Dormius realizó el preparado de Lavanda roja, hiedra y jengibre. Era una mezcla inofensiva, una especie de perfume en un frasco pequeño. Solo rociar un poco impregnaba de la fragancia a quien fuera rociado. La persona que poseía el perfume iba contagiando del aroma a todo aquel con el que estuviera en contacto.Era un virus leve, lo único que hacía, era encontrar el lado oscuro y sacar un instinto más primitivo. No se usaba esa fragancia normalmente, podía generar la ruina de un reino si desestabilizaba sus mentes. Además, Dormius sabía que utilizar aquello era peligroso, la hiedra a veces era contraproducente y activaba la furia de los lobos que se hacían incontrolables.Tenía que correr el riesgo porque la guerra se avecinaba. Si activaba la malicia escondida en los rebeldes, quizás pudieran destruirse entre ellos antes de tener que enfrentarlos.El viejo lobo sabía que la naturaleza de Jimmy iba siempre inclinada hacia la piedad. La influencia de él hizo que Athius fuera mucho más
LumenNo podía creer que ella estuviera diciendo esas palabras. Seth bajó los ojos al suelo para luego mostrar su ira.—¿Crees que puedes hablarme, esclava? —preguntó Seth, acercándose a Wendy con los ojos enrojecidos por la ira.Seth no tenía paciencia ni ninguna clase de piedad, podía ahora matarla sin remordimiento solo porque no le agradó lo que dijo. Maldita sea, pero eso le afectó, lo pude ver en sus ojos, aunque lo disfrazara con furia.Wendy no retrocedió al verlo acercarse a pesar de que le podía hacer mucho daño. Sonrió mirándolo hipnotizada.Él estaba a punto de empujarla cuando algo lo hizo estornudar. Entonces volvió hacia mí. Se veía tan increíblemente fuerte, sus ojos cambiaron a un color negro profundo. Pensé que me abrazaría o me tomaría entre sus brazos.Por el contrario, me arrinconó contra la cama, subiéndose arriba de mí para inmovilizarme.—¿Es cierto lo que dijo? —me preguntó, mordiéndome el cuello con fuerza.Solté un alarido de dolor. Seth expedía un aroma ext
Narrador—Algo está sucediéndoles a todos… —murmuró Sam, aferrándose a Zack, estaba completamente horrorizada de lo que sus ojos acababan de presenciar.Jimmy intentó besarla, Seth estaba comportándose de un modo agresivo y ni hablar de Wendy. Zack miró a la pelirroja con incredulidad.—Todos son extraños, caperucita, siempre lo han sido. —le guiñó un ojo y la llevó del brazo al cuarto donde los dos se cambiarían para el banquete.—Pero es diferente, es como si fueran malvados. —Sam miró el interior del cuarto, sobre la cama había una caja con un moño blanco, era un obsequio.Zack entrecerró los ojos con suspicacia y sonrió, entregándole el paquete.—Es un banquete, debes ir vestida como una princesa, no como una sirvienta. —dijo él, en secreto, había hurtado uno de los vestidos de las modistas. —Sam, todos somos malvados, somos de la manada real. ¿O lo olvidaste?La malicia brilló en sus ojos y se acercó a ella, pasando su mano por sus hombros y palpando la suavidad de su piel. La ay
En su cuarto, Lumen se colocó un vestido de color rojo que resaltaba su figura y peinó su cabello con bucles ordenados, en un peinado delicado. Su maquillaje fue sutil, porque Wendy no se ofreció a ayudarla. Se observó en el espejo un rato antes de colocarse los zapatos para salir. No podía creer que estaría en el banquete con los demás miembros de la manada real. Era como si fuera una tregua por parte de la reina. Ahora, que en unos pocos días se desataría una guerra. Pensó en Rosé, en la promesa que le había hecho. Ella debía estar recuperándose poco a poco. Su deber era extender el tiempo para que su recuperación fuera posible. Saber la verdad y tener que guardar el secreto no era una tarea sencilla.Y luego pensó en Seth, enfadándose. Sus mejillas enrojecieron. No soportó que le hiciera esa escena de celos.—Debería confiar en mí. —apretó los puños, la rabia por las palabras de Wendy opacó todo lo demás. —Yo estoy haciendo todo por él y su familia…No quería ver a Wendy en el ban
