Capítulo veinte.

"Rose Pov's"

Estámos en el despacho de Kyle. Digo "estámos" por qué mí Alpha está conmigo. Él está haciendo trabajo de su empresa y la manada y yo estoy en el sofá, leyendo uno de los libros que aquí había. Trata sobre hombres lobo.

Es increíble su historia, y un poco triste a la vez. Separarte del amor de tu vida debe de ser lo peor. La verdad no sé que sería de mí si a Kyle le pasa algo o por alguna razón nos separamos.. con ésto de la marca y la unión completa, mis sentimientos y sensaciones están más avanzadas que nunca.

-Que genial.- exclamo cuando leo en una parte que dice que, el hombre y la bestia, pueden estar presentes en el mismo cuerpo, al mismo tiempo.

Escucho como Kyle ríe ante mis palabras. Quiero confirmar esa teoría así que me levanto del sofá y voy corriendo hacia su escritorio. Llego y pongo mis dos manos en éste, pero no me sorprende no asustar a Kyle, de seguro se dio cuenta de que ya venía.

-¿Que..?- pregunta al ver que no digo nada, solo esperaba a que me preguntara 

-¿Es verdad?

-¿Que cosa?- alza de manera perfecta su ceja izquierda.

-Eso de que él hombre y la bestia pueden estar presentes en el mismo cuerpo y al mismo tiempo.

Él vuelve a reír.- Por su puesto.

Arrecuesta su espalda en el sillón y cruza sus brazotes viéndome divertido.

-Quiero ver.- pido a lo que él niega aún con su sonrisa.

"Quiero ver, quiero ver, quiero ver" repito insistente hasta que hace una mueca rendido.

-Solo lo hacemos por puro impulso, para intimidar más a nuestra amenaza, eso requiere de energía, concentración y que Kobu esté lo suficientemente enojado para querer manifestarse junto conmigo.

Pero yo quería ver..

-Ándale Kyle.. solo será un momento. Kobu..- prácticamente les ruego a ambos con un puchero.

Él me mira fijamente, indeciso. Se que está hablando con su bestia, pues por rato parece que se le pierde la mirada.

-¿Si..?

Intento ser lo más tierna que se me puede dar, como cuando le quería pedir algo a mí papá y el sujeto no cedía.

Noto como suspira resignado y se que ya los convencí.

-Solo será un momento.- me mira acusadoramente y yo solo me limito a sonreírle "inocente"

Asiento y el hace lo mismo, toma aire y lo vota lentamente. Tensa sus músculos y cierra los ojos. Parece que le cuesta un montón, mejor no le hubiese dicho o pedido nada, si supiera que le iba a costar tanto.

Ya no hay vuelta atrás.

Abre los ojos y me sobresalto al notarlos de color dorado, los vuelve a cerrar y cuando los abre otra vez, veo que tiene el izquierdo de color azul y el derecho de color dorado.

Su cuerpo también ha cambiado, tiene sus garras y colmillos afuera, y si antes era alto y musculoso, ahora lo es más. Incluso su rostro ahora es exageradamente más marcado.

Cualquiera que no supiera de su existencia y lo viera así, diría que es un auténtico monstruo. Lo bueno que para mí es el ser más interesante. Noto que su "transformación" ya ha acabado, por qué aún con sus músculos tensos, me dirije una mirada que me pone nerviosa.

-Mía.- rugen ambos a la vez que se acercan a mí y me rodean con sus (ahora más fuertes) brazos.

¡Por los pantalones cuadrados de Bob Esponja!

Tienen la voz distorsionada. A cualquiera le daría miedo y se haría encima ante tal vocerrón.

Yo coloco mis manos en sus hombros y me separo un poco de su rostro para observarlo bien. Rostro que ve el mío fijamente atento a cualquier reacción de mí parte. Coloco ahora mis manos en sus pómulos bien marcados y fijo mis ojos azules en los suyos de diferentes tonalidades. Es sumamente asombroso.

-Increíble.- susurro aún asombrada.

-Se que parezco un monstruo.- murmura y entierra su rostro en mí cuello, huele y me aprieta más a él. Me estremezco cuando pasa su lengua por el lugar..

-Yo te veo como el ser más asombroso que mis ojos hayan tenido el honor de ver.

Puedo notar como sonríe en mí cuello.

-Solo tu, con tu alma tan pura.. verías incluso a un ogro guapo. - dice una vez saca su cabeza de su escondite y me mira fijamente.

Ahora quien ríe soy yo.

-Aveces tu eres un ogro.- dejo un beso en sus labios antes de que vaya a protestar.- Los amo. A ambos, son justamente ahora; mí vida.

Su pecho vibra y siento que su ronroneo se puede escuchar hasta china. Es tan relajante.

Siento que se tensa nuevamente y veo que cierra sus ojos. Cuando lo abre, los tiene azules. ¿Ya se fue el lobito interior?

Me toma de manera desprevenida cuando me alza entre sus brazos. No puedo evitar chillar del susto.

-¡¿Pero que haces?!- le grito.

-Solo voy a llevar a mí Luna a que tomemos un baño.

¿Pero de que habla?, ¿Tomemos?

-¿Que?

-Pues como ya terminé con mí papeleo por hoy, y Samuel es quien está a cargo de las fronteras ésta noche.. pensé que sería bueno tomar una ducha con mí preciosa mujer, cenar, e irme a dormir tranquilo.- todo ésto lo dice una vez sale de su despacho y empieza a subir las escaleras, aún conmigo encima.

Y pues.. tampoco me voy a negar a su propuesta, también quiero estar tranquila con él.

