Eryx DeCostelloNew YorkSe habían hecho muy cercanas y eso me gustaba que la mujer que ocupara mis pensamientos, quisiera a mi hermanita que era para mí, mi niña consentida. Aunque a veces se portara como una bebé berrinchuda.Saliendo de la empresa nos fuimos en la limusina de la misma, para irnos al restaurante para desayunar. Mi abuelo ya estaba más tranquilo y al parecer se le había pasado el mal rato de que nunca llegamos. Eso me gustaba y mucho.Al llegar al restaurante, los empleados nos llevaron a nuestro lugar ya reservado de toda la vida y nos llevaron lo que siempre tomábamos. Nos conocían a la perfección que ya no teníamos ni que ordenar y era lo bueno, podríamos desayunar sin interrupciones. Todo estaba como me gustaba sin tanto ir y venir, a tiempo y casi sincronizado.–Eryx, tienes que darte prisa o te van a ganar a esa hermosa mujer – Dijo mi abuelo sin haber pedido yo su opinión, cosa que ya estaba haciendo muy seguido – Es muy hermosa y así dejas de andar buscando a
Ava Janssen New YorkDon Carlo me había caído muy bien tanto que lamenté desde el fondo de mi corazón el no haber podido ir con ellos a desayunar. No sé porque no pude aceptar, fue como si algo me detuviera tal vez el no querer involucrarme con otro miembro más de la familia DeCostello de cerca.Me puse a organizar cosas para la siguiente semana, yo siempre iba un paso adelante y así me quedaba después un poco de tiempo libre para si yo lo necesitaba. Mi celular vibró avisándome de un mensaje de una App de mensajería en la que mis únicos contactos eran familia y amigos cercanos de allá de Londres. Era un amigo mío llamado Luke quién me saludaba y pedía que cuando me fuera posible lo llamara, estaba de suerte porque podría hacerlo en ese mismo momento.–Hola Ava, hasta que puedes llamar a este pobre hombre – Respondió mi amigo – Pensé que ya te habías ido en una caja de documentos. Vi a Janice y me dijo que tu nuevo empleo te tiene siempre muy ocupada.La verdad era que le habia dicho
Ava Janssen New YorkAl terminar la llamada con mi amigo, me invadió un poco la nostalgia porque recordé esos momentos en los que salíamos mis amigos y yo a divertirnos y a pasear por las calles de Londres, momentos que ya no se iban a repetir y todo por culpa de lo que me había pasado. Me había propuesto no pensar en eso, pero cada vez que tenía un contacto con alguien de mi pasado, eso volvía a pasar por mi mente una y otra vez.De pronto un chico joven y muy apuesto, lo pillé mirándome con detenimiento sin decirme nada, pensé que podía ser un cliente de Don Eryx pero no había nadie citado a esa hora, vestía además demasiado informal para serlo y antes de que él me diera una explicación de su estancia ahí, yo que era curiosa desde chica me decidí a abordarlo.–Hola buenos días, ¿Está esperando a Don Eryx? – Le pregunté – Sí es así, tendré que avisarle. No tiene agendado a nadie a esta hora.–Hola buenos días señorita, Janssen – Respondió él – Ya me ha hablado Don Eryx mucho de uste
Eryx DeCostelloNew YorkEstando tranquilamente en casa de Tobías, comiendo a gusto, y entra una llamada a mi celular, veo la pantalla y tuerzo la boca, es una llamada de mi madre. Le enseño el teléfono a mi amigo y este se ríe. Con lo que me gusta ser interrumpido. Hago una señal negando con la cabeza, espero que no sea una más de sus comidas organizadas para ver a una más de sus elegidas.–Hola, madre, buenas tardes. – La saludo con cortesía.Siempre me dirigía ella de forma apropiada, aunque ella no lo creyera era la mujer más importante de mi vida, la amaba sobre todas las cosas, a ella y a mi hermanita. Y si la vida me lo permitía muy pronto abría una tercera en la lista.–Hola, buenas tardes, cariño ¿cómo estás? – Dice muy contenta.Bueno ella siempre estaba de buen humor, nosotros éramos la que la sacábamos de quicio. No lo podíamos evitar, pero la amabamos a fin de cuentas.–Bien y tú, madre. – Contesté.–Excelente mi amor – Seguía muy amorosa – con la llegada de los abuelos,
