Capítulo 1

Hace muchos años se liberó una guerra entre dos poderosos reinos, el Reino Dragon spito out blood swords fue el vencedor, no tuvo piedad con ningún habitante de aquel reino, dejando todo a su paso en solo cenizas.

El Rey enseño orgulloso su triunfo a sus dos únicos herederos, a quien el reino había bautizado como los dos dragones. A su corta edad ambos pudieron contemplar la crueldad de su padre, y hasta que punto estaba dispuesto a llegar para obtener más poder y riqueza.

La vida del hijo menor, el Principe Valerian Dragon había trascurrido entre escándalo tras escándalo, después de las guerras que tuve que ganar en nombre de su padre, se sumergía en la bebida y los excesos, se acostaba con las esposas de los demás nobles, organizaba orgías. Todos en el reino conocían al Dragon pequeño, y su hambre de lujuria que ninguna mujer había podido saciar, los chismes de sus acciones habian dejado en el olvido todas sus guerras ganadas.

Un día mientras caminaba por el mercado, buscando a la próxima mujer que lo acompañaría en la noche, pudo ver a un encapuchado pagarle a un mercader con un pedazo de papel, aquello lo desconcertó continuo su camino sin darle mas importancia, pero después de unos minutos impulsado por su curiosidad, volvió sobre sus pasos para arrebatarle aquel papel al viejo mercader.

¿Que a de ser tan valioso, para que lo tomes como pago viejo? — se burló del pobre anciano —En mi reino, solo aceptamos monedas de oro, si pagas los impuestos con este pedazo de papel te enviare a colgar, como si fueras un maldito ladrón.

Lo siento, su majestad —el hombre bajo la mirada.

El príncipe solo lo miro con asco, tomando aquel pedazo de papel con ambas manos para poder leer lo que tenía escrito.

Puedo sentir como vuestras manos sucias y llenas de callos, suben lentamente por mis muslos hasta tocar mi feminidad, siento como me toca pero a pesar de mis suplicas no se detiene, con sus dos manos fuertes abre mis piernas, para poder posicionarse entre ellas y terminar con el trabajo que habían comenzado sus manos

¿Que es esto, Viejo? — leer aquellos logro que su miembro se pusiera erecto por un momento.

No es nada, su majestad — trato de tomar el papel de las manos del príncipe, pero este no se lo permitió —Son unos relatos indecentes que compro para transcribirlos y venderlos, mi señor.

Donde están los demás, viejo — aquel anciano solo se quedó viendo al joven príncipe —¡En donde se encuentran los demás!

El anciano mercader caminó hasta una montaña de pieles de animales para buscar entre ellas, al arrojar todo aquello a un lado, termino descubriendo una pequeña caja, con desconfianza se lo entrego al joven príncipe quien al tomarlos quedo atónito por tanta lujuria plasmada en aquellos papeles arrugados

¿Quien es el autor de versos tan aberrantes?— se encargó de romperlos, ya que no quería que nadie mas leyera lo que traía escrito — ¡Habla ya!

No lo se, su majestad — aquel viejo bajo la mirada, observando los pedazos de pales tirados en el lodo — Aparece de vez en cuando en el mercado, viene por provisiones y después desaparece, es todo lo que se lo juro.

¿Cuál es su nombre? — el príncipe solo soltó una carcajada — Será mejor que me digas todo lo que sabes, viejo.

Saco la espada de su funda a puntando al mercader, dejándole saber que estaba dispuesto a matarlo si este no le decía la verdad.

Vi….vive en el bosque — dijo nervioso, notando el filo de su espada muy cerca de su cuello— Mas de una vez lo he visto caminar hacia esos rumbos, su majestad.

Escúchame muy bien — en un movimiento rápido guardo nuevamente su espada para tomar el cuello del mercader—Cuando lo vuelvas a ver, dile que lo estaré esperando en el palacio.

Si, si, si yo se lo diré, su majestad — lo soltó limpiándose sus manos — Volverá en unos días, ya que sus raciones de comida son escasas.

