Soy Libre

El sonido de una puerta cerrándose me ha despertado.

Uno de los hombres de al lado se ha bajado para abrir un gran portón.

La luz comienza a iluminar el día. Aún sigo adormilada.

La camioneta avanza nuevamente, y se cierra el portón.

Otra vez oscuridad.

Todos bajan del auto, se quitan sus chalecos y lo dejan en una bolsa negra de basura. Sergio me ayuda a quitarme el mío.

Veo que lleva la pequeña arma que me dio en el club, en su cintura, llevo mi mirada hacia mis manos y no recuerdo en qué momento se la devolví. La verdad es que ya casi no recuerdo nada, es como algo que nunca pasó, como un mal sueño.

Las últimas imágenes que tengo presente es que mientras la camioneta avanzaba en su huida, unas llamas consumían en Luxur por completo.

Se veía tal y como el infierno que era.

Sergio me toma de la mano y me guía por una puerta. Parece ser una bodega, hay filas de sacos apilados, con quien sabe que sea.

Al final de la bodega hay una puerta, Gian la abre y es lo que parece ser un
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