Edgard POVMi alegre estado de ánimo decayó tan pronto comenzó a sonar mi teléfono móvil. Rápidamente me dirigí a la habitación de Marianne.—¿Hola?—¿Es Edgard Barrington?—Sí, soy yo.—Soy Jessenia le llamo en nombre de Dr. Smith. Queríamos hacerle saber que ya tenemos los resultados y nos gustaría que viniese para poder discutirlos.—Dijo la muchacha rápidamente.—¿Hay alguna posibilidad de que me los diga por teléfono?—Le pregunté.—Preferimos no hacerlo, señor.—Dijo suspirando.—Me gustaría hablar con el Dr. Smith, si es posible.—Sí, señor.—La chica suspiró otra vez. Me parecía que la estaba poniendo de los nervios, pero no me importaba.—Deme un momento por favor.La música de espera era, probablemente, el sonido más irritante que había escuchado mientras caminaba inquieto de un lado para otro en el pequeño cuarto. Podía oír a mi familia y a mis amigos hablar y reir, disfrutando. Ojalá pudiera estar allí y no aquí.—Smith.—Dijo el Doctor. Yo estaba tan hundido en mis pensamientos
Edgard POV—¿Qué significa eso?—Insistió Amanda.—Significa que posiblemente pueda volver a ver.—Dijo mi madre con voz alegre. Oí una silla que se arrastraba por el suelo y unos brazos diminutos rodearon mi cuello.—Pensé que no querías operarte ¿Por qué has cambiado de opinión?—He superado mi miedo y me he dado cuenta de que el riesgo que corro merece la pena. Ahora hay tantas cosas que quiero hacer y que quiero ver.—Dije con sinceridad.—¡Increíble!—Dijo Rose alegremente.—¿Qué van a hacer?—Preguntó Emmanuell.—¿Quiero decir que qué le van a hacer a tus ojos?Me reí con nerviosismo.—Cosas de las que no quiero hablar mientras cenamos.——Oh…—Murmuró, obviamente aplacado por mis palabras. Estaba seguro de que volvería a preguntármelo mas tarde.Me di cuenta de que tanto Marianne como mi padre estaban tranquilos en lo referente a este asunto. Me volví hacia Marianne primero.—¿Estás bien?—Sí, estoy bien. Solo un poco feliz y sorprendida. Asustada, nerviosa preocupada.—Dijo enumerando sus
Edgard POVMi madre decidió invitar a Marianne a comer y hacer algunas compras. Dado que estaba limitada los días laborables solía aprovechar los fines de semana. Aunque a lo largo de la semana pasada había conseguido llevarse a Marianne dos o tres horas cada día.A Marianne y a mí nos gustaba tener a mi madre alrededor, incluso aunque la presionase bastante. Mi madre la trababa con amor y respeto, no como a una niña. Ella disfrutaba y yo me alegraba de que pudiese estar con mis padres. No estaba seguro de lo que haría si se odiasen entre sí y me sentí mal por Marianne que tenía que hacer frente a eso, en cierta medida. Yo no odiaba a Julianne, simplemente no era su mayor fan.Julianne y Marianne volvían a hablarse. Yo siempre parecía estar en medio de las conversaciones. Marianne era firme con su madre, pero respetuosa. Marianne no tomaba nada de su madre que ella no quisiese dar. También parecía que Julianne y Tim se llevaban mejor. Independientemente de lo que hubiese pasado entre
Edgard POVEl médico se rió entre dientes.—No te preocupes. En realidad nos hacen esa pregunta muy frecuentemente. Sí, las relaciones sexuales están permitidas. Aunque probablemente durante la primera semana no estés muy dispuesto.—Para lo que estaba listo es para cambiar de tema y llevar el asunto a mi modo.—¿Qué hay de las revisiones después de la cirugía?—Tendrás que venir cada dos semanas durante un tiempo para que veamos tu progreso. Después podremos hacerlo mes a mes.—¿Hay rehabilitación?—Preguntó mi padre.—Hay algunas rehabilitaciones visuales para ajustar al vista a la gran cantidad de información a la que va a estar sometida. Al principio será abrumador, pero pronto te acostumbraras. Por supuesto, Edgard, estoy seguro de que comprenderás que no saldrás sabiéndolo todo.—Explicó dirigiendo su atención hacia mí.—Sí, señor. Lo entiendo.—Tendrás que aprender a leer y reconocer formas y objetos. Hay programas de alfabetización para adultos aquí en Crossport, pero es posible q
