Ava Janssen

New York

–Sí, es lo mismo que yo pensé y que bueno que coincidimos ante esa lógica manera de pensar, las personas somos así de difíciles y entre más se nos prohíbe algo, más queremos hacerlo.

Eso era cómo una ley de la vida, porque estaba segura de que ella había pasado también por esa etapa, por qué todos en algún punto se nos ha prohibido algo.

–Así es Ava – Ella se puso de pie – No te quito más tu tiempo, nos vemos en el restaurante a las tres de la tarde, en punto.

Me imaginaba que ella estaría mucho antes que nosotros

–No me estás quitando nada Gaia y te agradezco que te tomaras la molestia de venir a buscarme personalmente, nos vemos más tarde.

–Gracias Ava y hasta más tarde.

–Por nada, te acompaño.

Caminé con Gaia hasta la puerta del hotel y la vi irse en una de las limusinas. Por un momento me sentí mal por ella, la pobre. Todo lo que debía de estar pasando por su cabeza, sabiendo que Ary, no seguiría el plan trazado para ella de salir de casa casada, y que ahora