LumenEsta fiesta no me agradaba para nada. Tenía tanto en la cabeza que no lograba dispersarme como todos los demás. Ellos no sabían todo lo que yo sí. Lo que pasaría con Rosé, si ella despertara y se revelaba toda la verdad. Todos los que estaban aquí pelearían entre sí, se desataría una guerra entre la reina y la antigua amante de su marido. Yo no podía decir nada, eso me estaba volviendo loca. Mirar a Seth a los ojos y saber que le ocultaba algo tan importante me hacía daño.Eché un vistazo a la botella que tenía delante, era de Vodka, seguramente era de los más costosos que existían. Si tenía que beber eso me embriagaría demasiado rápido. Yo no poseía mucha resistencia al alcohol. Trataría de no perder en el juego. El juego comenzaría cuando el rey diera el discurso de bienvenida para dejar que cada uno hiciera lo que quisiera en la fiesta. Miré a Mina, que hablaba con Danny, vi cómo les brillaban los ojos a ambos, estaban formando un vínculo. Cuando me volteé un poco para obse
Pov AthiusOtra vez, el contacto de sus labios me hizo enloquecer. Verla hablar de cerca, cuando estábamos con todos los demás fue una provocación constante para mí. No podía dejar de pensar en hacerla mía, en tenerla, aunque fuera por unos segundos. Por eso me alejé en un principio, porque no podía controlarme cuando la tenía cerca. Jamás podríamos ser amigos, o siquiera frecuentar los mismos espacios, porque la atracción era tan poderosa y fuerte que no lograba resistirme.Mi madre debió planear lo de los premios para él beta y para Seth, era lista y sabía que tenía darme tiempo con Lumen. Me daría el tiempo suficiente para que generáramos una conexión fugaz y así la pudiera rechazar.El viento entró por la ventana del cuarto pequeño en el que estábamos y sacudió los objetos que estaban cerca. Era extraño, como si otro terremoto estuviera por comenzar. Eso me dio mala espina, significaba que el tiempo escaseaba. Mi madre me advirtió que los terremotos eran señales de que la traición
LumenMis palabras salieron de mi boca con una fuerza que no pensé que tendría.“No merezco esto.”Fue el pensamiento que aferré con fuerza en mi corazón cuando Athius me besó.No, yo no merecía su lastima. Yo merecía a alguien que estuviera dispuesto a derribar un imperio por mí y ese era Seth. Porque el no dudó en quedarse conmigo a pesar de que no le era conveniente y todos los demás se opusieron.Yo no merecía ser una segunda opción ni un consuelo.Athius estaba utilizándome y si hubiera seguido ciega por la atracción, habría caído en su trampa.Rechazarlo fue tan difícil, mientras esquivaba los escombros que volvían a caer sobre los suelos limpios las lágrimas caían sin parar. Una loba de bajo linaje no podía permitirse rechazar a nadie, mi poder era mucho menor y rechazarlo significaba mucho dolor físico para mí. La diosa de la luna fue cruel al emparejarme con dos lobos y ahora, acababa de rechazar al príncipe.Mi aura plateada crecía conforme Athius se debilitaba. Eso no era p
Un rugido se impuso detrás de nosotros. Sujeté la mano de Seth con fuerza y el no me soltó. Al mirarlo a los ojos me di cuenta que podía identificar que aquella mujer era su madre. Se había quedado paralizado y sus ojos brillaban. Me aferré a él para no dejarlo solo.El rugido era proveniente del rey, que avanzó para enfrentar a la figura que se acercaba a nosotros. Solo los lobos de la manada real se habían quedado en el bosque, los esclavos habían huido muy lejos, esta oportunidad de escapar de la esclavitud no se presentaba nunca.—Eres tú, ¡Eres tu la culpable de la ruina del castillo y de mi hijo! —rugió el rey, enfrentándose a Rosé, gruñendo.Ella no se transformó en loba como pensé, sino que solo lo observó con frialdad y sus ojos se volvieron castaños.—He venido a buscar a mi hijo, a sacarlo de aquí, porque no es donde pertenece. En tu reino jamás reconocerán su grandeza tal como ocurrió conmigo. —Rosé observó a la reina con un desprecio y una pena que resultó más hiriente pa