Asiento hacia su plan, aunque de igual manera se que haría lo que él quisiese.

Llegamos al cuarto, y él, de una patada; cierra la puerta. Me pone en el suelo y empieza a quitarme la ropa con una mirada pícara. Luego me pide que le quite la de él, con nervios empiezo a hacerlo. Primero desabotono su camisa mangas largas que estaban arremolilladas en sus codos, y procedo a bajarla de sus hombros hasta que cae al suelo junto con mí ropa.

Aún no puedo creer que esté quitándole la ropa a Kyle, mientras él me ve fijamente mí cuerpo, que también está desnudo.

¡Y sin ningún tipo de vergüenza masajea mis pechos! Lo peor del cuento es que, en vez de quejarme y apartarlo; solo le doy más acceso a mí cuerpo. Luego me agacho para poder quitarle sus zapatos y sus medias. Por alguna razón miro hacia arriba encontrándome con sus ojos azules, quienes están dilatados, mirándome con deseo y lo que creo es... Admiración.

Yo sonrío y el ruge, posando sus manos en mí cabeza y levantándome para darme un fogoso beso. Y yo le correspondo de igual manera, mientras que con mis manos recorro su torso hasta llegar a sus pantalones. Desabotono y bajo, él me ayuda a bajarselos por completo quedando desnudo frente a mí.

Ahí es cuando el pudor y vergüenza cala en mí. Siento mis mejillas a punto de estallar de lo caliente que las tengo.

Tener a semejante hombre, tal cual como vino al mundo, ¿A quien no le querrá dar un paro cardíaco?

Creo que nadie es inmune ante tanta belleza sobrenatural. ¡Y lo mejor es que es todo mío!

Él me sonríe lascivo y me carga, haciendo que con mis piernas rodee sus caderas. De manera involuntaria, gimo al sentirlo apretarse contra mí. Es la jodida gloria.

El solo movimiento que hacen sus caderas contra las mías, al caminar... Logra encenderme aún más.

Entra conmigo al baño y luego a la ducha. Vaya, no será un baño de bañera.

Me arrecuesta contra la pared y enciende la pluma. El agua fría inmediatamente corre por nosotros, haciendo que se me erice todo. Me aprieto más a él, (y es posible).

Me besa apasionadamente y se restriega contra mí, logrando que moje aún más.

-Ahora te voy a hacer el amor de manera salvaje, ¿Ok?- dice.

Me parece chistoso pero a la vez sumamente satisfactorio cuando lo dice de esa manera y con esa voz ronca que se carga, por lo que solo me limito a asentir y dejar que él haga conmigo lo que quiera.

Aprieta mi muslo derecho con una mano, y con la otra siento como toma su viril y erecto miembro para luego conducirlo hacia mí entrada, lo restriega un poco a lo que yo gimo, él alza la vista y me sonríe como idiota. Luego posa la mano en mí otro muslo y se apretuja, undiéndose en mí interior. Volviéndonos uno.

Él gruñe y yo gimo ante el cúmulo de sensaciones. Me aprieta más a él y se unde en mí lo más profundo posible. Se queda quieto un rato esperando a que me acostumbre, ya que es mí segunda vez y aún duele un poco. Al cabo de unos minutos, empieza a moverse lentamente para luego acelerar sus movimientos.

Uno de mis pezones se pierde en su boca y yo encorvo mí espalda ante eso. Lo muerde y yo suelto un grito de placer.

-Oh, mí Luna. Mía.- dice entre gruñidos y gemidos y tira de su cabeza hacia atrás, dejando su manzana de Adán a la vista. No puedo evitar pasar mí lengua por ahí. Él gime y yo contraigo mí interior.

La manera tan rápida y dura en la que lo hace, solo me deja viendo estrellitas. Siento como se tensa al cabo de mínimo siete minutos y se que está (a lo igual que yo), apunto de venirse. Lo aprieto más a mí con mis piernas y él unde su rostro en mí cuello, dando pequeñas lamidas y mordidas a su marca. Y solo ese gesto, hace que grite aún más fuerte y me corra.

Él acelera y luego de un par de embestidas más, se vacía dentro de mí y luego se arrecuesta en mí, ambos tratando de regularizar nuestras respiraciones.

Me baja luego de unos minutos y aún puedo sentir mis piernas como gelatina, por lo que me aferro a sus hombros. Él toma la esponja con jabón y me lo pasa por el cuerpo, luego me echa shampoo en el cabello y yo procedo a hacer lo mismo con él, aunque tiene que ayudarme un poco ya que en algunas partes no alcanzo. Enjuagamos y salimos a secarnos.

Él me carga y me deja en la cama sentada, entra al clóset y sale vistiendo unos bóxers y una camisa suya en manos. Me quita la toalla y pasa la camiseta por encima de mí. Sin nada por abajo.

-¿Y la ropa interior?- le pregunto.

-Hoy no dormirás con eso. Así es más cómodo, puedo meterte mano si se me da el caso de insomnio.

Ajá si, como si yo lo fuese a permitir.

Con unas cuantas caricias te convence.

¡Claro que no!

-¿Y tu si puedes quedarte con tu ropa interior?- chillo indignada.

-Si quieres me la quito.- dice sujerente a lo que yo lo detengo.

Lo prefiero así, por el bien de mis hormonas y salud mental.

Luego de eso, nos arropamos y acurrucamos, quedándonos dormidos con las caricias del otro.

Sin duda un día interesante.

[•••]

😳

Cero comentarios, en el capítulo de hoy.

¡Gracias por leer, mis vidas! 

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