Ava DeCostello

New York

Eryx, captó lo que yo le decía y se tuvo que calmar, pues yo no quería, que si Devin volvía a insinuar algo sobre Ary, él se pusiera a discutir, no era ni el lugar y tampoco el momento y por si fuera poco, estábamos en una boda real y como tal, teníamos que guardar compostura. Ya bastante teníamos con qué, los padres de Eryx y sus demás hermanos no fueran invitados, cómo para que ahora fuéramos nosotros, los que diéramos de qué hablar, abracé a mi esposo y sentí, como se relajó en mis brazos.

–Gracias, mi hermosa morena, mi mujer maravilla, por no dejarme hacer un show – Dijo mi Dios Griego – Es que, espero que entiendas, que me molesta mucho, que hablen mal de Ary, quién sea, pues, es mi hermanita y sé que tú, aunque digas que no, también te enojarías si alguien se expresa mal de tu cachorro.

Claro que yo iba a saltar a la yugular del que osara hablar mal de mi hermano, a nadie le iba a permitir que se refiriera a el de tal o cual términos, yo estaba para def