Eso espero — las personas que se encontraban a su alrededor solo se le quedaban viendo— O tendré que matarte.

Narra sin nombre:

Me quite aquella mascara que cubría mi rostro, no me dejaba respirar muy bien, odiaba usarlo pero era necesaria para poder entrar al mercado del reino y poder hacer las compras que necesito para poder sobrevivir en el bosque. En el reino no era muy bien visto que una mujer posea el don de la lectura y la escritura, ya que solo los nombres de buena cuna podían tener conocimientos de ellos, yo creo que iba en contra de las leyes ya que al ser mujer y pobre no tendría que nisiquiera poder mencionar alguna palabra escrita de algún libro, pero gracias a la casa donde viví temporalmente hubo alguien que me ayudo, se lo estaré agradecía toda mi vida por aquel gesto tan hermoso que tuvo conmigo una simple huérfana sin hogar y sin nombre alguno.

Por fin — tuve que sentarme cerca de una hoguera que improvise afuera de la cueva que habia convertido en mi hogar —Que hambre.

Desde hace unos años he estado viviendo en este lugar, se que no es un buen lugar para una mujer pero he aprendido a disfrazarme de un hombre para que los demás hombres no me hicieran daño, vivir de esto modo era muy peligroso para una mujer que no tenga a alguien que la defienda.

Cada vez es mucho menos — tome mi pequeño costal para sacar lo que me dieron de aquellos versos que un día escribí — Tendré que aprender a robar o a cultivar mi propia comida.

Deje unas patatas cerca del fuego para que comenzaran a asarse, me saque la capucha, observando hacia todos lados, tome aquel pan y un poco de agua para entrar a la cueva.

Hola, ¿Como has amanecido?— aquella linda abuela me sonrió —Se que no es mucho, pero podremos durar unos días mas.

Gra..gracias, hija — tenia mucha hambre, pero prefería darle de comer a aquella abuelita —¿Tu no comerás nada?

No, ya he comido, justo cuando venia de camino— acaricie su mejilla —No se preocupe solo coma.

La había encontrado hace algunos años atrás en el bosque, la encontré cuando volvía de pescar en el lago, se encontraba asustada en medio de todo este gran bosque, por lo que me dijo se estaba acompañada de sus hijos, pero de un momento a otro ellos habían desaparecido. Sabia que sus hijos solo la habían venido a abandonar en el bosque para que muriera de hambre o algún animal salvaje terminara por acabar con su vida, no podía entender como existía ese tipo de personas, yo nunca pude conocer a mis padre pero si los tuviera nunca los dejaría a su suerte en un lugar tan salvaje como lo podía ser el Bosque y aun mas en la oscuridad de la noche que es cuando las fieras mas peligrosas salen en busca de alimento.

Aunque ella quiso regresar con sus hijos a pesar de los tratos que tenían con ella, solo me daba cuenta el amor de madre que poseía en su corazón esta linda abuela, sentía enojo e envidia para con aquella personas ya que no la apreciaban. Después de mucho insistirle pude convencerla que se quedara a mi lado hasta que ellos vinieran por ella, asi fue como pasaron los días, semanas, meses y luego años, ella se tuvo que convencer que no los volvería a ver nunca mas.

Fue entonces que le pedí que se convirtiera en mi abuela, y desde entonces la he cuidado con todo el amor y el cariño que sus hijos le quitaron de un día para el otro.

Ten — me tendió un poco de pan —Come conmigo, hija.

Pero abuelita estoy llena — sonreí caminando afuera de la cueva —Voy por unas patatas.

Cada vez duraba menos la comida, tome aquellos papeles enrollados que tenia debajo de unas pieles que usaba como almohada, corte un pedazo de papel donde estaba escrito un viejo escrito, había tenido mucha suerte que aquel mercader degenerado le interesaran y me diera algo por ellos.