Edgard POVNo había querido hacer eso y me sentí culpable durante el resto de la noche. Me daba cuenta de por qué pensaba eso, sí de acuerdo, pero no lo había hecho a propósito.Después de que todos se marchasen le pregunté a Marianne si podíamos bañarnos juntos. Ella me arrastró al pequeño cuarto y, poco a poco, fue quitándonos la ropa.Era increíble como la mujer estaba igual de caliente que el agua. Siseé cuando me metí en el liquido abrasador, no noté cuando Marianne se deslizó en mi regazo. Se dio la vuelta para poder estar frente a mí, presionando su pecho contra el mío.Pasé los dedos por su cabello, que tenia las puntas mojadas. Enrollé un mechón en mi dedo.—Siento lo de antes. No quería dar a entender que te estaba manipulando y si te he hecho sentir de esa forma, lo siento.—Lo sé, Edgard. No pasa nada, no estoy enfadada. Pero creo que deberías meterte en los negocios. Sabes conseguir lo que quieres.—Dijo, sus pequeños dedos se deslizaron por mi piel. Si su intención era dis
Marianne POVMe alegraba haber hecho la cena. Había estado tan nerviosa que no había almorzado. Todo estaba preparado encima de la mesa, mi familia y amigos a mí alrededor. Tenía la mejor comida y la mejor compañía. No podía pedir nada más. Me gustó que Amanda decidiese escoger como tema para la cena el Día de Acción de Gracias. Teníamos mucho que agradecer.Mi mano sujetó la de Edgard mientras cenábamos. Bebí pequeños sorbos del vino que me había echado Carl, dejando que su calidez me inundase. No podía evitar mirar la hermosa cara de Edgard cada vez que tenía oportunidad. Quería que se quitase las gafas, pero entendía por qué se las dejaba puestas. Esperaba que a partir de mañana eso no fuese un requisito para él.—Entonces, además de darme una patada en el culo ¿qué mas vas a hacer cuando veas?—Bromeó Emmanuell.—Si veo, querrás decir.—Le corrigió Edgard.—Pensamientos positivos, hijos.—Le reprendió Carl.—Dará buen resultado.—Lo sé, simplemente no quiero inflar mis esperanzas.—Sus
Marianne POVMe desperté sola y asustada. Cuando el despertador comenzó a sonar por la mañana intenté, por instinto, acurrucarme contra Edgard, pero él no estaba allí. En mi atontado estado me puse a sobar las sabanas en busca de su cuerpo cálido y agradable. Cuando fui consciente de que no estaba allí me incorporé rápidamente y acerqué la mano al reloj para apagarlo. Tiré de las sábanas para taparme las piernas envolviéndola a mí alrededor, y fui a la sala de estar.—¿Edgard?—Le llamé suavemente, apenas fue un susurro.—Edgard, ¿dónde estás?Todo lo que podía oír era el sonido de mis pasos contra el duro suelo de madera. Mientras me movía, el corazón me golpeaba en el pecho. El sol aun no había salido de forma que la casa estaba completamente a oscuras.Oí ruidos mientras Edgard pasaba los dedos por las teclas de su nuevo y brillante piano. Pegué un bote. Me llevé la mano al pecho, tratando de que no se me saliese el corazón. Edgard levantó la cabeza, su pálida piel resplandecía, incl
Edgard POVQuería echarme a llorar cuando ella introdujo la aguja en la sensible piel de mi mano. Apreté los labios para mantener mis sollozos a raya. Sorprendentemente era más doloroso de lo que pensé que sería.Sabía que la enfermera me hablaba pero en realidad no podía escuchar nada. Era consciente de que se había marchado pero estaba demasiado ocupado volviéndome loco.—Oh, Dios mío.—Murmuré respirando profundamente.—No pasa nada. Trata de relajarte como la enfermera te ha dicho.—Me habló Marianne, arropándome con las sábanas hasta la cintura.—No es fácil hacerlo.—Lo sé. Todo saldrá bien.—Dijo Marianne tranquilamente.Edgard, voy a hablar un momento con tu médico, enseguida vuelvo.—Dijo mi padre mientras se alejaba.—Voy con él.—Añadió mi madre rápidamente.—Creo que intentan darnos privacidad.—Dije sonriendo.—Eso parece.—Dijo suavemente Marianne. Se sentó en la cama y se inclinó contra mí. Sus pequeños dedos me acariciaron el cabello y la cara.—Eres tan guapo.—¿Incluso estand