LumenEl viento me había prácticamente empujado dentro de este cuartillo. Al ver a Athius, estuve a punto de salir corriendo de allí, de no haber sido por los árboles que cayeron en la entrada, hubiera podido escapar.Maldita sea, no pude reconocer su olor aquí, como si el viento se lo llevara todo.—Estás ebrio. —reconocí, mirándolo con temor y un odio creciente.Odiaba como me trataba y como pensaba que yo era una escoria por el solo hecho de no ser de sangre real. Me hizo sentir como lo peor después de pensar que podíamos ser amigos, cuando estuvimos en mi viejo territorio.Athius sonrió achinando los ojos. Escondió su cara con sus manos y soltó una risa. Era evidente que nada le importaba, era un idiota. Me estaba enojando mucho, últimamente, desde que Jimmy apareció en el cuarto interrumpiéndonos a mí y a Seth, no lograba controlar ninguna de mis emociones.—Deja de apretar el puño, ambos sabemos que no puedes golpearme. —el se puso de pie, tambaleándose, se acercó a mí y me miró
LumenRosé tomó a Belcekar de la mano y le indicó que la siguiera hacia el interior de una cueva. La nieve estaba cubriendo los caminos.Miré a Athius, podía notar que estaba incómodo porque el tampoco comprendía porque estábamos viendo esto. El enojo que tenía en mi cuerpo porque el me hubiera besado era confuso. Como si una parte de mí si estuviera esperando que me besara desde la primera vez que lo vi. Borré esos pensamientos de mi mente.La escena que contemplamos al acercarnos a la cueva hizo que Athius se diera media vuelta. Belcekar dejó desnuda a Rosé y estaban envueltos en una pasión que crecía. Los dos parecían desesperados por estar juntos, por saborear cada parte del otro.—Esto es una maldita broma. —soltó Athius, queriendo soltar mi mano, pero algo lo detuvo.La voz de Belcekar se impuso.—Kyra se marchará de la manada, ella no se compara contigo, deseo hacerte mi luna. —dijo el rey, hablaba con tanta libertad porque allí no había nadie oyéndolos.Con excepción de nosotr
PoV AthiusEntré al castillo para dejar de sentir el aroma de Lumen. Esa chica tenía la capacidad de perturbar a mi lobo de una manera demasiado incontrolable. El deseo que sentía por ella era tan difícil de manejar que cuando estuvimos juntos no pude evitar besarla. Si no hubiera hecho el máximo esfuerzo, hubiera intentado algo más y eso me traería problemas. Lumen era una posible traidora al igual que Seth. Lo vi en la visión de las llamas, cuando ella atacaba a mi madre. La visión del pasado que experimentamos juntos cuando la besé me dejaba confundido. Reconocí que esa mujer era la madre de Seth porque tenía sus ojos que cambiaban de color y eso no era un rasgo común. Mi padre le fue infiel a mi madre. Eso no era algo extraño en los alfas, porque un alfa podía tener la cantidad de mujeres que deseara, pero que quisiera echar a mi madre de su puesto como Luna era de lo peor.“Puede que solo haya sido una ilusión que creó Lumen para engañarnos” le dije a mi lobo.“No fue una ilusió
LumenSeth se quedó de pie en la entrada el cuarto, observándome fijamente, podía traspasarme solo con la mirada. Sus ojos estaban oscuros, su mirada severa me hacía erizar la piel. Solo me miraba, no decía palabra alguna, eso me estaba haciendo poner todavía más nerviosa.—Estuviste bebiendo. —noté, el aroma me llegó a la nariz, estaba recuperando poco a poco el olfato.Athius también tenía el aspecto de haber estado bebiendo. ¿Sería posible que los dos hubieran estado bebiendo juntos como amigos? Eso no era para nada bueno. Seth no sabía que su madre estaba prisionera aquí bajo la orden de la madre de Athius.Recordar a la reina llorando en esa visión del pasado me generó una mezcla de sentimientos. Una parte de mi quería sentir pena. Suprimí la pena y la reemplacé por el enojo, porque sospechaba que ella fue la culpable del ataque brutal a mis padres.Seth no me respondió nada, se limitó a mirarme de la misma manera penetrante.Me acerqué para besarle la mejilla y aceptó mi compañí