Puede sentir sus labios recorrer todo mi cuerpo desnudo, mientras siento como tu gran miembro entra en mi sin piedad alguna. Cubres mi boca tratando de ahogar mi voz, siento que en cualquier momento terminaré rota en esta cama, mientras sigues usándome, por favor no pares quiero que sigas, no escuches mis suplicas solo sigue, mi señor”.

En que estaba pensando cuando escribí estas cosas — lo guarde rápidamente en mi bolsillo de mi capa — También se están agotando los versos que voy a hacer.

Aunque habia prometido no volver a escribir en algún momento tendría que volver a hacerlo, para poder seguir manteniendo a abuelita. Por mis cálculos todavía tenia comida para dos días, tendría que tratar de buscar algunas semillas en el mercado, pero dudo que quieran cambiar semillas por estos fragmentos de versos.

Dos días después:

Cuando se terminaron las batatas y el poco pan que nos quedaban, ya era hora de volver al mercado del reino. Tome mi capa y la mascara que siempre me acompañaban, trate de esconder mi cabello en una trenza.

¿Volverás a salir hija? — solo asentí mientras me ponía mi mascara —¿Porque usas esa cosas?

Por seguridad abuelita, así los hombres pensaran que soy un joven y no trataran de lastimarme — deje un beso en su frente — Quedate aquí o en la cueva donde te sientas mas cómoda, yo tratare de volver antes del atardecer.

De camino hacia el reino pude ver a muchas personas, mas de lo normal, solo las ignoraba mientras seguía mi camino. Todavía faltaban algunas horas para encontrarme casi cerca del reino.

A la distancia pude ver ese castillo enorme que me dejaba saber que me encontraba cerca, después de mucho caminar al fin me encontré en las puertas del mercado del reino.

Trataba de caminar entre tantas personas si molestar a nadie, un mercado lleno de vacas, cerdos, gallinas y otros animales, tanta concentración de personas volvían un poco molestas a los pobladores, con los extraños.

¿Tuvo muchas ventas el día de hoy? — me acerque a aquel hombre mayor, que al escucharme rodio aquel estante para tomarme de los hombres — ¡Que...que hace, no me toque!

Te...te están buscando en el palacio — solo pude verlo fijamente — Te aconsejo que te dirijas al palacio ahora mismo, joven.

¿De que esta hablando, señor? — lo aleje — Yo no hice nada, solo quiero lo mismo de siempre, y si puedes darme una cuantas calabazas te lo agradecería.

No lo entiendes — me volvió a tomar con mas fuerza de los hombros — El mismísimo príncipe quiere hablar contigo.

¿Conmigo? — porque alguien como el príncipe quería hablar con alguien como yo — ¿No sabes porque?

¡Por las cosas que escribes! — oh no, de seguro quiere castigarme o algo peor, ya me lo había advertido Sir.Froilan — Tienes que ir, el príncipe no es alguien que le guste esperar por mucho tiempo, y menos a personas como nosotros.

Bi..bien — tenia que escapar cuanto antes —Pero antes puede darme algunas cosas por esto.

Esta bien — lo tomo dejándome ver sus dientes amarillos — Te daré un poco mas.

Cuando termine de meter toda la comida en mi costal, me disponía a irme pero aquel mercader se quedo viendo fijamente a mis espaldas.

Oh, su majestad — rápidamente se inclino.

Solo pude caminar rápidamente alejándome de ese lugar sin dar vuelta atrás, pero al estar a una distancia un poco considerable escuche como me llamaron.

¡Oye, tu! — distinguí la voz del mercader — Es el hombre que buscan.

¡Oh, M****a! —me gire para ver como unos hombres con armaduras se me acercaban —¿Ahora que?

Solo pude a echarme a correr mientras todas las personas que se encontraban en aquel mercado se me quedaban viendo, trate de perderlos pero aquellos hombres eran mucho mas rápidos que yo, y cuando pensé que me lograrían alcanzarme una carreta paso delante de mi, no lo pensé dos veces para saltar en ella y esconderme.

Di unos pasos lentos hasta llegar a adonde se encontraba abuelita calentándose en el fuego, no pude sostenerme mas en pie y caí al suelo.

