Sofía decidió ignorar por completo a Daniel.«La basura es basura. Si le das demasiada importancia, va a creer que te la pasas pensando en él.»Sofía se dispuso a pasar junto a Daniel sin detenerse y salir del edificio de Inmobiliaria Panorama.Sin embargo, Daniel la vio salir. Al recordar la humillación sufrida en la fiesta del día anterior, sintió cómo la furia lo invadía de golpe.Se acercó a Sofía con rapidez y le bloqueó el paso. La recorrió con la mirada de arriba abajo, y habló con un tono hostil.—Vaya, vaya. Ahora que andas con un viejo rico te das tus gustos, ¿no? Casi me creo tu numerito de niña decente. ¿Y tu galancito ese sabe cómo eres en realidad?Sofía contuvo el impulso de golpearlo, consciente de que estaban en la entrada de Inmobiliaria Panorama y debía cuidar la imagen de la empresa.—La gente sucia cree que todo el mundo es igual. Si no tienes nada mejor que hacer, lárgate.Daniel rio con desdén.—¿Y tú quién te crees? Ya verás que la que va a salir volando de aquí
Sofía notó la mirada curiosa de la recepcionista y bajó la voz.—Te lo advierto, estás en Inmobiliaria Panorama.—Piensa un poco mejor las cosas. Si de verdad quieres conquistar a una de las herederas Vargas, no vengas a hacer el ridículo aquí.Dicho esto, se soltó bruscamente de Daniel. Lo miró con absoluto asco, como si fuera basura en la calle. Sofía incluso sacó un pañuelo desechable y se limpió la mano donde él la había tocado.Al ver esto, Daniel respiraba agitado por la furia contenida. Pero recordó las palabras de Sofía y no le quedó más remedio que aguantarse.—Ya verás. En cuanto vea a la señorita Vargas, le voy a pedir que te corra —masculló con desprecio—. ¡Qué tipa!Sofía soltó un resoplido de desdén.—No hay nada más que decir. Suerte con eso.Terminó la frase y se alejó con paso firme sobre sus tacones.Cuando Sofía ya se había ido, Daniel por fin reaccionó. Furioso, estuvo a punto de salir tras ella para insultarla a gritos.Justo en ese momento, Valeria entró desde la
—¿Buscabas a... una de las herederas de la familia Vargas? ¿Necesitas algo específicamente conmigo? —preguntó Valeria con fingida indiferencia.Daniel sonrió para sus adentros, satisfecho.«Claro, a todas les gustan los tipos como yo. Nadie se resiste a mi encanto».—Bueno, he oído maravillas de la señorita Vargas. Dicen que es bellísima, elegante, muy capaz... Con esa reputación, solo quería conocerte, ser amigos.Mientras hablaba, Daniel le lanzó una mirada coqueta a Valeria.A Valeria se le puso la piel de gallina.—¿Solo viniste a hacer amigos?La mirada de Daniel se volvió insinuante.—Podríamos ver qué pasa, ¿no? Conocernos mejor...Valeria lo estudió con la mirada, entornando ligeramente los ojos. «Hablar con este payaso es rebajarme». Qué ridículo. «¿Y se tomó la molestia de venir hasta acá a buscar a Sofía? Entonces, ¿los tres años que pasó con ella no significaron nada?». La idea le pareció sumamente absurda.—Con razón eres tan despistado y no ves bien... resulta que te enca
Al escuchar esto, la expresión de Lorena se agrió todavía más.Que Sofía se hubiera relacionado con ese tipo antes ya había sido la comidilla de Monterrey.¿Cómo era posible que no hubiera aprendido la lección?Lorena suspiró para sus adentros, decepcionada, y luego se dirigió a Valeria.—Vale, sé que tienes buen corazón, pero no te metas en esto. Ya es una adulta, tiene que pensar en las consecuencias de sus actos, no puede depender siempre de nosotras.Valeria pareció querer decir algo, pero al final solo suspiró y desistió.—Yo le hago caso a mamá. Ojalá mi hermana entrara en razón y dejara de preocuparte.Cada palabra destilaba preocupación por su madre.Lorena miró a la comprensiva Valeria y, al compararla con Sofía, no pudo evitar sentir una punzada de insatisfacción.Fue un sentimiento fugaz, pero Valeria lo captó con claridad.«Sofía, ¿y qué si entraste a Panorama? Mamá siempre estará de mi lado.»...Mientras tanto, en otro lugar.Sofía estaba a punto de irse en su carro cuand