Astrid me atacó buscando derribarme con su fuerza, clavó sus colmillos en mi pata trasera izquierda y me hizo sangrar. Busqué usar mi aura como lo hizo Rosé, pero no me fue tan fácil. Yo no estaba familiarizada con esa clase de poder ni en ese estilo de pelea. Cuando me defendía, usaba mis viejas tácticas de cuando estaba en mi manada. Astrid derribó mi defensa fácilmente y rodamos por la colina hasta un riachuelo. Allí, me arrastró por el suelo, haciéndome sangrar, hundiendo sus filosos colmillos en mi lomo.Ella no tenía ninguna clase de piedad. Seth estaba peleando contra al menos cinco lobos y no podía venir a salvarme. Nadie podía salvarme, los enemigos eran demasiados. Sentí mi corazón latiéndome a mil. Esto era una guerra, lo que pensé que no llegaría nunca. Supongo que estaba predestinado desde el momento en el que llegué aquí.Cuando pisé esta maldita tierra por primera vez como una prisionera.—Llora ahora, sirvienta. —gruñó Astrid, con los colmillos afuera, casi parecía que
“La fuerza no siempre es la que mueve las montañas, Silver.”La voz de Rosé me llegó como un susurro, un silbido lejano que se mezclaba con el viento. La batalla debía estar transcurriendo de una forma brutal, ellos no podrían comunicarse conmigo, solamente podían sobrevivir.Al escuchar sus palabras recordé como la había visto defenderse del ataque del rey usando su aura como una especie de escudo protector. La fuerza de los golpes no la salvó del ataque…Fue el asimilar el poder de su aura plateada. Diosa luna, como no me di cuenta antes. Era como si la respuesta siempre hubiera estado a simple vista, pero me empeciné en darle pelea a Astrid con mi anterior forma de luchar, creyendo que mi aura me daría más fuerza en los golpes.Con los ojos cerrados me concentré en sentir como el aura salía de mí, en el color plateado. Silver y yo nos quedamos en completo silencio.Una brisa fresca y húmeda acarició mi pelaje, llevando consigo el aroma a pino y tierra mojada.Sentí como cada pelo s
PoV SethEl suelo iba crujiendo bajo mis garras sedientas de una venganza que parecía ser insaciable. Sentía el sabor de la sangre de mis enemigos en mi hocico, entre mis colmillos. Por mis venas corría el instinto asesino de enfrentar al rey por lo que había hecho con mi madre. No podía creerlo, asimilarlo me estaba costando mucho trabajo. Mientras peleaba contra los otros lobos que antes fueron mis hermanos de manada, tuve que asimilar el hecho de que mi madre, la mujer que pensé que había muerto hacía mucho tiempo, estaba viva, capturada y en el mismo castillo donde yo vivía.Se habían burlado de mí y de mi padre, nos habían engañado cruelmente y eso tenía que ser pagado. Los mataría a todos por hacerme esto. Yo había peleado en la manada real como un guerrero de élite, siempre al servicio del rey y la reina. Los malditos me la iban a pagar, todos y cada uno de ellos. Eran muchos y enfrentar a todos, exploradores, cazadores y guerreros, hizo que mi tiempo escaseara. Pude darle una
PoV AthiusDesperté en una cama que no era la mía. Miré hacia todas partes, conmocionado por no saber en donde me encontraba.Creí que todo había sido una pesadilla de la cual estaba despertando. Al ver que no estaba en mi habitación, en mi castillo, palidecí. Mi mano derecha me temblaba y al mirarme, volví a tener consciencia de mi debilidad.Golpe el respaldar de la cama con todas mis fuerzas. Las astillas se clavaron en mis nudillos.—¡Esa perra!Grité con todas mis fuerzas. El enojo era tan grande dentro de mí que incluso se me dificultaba respirar. Era como si ahora todo me costara un gran trabajo. Mi fuerza, que antes rivalizaba contra la de mi padre, ahora era insignificante. Ni siquiera pertenecería a la manada real como guerrero. Apenas si podría ser un explorador.Pensar en Lumen hacía que el corazón pareciera estallarme. El odio era tan corrosivo, hacía que mis manos temblaran todavía más. El ruido de mis golpes debió alertar a Mina, porque ingresó al cuarto sin avisar ni t