El humo de la taza de café de Patrick ascendía desvaneciéndose en el aire, la mañana era cálida y un brillo radiante iluminaba el cielo. El reloj apuntaba a las siete de la mañana y el silencio reinaba en la Hacienda.

Eleanor despertó temprano como de costumbre para rendir el día, si había un secreto en el éxito de su vida era trabajar mientras que otros dormían.

Así pasó largos años de su carrera universitaria, siempre viendo con objetividad al lugar donde quería llegar. Nunca se detuvo a pensar en que vendría un hombre a resolver su vida. Ella era desenvuelta y había entendido hace mucho tiempo que si deseaba algo podía conseguírselo sola con su sacrifico.

Entró en la cocina tomando un desayuno ligero, al percatarse de la presencia de Patrick se sobresaltó.

- Buenos días.

- Buenos días, no quería asustarte. - explicó Patrick.

- ¿Qué haces despierto tan temprano? - pregunta Eleanor sirviéndose un vaso de jugo de naranja.

- Quería aprovechar esta mañana para revisar los arreglos pa