planes juntos, incluso soñábamos con tener hijos, ¿No entiendes? — intento explicarle.
— Iker, yo entiendo todo lo que me dices, pero ella se fue. — me dice queriendo que entre en razón —ella te dejo, es hora de que te enteres que solo te quería por tu dinero, que quería sus cinco minutos de fama siendo la prometida del famoso Iker Dos Santos, uno de los mejores escritores de la actualidad, creo que deberías pasar de página. — me sugiere.
— No sé si pueda—respondo cabizbajo.
— Sera mejor que lo intentes, no quiero verte así. — insiste.
— No tengo ganas de hablar de esto ahora, tengo una firma de libros mañana e incluso ira un importante empresario dueño de una de las mejores editoriales del país y será mejor que me vaya a descansar. — informo mientras voy caminando hacia mi cuarto.
— Continua con esa actitud y veras que solo terminaras acabando con todo, incluso con tu carrera. — me grita a la distancia.
Entro a mi cuarto pensando que mi hermana tiene razón, mi vida se ha vuelto un desastre, pero, necesito cerrar este capítulo en mi vida para poder volver a empezar. Hace dos años que lo intento y hace exactamente ese mismo tiempo que no lo consigo.
Me acuesto en mi fría cama la cual fue testigo de muchas noches de pasión junto a ella e intento dormir para continuar con mi vacía vida de escrito famoso que ya no sabe ni siquiera quien es su musa, lo único que siente es que su recuerdo está presente a cada paso que da.
Mi publicista Carla y yo estamos en la SUV rumbo al local de libros y música donde se llevará a cabo la firma de libros y al llegar, entramos por donde se nos han indicado y me piden que espere en un pequeño salón ubicado en la trastienda del local hasta que llegue la hora de salir. Me siento en el sofá que hay aquí y comienzo a revisar las redes sociales para leer un poco lo que viene diciendo la gente de mi último libro. Las criticas pueden hundirte o hacerte sentir en las nubes, pero tengo la sensación de que, si ella hubiera estado siempre conmigo, nada de todo eso me importaría.Carla entra a la pequeñ
Paulina prácticamente me jalo del brazo hasta traerme a su habitación y yo no entiendo nada de lo que sucede, «¿qué fue lo que me perdí?» Cierra la puerta detrás de ella y me empuja hacia la cama haciendo que me siente en el borde de la misma.—Créeme que si te traje hasta aquí no es para que pasemos otro rato de desenfreno. Divago por las calles de San Francisco necesito pensar…Las palabras de Paulina dan vueltas en mi cabeza una y otra vez. La mujer que yo ame y si, sigo amando a pesar de que intente odiarla con todo mi ser al creer que me había abandonado, perdió la memoria de todo lo que hemos vivido juntos «¿Cómo puedo hacer para recuperarla?¿Cómo la convenzo de que no se case con Mario?»Observo la tarjet4
(Al día siguiente)Estoy sentado sobre la escalinata que se encuentra en la entrada del edificio donde viven Paulina y Vera, y como no tengo el celular de Paulina, la única manera de hablar con ella nuevamente es esperándola aquí.
Camino detrás de Vera quien me está llevando hacia su cuarto para que podamos hablar a solas y yo no hago más que observarla y darme cuenta que sigue con esos andares que me han vuelto loco cuando la conocí. No sé cómo hare para controlar las ganas que siento por volver a sentir sus labios sobre los míos, las ganas de volverla a acariciar, de amarla... «¡concéntrate Iker!» me reclamo a mí mismo. (2 días después)Fueron los dos días más largos de mi vida desde que recibí su mensaje diciendo que si vendría a Miami conmigo. Estuve ansioso, nervioso y contando las horas todo este tiempo. Ahora, por fin estoy afuera de su departamento dentro del taxi esperando a que ella baje para ir al aeropuerto y partir rumbo a Miami.No aparto la vista de la entrada d7
Salgo de la casa y la veo sentada sobre la acera con sus manos sujetando su cabeza. Me acerco a ella lentamente y la observo intentando entender si se siente mal o es simplemente el shock de la noticia y con muchísimas dudas, me siento a su lado manteniendo una distancia prudente y continúo mirándola, parece estar muy confundida.— Por favor perdóname ¿Quieres que llame a Amanda? ¿Te sientes bien? — le
Sigo aquí sentado a su lado en el borde de la acera, llevamos así al menos diez minutos y ninguno de los dos ha dicho absolutamente nada. Se claramente que en estos instantes, su mente es un caos, pero debo sacarla de ese lugar, debo intentar que recupere la calma.— Vera, preciosa, ven vamos a casa. — le propongo