Eleanor despierta en su habitación en la hacienda Villa del Sol donde había estado descansando después de la agotadora noche en la que Erika había caído de las escaleras. Aún estaba un poco aturdida por todo lo que había sucedido, pero se levanta de la cama y se dirige hacia la ventana para ver el paisaje. No podía conciliar el sueño pero su madre Cassandra le había administrado pastillas para que pudiera descansar y recuperarse del estrés. Ahora se sentía un poco adormilada, pero también un poco preocupada por la situación de Erika y su bebé.Recordaba claramente la caída de Erika y cómo había caído luego de tomarla por el brazo, pero algo no parecía encajar en su memoria. Había algo extraño en todo lo que había sucedido esa noche, y no podía dejar de sentir que algo no estaba bien.Se acercó a la mesita de noche y revisó su teléfono, pero no había mensajes nuevos ni llamadas perdidas. Pudo observar una imagen de Patrick y ella juntos de fondo de pantalla.Patrick.¿Qué estaría pens
Patrick se encontraba en su oficina en el piso ejecutivo del edificio Miller. Tenía una vista impresionante de la ciudad desde allí, pero en ese momento no podía concentrarse en disfrutarla. Tenía varias llamadas por hacer y algunos documentos importantes que revisar antes de volver al hospital.Mientras hablaba por teléfono, su mente no dejaba de pensar en Erika y su bebé. Finalmente, logró terminar con las llamadas y dedicarse a revisar los documentos que había dejado pendientes. Después de unas horas, terminó con todo lo que tenía que hacer y decidió que era hora de volver al hospital. Tomó sus cosas y se dirigió al elevador.Caminó por los pasillos de la empresa, de pronto se detiene en el pasillo al escuchar su nombre y se da cuenta de que algunos de sus empleados se le acercan para preguntarle sobre el estado de Erika. Él les asegura que ella está estable y que está siendo atendida por los mejores médicos. Les agradece su preocupación y les pide que sigan trabajando con normali
Patrick se despierta temprano en la mañana al escuchar el sonido insistente de su alarma. Bosteza mientras estira los brazos, tratando de despejar su mente del sueño y preparándose para afrontar el día que tiene por delante. Se levanta de la cama y se dirige al baño para lavarse la cara y cepillarse los dientes. Luego se pone una camisa blanca y unos pantalones oscuros antes de salir de su habitación y dirigirse hacia la cocina y prepararse una taza de café bien cargado. Después de terminar su café, se dirige hacia la oficina. Conduce su auto por la carretera principal, prestando atención al tráfico y manteniendo las manos en el volante. Llega a la oficina y saluda a sus empleados mientras camina hacia su oficina. Últimamente trataba de tener todo los asuntos de la empresa a raya para no colapsar de trabajo. Si algo le había enseñado Alonzo era la puntualidad y la responsabilidad, algo que Patrick respetaba mucho. Una vez en su oficina, se sienta frente a su computadora y comienza
Eleanor hacía lo posible por evitar encontrarse con Erika o con Vilma desde que fue ingresada en la hacienda. A pesar de sus esfuerzos, no podía sacar de su mente la mirada de satisfacción que Erika le dedicó el día del incidente. Las palabras que le dijo en aquel momento seguían resonando en su cabeza, causándole un escalofrío en la espalda cada vez que las recordaba. Cada que caminaba por los pasillos y veía a Patrick sólo podía vislumbrar su cara de decepción ante ella, a pesar de no decirle ni una palabra podía leer como sus ojos la culpaban de haber empujado a la madre de su hijo. La señorita Grant se sentía atrapada sin saber como demostrar su inocencia, pero lo que más le dolía era saber que el hombre que amaba no le dio ni siquiera el beneficio de la duda. Pronto se preparó para ir a Miller, a cumplir sus funciones como CEO. Aunque ni siquiera de allí podía salvarse de las habladurías de los empleados y ejecutivos. Todos los periódicos locales marcaban su nombre como una m