¡Hija!, hija — pude escuchar como trato de levantarme — ¿Que..que sucedió?

Nada solo estoy muy cansada —se sentó a mi lado — Estaré aquí solo unos minutos, para que mi cuerpo se vuelva a calentar.

Después de lograr escabullirme de aquellos hombres me subí a una carreta para escapar, pero cuando aquel granjero y su hijos se dieron cuenta que estaba arriba, me bajaran de esta dándome un golpe que me había dejado un poco aturdida, sin contar que tuve que correr para escapar de ellos ya que pensaron que la comida que traía en mi costal le pertenecía.

Tuve que fingir que todo estaba bien asi que después de tomar un poco de agua me levante del suelo para entregarle a abuelita todo lo que pude conseguir. Ahora tendría que esperar dias para volver al mercado del reino.

¿Que le parece si mañana vamos de pesca? — le entregue una patata — Aprovecharemos para lavar un poco de ropa.

Me parece bien — sentía un gran dolor en mi mejilla por el golpe de aquel hombre — ¿Porque tienes ese moretón en tu cara?

No es nada — me lleve a la boca un pedazo de pan — Porque no comes, abuelita.

A la mañana siguiente nos encontrábamos en lago que se había formado gracias a un rio cercano, trataba de pescar algo para el almuerzo, pero creo que solo comerías un poco de pan.

Quitate ese ropa, hija — deje la caña improvisada para quitarme la ropa — Aprovecha para darte un baño.

Esta bien — le di mi ropa para meterme al agua —¡Esta muy fría!

Lamento no poder tenerte el agua caliente — solo pude sonreír — Eres muy hermosa para tener que esconderte en estas ropas de hombre.

Es necesario, abuelita — me sumergí en el agua — Sabes que es muy peligroso vivir en el bosque y mas si solo somos dos mujeres, si un hombre ve a otro hombre este no intentara hacer nada malo.

Eres una chica muy valiente — estrujo mis ropas — Cuidar a una sucia anciana como yo, a la cual sus propios hijos abandonaron a su suerte en un frio bosque.

La abandonaron conmigo — sonreí lavando mis brazos — Nunca voy a dejarla sola.

Al menos me gustaría saber tu nombre para hablarle a dios de ti y tu buen corazón — solo pude sonreír —Llevamos tanto tiempo juntas que me gustaría saber como es tu nombre.

Me gustaría decírtelo abuelita, pero no tengo un nombre — termine de lavarme el rostro —Ni cuantos años tengo, solo se que soy mujer.

¿Como puede ser que no tengas un nombre, pero aquella personas que te cuidaron no te dieron uno?

No, solo me llamaban tonta o estorbo — baja la mirada recordando aquellos dias — Solo una persona en aquel hogar fue bueno conmigo.

Aquel joven verdad — ya le había hablado a abuelita sobre Sir.Froilan y de como me había cuidado durante aquel tiempo en su casa — Si era tan bueno porque te escapaste de esa casa.

Bueno la verdad es que... — en ese momento se escucharon unos caballos acercarse — M****a.

Escondete, hija — abuelita tiro unas hojas, pasto y unas prendas sobre mi — No salgas hasta que se hayan ido.

Solo pasaron unos segundos cuando pude ver como como las patas de unos caballos se acercaban a donde nos encontrábamos.

Vieja, a visto a un hombre por estos rumbos — escuche la voz de un hombre — Las personas del mercado del reino, dicen que lo han visto por estos lugares.

No, no he visto a nadie, señor — mi corazón parecía que se saldría de mi pecho — A demás mi vista ya no es la misma, aunque lo haya visto ya no lo recordaría, mi señor.

¿Vive cerca de aquí? — pude ver como aquel caballo se acerco para comenzar a comer de aquellas plantas que estaban sobre mi — ¿Esta con alguien?

No, no — maldito caballo, este continuaba comiendo de lo que tenia en mi cabeza — Me encuentro sola lavando un poco de ropa sucia, mi señor.

