capitulo 2 la elfo.

Narra Elentari.

Soy un elfo de luz nunca he visto otro elfo aparte de mi madre con quién vivía en una pequeña cabaña muy alejada de todos.

Mi madre me crío como humana siempre me prohibió usar mis poderes, también me hizo estudiar en una escuela pública.

Se preguntarán cómo pude  ocultar mis orejas.  Bueno en ese tiempo mi madre me las tapaba haciendo uso de su magia, pero con los años ya la magia no funcionaba en mí así que no me quedo de otra que llenar mis orejas con aretes y como para los humanos todas las modas son bonitas me aceptaron con mis orejas puntiagudas.

Según fui creciendo me salieron varias runas que parecen tatuajes a los que no le encuentro alguna explicación, pero me gustan como se ven me dan un toque de chica mala.

Un día llegué aquella cabaña en la cual vivía con mi madre y la encontré con una daga enterrada en su pecho sin saber que hacer quise gritar desesperada, pero fui callada por mi madre que aún estaba agonizando, haciéndome señales con las manos me pidió que guardara silencio y lo último que me dijo usando su poder mental fue.

★ no deje que la bestia te encuentre, vete lejos ★ seguido me dijo eso vi como su luz  abandonó su cuerpo y desde ese fatídico día me estoy escondiendo de una bestia a la cual nunca he visto y ni siquiera sé cómo es.

¡Y si solo estoy escondiéndome de algo que no existe! Pensé contrariada y es que la verdad es agotador huir de una amenaza de la cual desconoces.

Siempre he llevado conmigo un anillo que oculta mi aroma y aplaca mi poder ¿por qué llevo puesto este anillo?, bueno eso ni yo lo sé, mi madre se llevó con ella muchos secretos que todavía desconozco, soy un elfo sin familia, sin hogar y tampoco sé si en el mundo hay más seres como yo.

Ahora solo vivo en un pequeño departamento el cual comparto con mi mejor amiga Elena quién es una stripper en un club para millonarios.

Si no conocen un ser sobrenatural con problemas económicos pues ya tachen eso de su lista, yo soy ese ser pobre que lucha día a día para sobrevivir comportándome como humana porque no tengo otro hogar no conozco otro mundo diferente a este.

Ahora sí me presento con ustedes, hola soy Elentari Mistkoch tengo 22 años soy de piel trigueña, tengo el pelo negro corto hasta los hombros, para nada grande no le diré mi estatura porque me apena no es que sea una enana, pero sepan que no soy grande, la falta de tamaño la complementa mi cuerpo voluminoso y no es que sea gorda, es que tengo buen cuerpo, pero como no soy presumida no les daré detalles de ello.

En realidad mi cuerpo no me sirve de nada porque no le doy ningún uso como me dice mi amiga Elena.

Hoy como siempre fui despedida de un nuevo trabajo en el cual tenía menos de 2 meses.

Llegué a casa desanimada como siempre antes de subir la escalera de la ratonera en la que vivo me detuvo el dueño de este mugroso edificio para cobrarme los dos meses de renta atrasados que le debemos.

¡Qué suerte la mía! Pensé antes de darle una nueva excusa al señor amargado quien nos cobraba con terror, solo le faltaba traer una escopeta consigo para causar más miedo.

— hola, Elentari que haces en casa tan temprano? — me preguntó mi amiga, seguido abrí la puerta.

— he tomado unas vacaciones, que te parece si me voy a Dubai a comer oro comestible —mientras le decía eso me quitaba un sucio imaginario de los hombros— creo que tengo dinero para ello este penthouse así lo demuestra— le terminé de decir con sarcasmo, sé que mi amiga no tiene culpa de mis fracasos, pero ella sabe por qué he tenido que llegar a la casa a esta hora.

— uy qué genio, amiga — me dijo ella sonriendo.

— viste yo te lo dije ya te han  votado de ese restaurante, esa tiene que ser una señal divina para que vengas a trabajar en el club te aseguro que serás todo un éxito y más si le das uso a ese cuerpo tan hermoso que tienes— esas palabras las escucho todos los días.

— sabes que trabajaré en ese club siempre y cuando no tenga que acostarme con nadie — le respondí sin pensarlo.

— Te he dicho que nadie te tocará si tú no lo quieres, en ese club cuidan mucho a sus empleadas, aunque a decir verdad te va mejor dejándote tocar— me dijo moviendo las cejas de arriba abajo.

— te he dicho que no Elena por favor no haga que me arrepienta de la propuesta loca que acabo de aceptar— le respondí un poco molesta.

— está bien no dije nada, bueno solo queda que te enseñe a mover ese hermoso trasero así que ve y relájate que en media hora tenemos, clase de seducción para que esos hombres millonarios dejen la billetera en tus manos— me dijo ella con la gracia que la caracteriza.

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