Eryx DeCostelloNew YorkLlegando a la oficina, veo que Ava aún no se ha ido, se me olvidó decirle que no tenía que esperarme. De hecho ya no hay nadie en todo el edificio, salvo los guardias de seguridad y ella. Está muy entretenida mirando una carpeta de documentos. Concentrada se ve tan linda, creo que el amor me ha tocado fuerte esta vez.–Hola, Ava, pensé que ya no te encontraría aquí, ya es tarde, la hora de salida fue hace media hora.Se sorprendió un poco al escuchar mi voz, pensé que habia escuchado mis pasos al acercarme a su escritorio.–Lo estaba esperando, Don Eryx.Se pone de pie quedando un poco más baja a mi lado, eso me encanta, estaba hecha a mi medida, como si pudiera acomodar sin ningún problema su cabeza en mi pecho, justo ahí donde estaba.–No era necesario, ya deberías estar en tu hotel.–Es que hay algo que debo enseñarle y me pareció que era importante y que no iba a esperar para el lunes.–Muy bien, ¿me puedes ir diciendo de que se trata? Sígueme por favor.T
Eryx DeCostelloNew YorkDesabrocho los botones de su blusa, la abro y queda expuesta su ropa interior de seda en color beige, que contrasta con su deliciosa piel, le acaricio por encima del valle de sus senos y ella respinga, nuestras miradas no pierden el contacto, bajo y vuelvo a besar sus labios y ella lleva sus manos a mi cabeza, metiendo sus dedos entre mi pelo. Me suben hormigas por todo el cuero cabelludo.–Sí. – Dice en mi oído.Su voz entrecortada cargada de deseo. Bajo la cabeza y beso su cuello dejando una estela de humedad en su piel, subo a su oreja y muerdo el lóbulo.–Eryx. – Me llama.–Sigo aquí, Ava, no me voy a ir a ningún lado.–Eso espero.–Ayúdame con la camisa por favor, porque soy capaz de arrancarle todos los botones.Me regala una bella sonrisa, lo me apoyo en los brazos para que ella pueda hacer bien su tarea, quita mi camisa y hago contacto con su piel abrazándola al sentirla hace que jadee y ella lo hace conmigo, me retiro y bajo la cabeza a su piel, voy d
Ava JanssenNew YorkMe acababa de ir de dónde hacía unos momentos fui la mujer más feliz y dichosa del mundo, al lado del guapísimo Eryx DeCostello, mi jefe. Tengo que reconocer que me hizo sentir como nadie nunca lo hizo y que amé cada segundo, cada caricia y cada momento que a su lado pasé. Ahora lo que pesaba en mí, era que me traicioné a mí misma y que había cruzado una línea que me prometí no cruzar, la de no involucrarme con nadie emocionalmente en un muy largo tiempo y menos siendo con mi jefe.Tomé el ascensor el único que podía dejarme en la plata baja, pues no sabía que ese conducía directamente a su penthouse, con razón era el que siempre tomaba, pensando yo que era elitista y no se quería mezclar con lo demás empleados. Lo habia catalogado mal desde un comienzo. Los otros empleados eran los que no se querían subir a este ya que marcaba hasta donde estaba disponible, y que se podría usar perfectamente y ya después era el departamento de Eryx.Iba saliendo de la empresa a t
Ava JanssenNew York–Muy bien Ary. – Dije.–Tú ya eres mi amiga y te quiero, me encariño muy pronto con la gente y tú te ganaste rápidamente mi amistad y mi aprecio.Estaba por empezar a platicar con Ary, cuando el ruido de la cafetera indicándome que ya estaba el café me sacó del momento. Me levanté del sillón y serví dos tazas de cafés y se las llevé donde se encontraba Ary, llevaba la azucarera para que se lo preparara a su gusto, lo coloqué todo en la mesita del centro y después volví a sentarme a su lado.–Ary, lo siento pero olvidé comprar crema para café pero ahí hay azúcar por si quieres ponerle.Yo siempre me lo preparaba con dos cucharadas y media de azúcar, me gustaba el sabor dulce del café, amargo nunca lo podía tomar, aunque a mucha gente le gustaba tomarlo sin nada.–Gracias Ava, yo lo tomo así solo y no te preocupes por mí. Ahora sí dime, te escucho soy toda oídos y puedes contar con toda la discreción de mi parte.Me aclaré un poco la garganta y le di un trago a mi c