Si ha visto a un hombre encapuchado tendría que decírnoslo, porque debe responder ante el Principe Valerian Dragon.

Si, mi señor — porque tenia que responder ante ese hombre que fue lo que hice — Pierda cuidado.

En ese momento el caballo mordió aquella prenda que tenia sobre mi, que prácticamente me cubría completamente la cabeza, estuve expuesta por un momento pero abuelita fue mas rápida al quitarle aquella prenda al caballo para ponerse delante de mi, quitándome de la vista de aquellos hombres.

Cuando aquellos hombres por fin se fueron abuelita me ayudo a salir del agua todo mi cuerpo se encontraba completamente arrugado por haber permanecido en el agua por tanto tiempo.

¡Me puedes decir porque te están buscando! — me cubrió con una tela que usábamos para dormir —Ese príncipe no es una buena persona.

Yo...yo no hice nada, abuelita — tome una camisón que se encontraba casi seco — Solo se que el mercader quería que vaya a verlo a palacio, y después sali corriendo, entonces la carreta y..

¿Que? —cerré los ojos al ver que había hablado de mas.

Tuve que contarle todo lo que había sucedido a abuelita desde lo que me dijo el mercader hasta aquel momento que termine en el suelo afuera de la cueva.

Tienes que tener mucho cuidado hija — me ayudo secarme el cabello — Esa persona que te esta buscando no es buena.

¿Porque lo dices?

Cuando yo vivía en el reino su nombre estaba en boca de todos — me quede callada — Tuve muchas amigas que trabajaron en palacio y vieron cosas aberrantes donde el protagonista siempre era el menor de los príncipes Dragon.

¿Cosas aberrantes? — que podría ser tan malo — ¿Como que cosas abuelita?

No puedo decírtelo — se cruzo de brazos — Sospecho que aun eres muy joven para saberlo.

Pero abuelita…

Sera mejor volver — tomo la ropa — Vamos, hija.

Los días pasaron y ya no nos quedaba nada para comer, había intentado pescar o cazar, pero ninguna de las dos pudo obtener nada, yo por mi inexperiencia y la abuelita por su edad. Con un poco de ayuda de abuelita logramos encontrar algo para comer, pero al pasar de los días podía notar como la falta de buena comida comenzaba a afectar en la salud de abuelita.

¿Abuelita se encuentra bien? — ya habían pasado dos días desde que estaba en cama — Abuelita.

Tranquila, hija — acaricio mi rostro — Soy una vieja, esto es muy natural.

No, no — me levante para tomar aquellos rollos de papel — Iré al mercado por algunas medicinas.

¡No! — tomo mi brazo — Es muy peligroso.

Ya pasaron muchos días abuelita — deje un beso en su frente — Y dejaron de buscar.

Me puse la mascara para después colocarme la capa, tome aquel costal para salir de la cueva, sin antes voltear a ver a mi abuela.

Volveré antes del atardecer, lo prometo — deje un beso en su frente — Tratare de traerte una manzana.

Tuve que tomar el camino mas largo al mercado del reino ya que tomar el principal resultaría ser un poco peligroso. Al llegar al mercado de reino no pude ver la tienda del mercader, ni al mercader por ningún lado. Camine rápidamente a una señora que se encontraba parada cerca de donde alguna vez estuvo aquella tienda.

¿Disculpe señora? — tuve que agravar mi voz, para que pareciera la de un hombre— ¿Donde se encuentra el mercader?

Hablas de ese pobre infeliz — puso unas manzanas en su canasta —Esta muerto.

¿Como que muerto?

Lo ahorcaron hace unos días — ella solo me miro de arriba a abajo — Tu te pareces al hombre que están buscando.

¿He? — en ese momento la mujer se alejo rápidamente de mi — Espere un moment…

Baje la mirada al suelo cuando escuche el sonido de un tintineo, la mujer había dejado caer una bolsita que parecía tener algo, al recogerlo pude constatar que se trataban de monedas de oro, la busque con la mirada tratando de encontrarla para devolvérselo pero la perdí de vista, no quería quedarme con aquellas monedas ya que no me pertenencia pero no sabia donde podría encontrar a aquella mujer.