Eleanor despertó en la mañana con los rayos del sol entrando por la ventana de su habitación en Villa del Sol. Se levantó de la cama y se dirigió al baño para lavarse el rostro y refrescarse. Mientras se cepillaba los dientes, su mente seguía repasando la conversación con Erick y el dolor que había sentido al hablar de Patrick.Finalmente, después de vestirse y arreglarse el cabello, salió de su habitación y bajó las escaleras hacia la cocina para tomar su café.Allí se encontró con el ama de llaves que le dedicó una sonrisa comprensiva y le ofreció un plato de frutas frescas y una taza humeante de café recién hecho.- Buenos días, señorita Grant. ¿Cómo ha dormido? - preguntó la señora de servicio con una sonrisa cálida.- Bien, gracias. - respondió Eleanor con una sonrisa. - ¿Y usted?- Muy bien también, gracias por preguntar. - contestó el ama de llaves. - ¿Desea algo más para desayunar?- No, esto está perfecto. - dijo Eleanor, mientras empezaba a saborear las jugosas frutas. - Gra
Ana estaba parada en la cocina, con las manos apoyadas en la encimera y la cabeza gacha. Estaba sumida en sus pensamientos, tratando de procesar la información que acababa de escuchar en la habitación de Erika.Nunca pensó el trasfondo que se encontraba en la historia de su paciente, pero ella estaba allí solo para cumplir con su rol de enfermera y nada más. No obstante, sentía algo de culpa al saber la verdadera paternidad de ese bebé que Erika estaba esperando.Ana se preguntaba qué debería hacer en esa situación. Sabía que como enfermera, su deber era mantener la confidencialidad de la información de sus pacientes. Pero, por otro lado, también sentía que Patrick merecía saber la verdad sobre la paternidad de ese niño que no era precisamente suyo.Ella se sentía en un dilema moral, pero ante de que pudiese seguir pensando como abordar la situación la voz del ama del llaves la sacó de su trance.- Disculpe, señorita. La señorita Erika la necesita en su habitación. Pronto asintió y s
Patrick caminaba por los pasillos de la empresa con la cabeza gacha y la mente en un mar de pensamientos. A su alrededor, el ajetreo de la oficina continuaba, pero él apenas notaba la actividad a su alrededor ya que sentía que su vida se encontraba en una encrucijada sin salida.En ese momento, levantó la cabeza encontrándose de frente con el padre de Erika, el señor Arthur.- Hola, yerno. - dice con una sonrisa. - No pensé verte acá en la oficina, creí que estarías cuidando de mi hija.- Usted mejor que nadie sabe que no se pueden descuidar los asuntos de trabajo por nada del mundo. - explica Patrick.- En eso concuerdo contigo, pero ¿quién se quedó con Erika?- He contratado a una enfermera que velará por ella las veinticuatro horas del día. - Eso me tranquiliza, me preocupa mucho el estado de mi hija después del accidente. - dice el señor Arthur.- Estoy haciendo todo lo que está en mi alcance para que tenga la mejor de las atenciones.- Eso espero. - dice el padre de Erika. - La
La enfermera se acercó con pasos sigilosos hacia la cama de Erika y comprobó que estaba descansando tranquilamente. Luego se volvió hacia Patrick quien dormía plácidamente en el sillón, tenía el cabello revuelto y un semblante cansado.Sin duda, Ana, no podía negar el atractivo que tenía el señor Miller.Se acercó a él y le tocó el hombro suavemente para despertarlo con algo de timidez, estaba embelesada mientras Erika abría sus ojos. Al notar la cercanía de Ana hacia Patrick frunció el ceño con evidente molestia.- ¿Qué demonios crees que haces? - dijo haciéndo despertar a Patrick.Patrick abrió los ojos lentamente y se encontró con la mirada de la enfermera. Se incorporó en el sillón y se pasó una mano por el cabello intentando despejarse.- ¿Qué sucede, Erika? - preguntó preocupado.- Disculpe señor, iba a tomar el atrevimiento de despertarlo ya que es algo tarde y supuse que tendría cosas pendientes por hacer. - explica Ana.- ¿Qué hora es? - pregunta Patrick observando su reloj.