—Sofía, escúchame, por favor, ¿puedes darme una oportunidad?Sofía ya había perdido toda la paciencia.—¡Suéltame! —le espetó—. ¿No te da asco hacer esto? No olvides que estás con Valeria.Al oír el nombre de Valeria, una sombra fugaz cruzó la mirada de Eduardo. Amparándose en su supuesta embriaguez, la sujetó con más fuerza, ignorando sus protestas, y la estrechó entre sus brazos.—Pero los que estábamos comprometidos al principio éramos nosotros, Sofía. —murmuró—. La verdad es que... tú también me gustas.Esas palabras le provocaron a Sofía asco infinito; intensificó sus esfuerzos por liberarse.La diferencia de fuerza era considerable, más aún con Eduardo supuestamente afectado por el alcohol. Forcejeó en vano durante un buen rato.—Eduardo, si Valeria se entera, no te la vas a acabar. —le advirtió Sofía, observando la cara atractiva pero sonrojada de él, sintiendo una oleada de náuseas—. Ya estás comprometido con ella, todo el mundo lo sabe. ¿Qué ganas haciendo esto? ¿A quién le es
A Lorena se le estrujó aún más el corazón al oír la voz de Valeria.«Qué inocente es mi niña» pensó. Descubrir a su propia hermana con su prometido en esa situación y aun así intentar consolarla a ella, a su madre.Pero entonces, Eduardo intervino, rompiendo el silencio:—Vale, fue mi culpa.Al instante, las miradas de las tres mujeres convergieron en él.Incluso Sofía no pudo evitar observarlo, una sombra de sorpresa en sus ojos.«¿Acaso este tipo piensa admitir lo que acaba de hacer?», se preguntó.—Eduardo, ¿cómo pudiste...? —la voz de Valeria se quebró.La expresión de Lorena también denotaba desaprobación. ¿Se había equivocado al juzgar a Sofía tan rápido?Pero al segundo, Eduardo adoptó una expresión de profundo pesar.—Es que... tomé de más hoy. Me quedé dormido en el sofá, estaba medio confundido.Sofía sintió que algo no cuadraba con esa explicación.Y efectivamente, continuó:—No me di cuenta de que Sofía se acercó... empezó a decirme cosas raras, reclamándome que Vale le hab
Eduardo caminó decidido hasta Valeria, el rostro expresando infinita preocupación.—Vale, ¿estás bien?—Eres tan delicada… por favor, ya no llores. Me parte el corazón verte así. —Eduardo insistió, tratando de tranquilizarla—. Te aseguro que no hay nada entre Sofía y yo. Solo la veo como una hermana, y eso por ti.Lorena, al otro lado de Valeria, también mostraba inquietud por el estado de su hija adoptiva.Comparada con ellas, Sofía parecía la villana de la historia en ese momento.En ese instante, Sofía comprendió muchas cosas.Había creído que bastaba con no hacerles caso.Pero no contaba con que ese grupo, como si les faltara sentido común, seguiría apareciendo frente a ella para provocarla una y otra vez.—Muy bien, Eduardo. —Sofía esbozó una leve sonrisa burlona y asintió—. Qué terco eres. Incluso ahora, sigues negándolo todo.—¿Negar qué? ¿No ves cómo está Vale? ¿Por qué insistes en complicar las cosas?Al oírlo, Lorena miró a Sofía con clara desaprobación.Comparada con Valeria
Eduardo Vega no se atrevió a sostener la mirada penetrante de Sofía.Buscó de inmediato la mirada de Valeria, desesperado por justificarse.Sabía que recuperar el favor de Valeria era, en ese momento, su prioridad absoluta.—Vale, déjame explicarte.Valeria se soltó bruscamente de la mano de Eduardo. Su habitual máscara de dulzura e inocencia apenas lograba mantenerse.En la mirada de Valeria solo había resentimiento y desconcierto.—Ya escuchamos la grabación, Eduardo. ¿Qué más quieres decir? ¿Vas a negar que es tu voz?—Yo...Una chispa de astucia brilló en los ojos de Eduardo; iba a decir que era un montaje de Sofía, pero ella se le adelantó.—Eduardo, puedes ver la hora en la grabación. Fue hace un momento.Sofía entrecerró los ojos. Sonrió, una sonrisa hermosa pero con un filo peligroso, una belleza que advertía.—Créeme, no tuve tiempo de manipular nada. Además, es exactamente lo que dijiste, ¿no?Las palabras de Sofía dejaron a Eduardo sin argumentos, sin fuerzas para replicar.