¡Puedo comprar medicina! — mire aquella bolsita — Pero estas monedas no son miás.

Por un momento debatí que tenia que hacer, no podía gastarlo aquello no era mi dinero. Pero no podia dejar que algo malo le sucediera a mi abuela.

Las monedas me habían servido para comprar un poco de medicina y comida para una semana, creo que tuve mucha suerte pero al mismo tiempo me sentía muy culpable por haber usado algo que no era mio. Todavía me quedaban algunas monedas de oro, para usarlas en el futuro que necesitaría comprar mas medicinas para abuelita.

Al llegar a la cueva solo pude correr a avivar el fuego ya que se encontraba apunto de apagarse, deje el costal de comida cerca de la cama donde se encontraba abuelita acostada.

Abuelita ya estoy aquí — saque la medicina — Tome con esto te sentirás mejor.

De donde sacast… — no deje que hablara ya que hice que tomara aquella medicina.

Te pondrás bien — saque un poco de pan del costal, junto con un manzana — Toma te dije que te traería una manzana, come abuelita.

Tome un recipiente para sacar un poco de agua de un balde de madera que teníamos, pero este estaba completamente seco.

Oh — me levanto para ir por un poco de agua — Olvide que no hay agua, quedate aquí abuelita volveré enseguida, si tienes hambre puedes tomar lo que quieras.

Me tuve que volver a poner la mascara y la capucha antes de salir de aquella cueva, mientras caminaba al lago pude escuchar como algo comenzaba a seguirme, trate de apresurar mi paso ya que pronto iba a anochecer. Tome un poco de agua de aquel lago para llevárselo a la abuelita cuando escuche unos pasos detras de mi, gire rápidamente encontrando a 5 hombres parados detrás de mi.

Por ordenes de el Principe Valerian Dragon se lo llevara a palacio en este momento — dos hombres me tomaron de los brazos — Trate de no resistirse.

¡Suéltenme!¡Suéltenme! — trate de resistirme pero ellos eran mas fuertes que yo — ¡Por favor no! — trate de escapar sin éxito — Tengo que volver con mi abuela, ella esta muy enferma ¡suéltenme!

Solo estamos siguiendo ordenes — me ataron las manos por detrás.

A medida que avanzamos al reino la noche había caído, el camino solo era alumbrado por uno de aquellos hombres que traía una antorcha. No podía entender como me habían encontrado, había tenido mucho cuidado que nadie me estuviera siguiendo en todo momento.

Tenia que admitir que había intentado escapar en mas de una ocasión pero sin éxito, tenia que volver cuanto antes con abuelita ya que ella se encontraba sola y enferma, aunque se los decía, estos hombres solo mantenían silencio.

¡Por favor! — suplique con aquella voz de hombre que había aprendido a usar — ¡Tengo que volver, ella esta sola!

Tenemos que llevarte a palacio — me empujo para que caminara.

No lo entiendes esta sola — me volvió a empujar — ¡Esta enferma!

Si es una vieja como dices solo dejala morir — me gire para verlo a uno de esos hombres — A esa edad solo son un dolor de cabeza.

Como te… — salte para golpearlo pero el fue mas rápido — ¡Ah!

Deja de chillar como una niña, comportate como un hombre — me volvieron a empujar — Date prisa que queremos llegar a nuestras casas.

Lo que quedo de camino al reino, los hombres tuvieron que arrastrarme para que continuara andando.

Una puerta gigante se abrió dejando ver algo asi como un trono, a medida que mas nos acercábamos pude ver a un joven sentado con algo entre sus piernas, solo me observaba fijamente. Al estar a unos metros de donde se encontraba pude notar como había una mujer agachada delante de el, que era lo que le estaba haciendo.

Por fin puedo conocerte — solo pude bajar la mirada cuando me di cuenta que aquella mujer estaba chupando su miembro — ¿Con que tu eres el escritor?

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo