-¿Que haces aquí, Juanco?- pregunto una vez ya estoy transformado, duchado y cambiado.

Ambos nos encontramos en mí despacho. Juanco tiene una manera de ser que me parece indignante que mí mujer vea ese tipo de actitudes. Juanco suele ser cruel y déspota cuando quiere, como también puede llegar a ser burlón y un verdadero grano en el orto.

-¿Que no es obvio?- pregunta irónico. - Vengo a ver a mí enemigo favorito.

¿Enserio? No lo considero mí enemigo, de lo contrario estaría muerto a causa de mis propias garras y no aquí en mí despacho acabándose mí caro whisky.

-Ya enserio, dime qué mierdas quieres. Quiero estar con mí mujer e hijos, sin embargo estoy perdiendo tiempo valioso aquí contigo.- ¿sueno cortante? Pues me importa poco.

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