Eryx DeCostello

Bristol

–Ese es tu error, me juzgas Ava y eso no está bien. Te disculpo por hacerlo, pero yo ya te escuché y lo menos que puedes hacer ahora tú, es escucharme a mí. Estoy en mi derecho y te pido que lo hagas con mucha atención, porque quiero que sepas lo que yo pasé, antes de que existieras en mi vida y en mi corazón ¿Crees poder hacerlo?

Le pedí, porque lo que le contaría era muy difícil para mí, no todos los que me conocían lo sabían, era algo que me habia reservado, solo mi familia había estado enterada de lo que pasé en manos de esa mujer.

–Por supuesto que sí, Eryx.

Ava se quedó callada y yo le di un trago a una botella de agua para aclararme la garganta y entonces me puse de pie y di unos pasos para poder contarle a la mujer que amo, de ella, de quién no quise nunca volver a hablar pero de quién tenía que hablar alguna vez, con la mujer con la que quisiera hacer una vida, para que entendiera que lo que le pedía era algo verdaderamente importante.

–Ella se llama M