Una semana después de su parto, Jelena estaba instalada en su casa con su bebé. En los primeros días Katerina e Ivanna pasaban mucho tiempo con ella ayudándola y enseñándola como cuidar a su bebé. Jelena tenía muchas dudas y tenía miedo de equivocarse. Hanah lloraba constantemente influida por el estrés de su madre. El proceso de amamantar a su bebé se le hizo difícil y doloroso. Estaba cansada por las malas noches y se caía del sueño todo el tiempo y aunque sus hermanas le decían que tomara una siesta cuando Hanah lo hicieran Jelena se encontraba en tal estado nervioso que no lograba conciliar el sueño. En su mente había idealizado la maternidad, se suponía que tenía todo para ser feliz, pero en la realidad se sentía muy triste. Todo el tiempo tenía miedo, si estaba cerca de las escaleras se veía lanzando a Hanah desde el segundo piso y eso le daba pavor. Se aferraba a su bebé para mantenerla a salvo. En su fuero interno sabía que nunca le haría daño a su hija, pero no sabía porque e
El verano en Grecia pasó volando para Jelena, nunca en su vida había sido tan feliz. Cuando llegó a la casa que recordaba de su luna de miel solo iban cuatro personas: Mikhail, Karlen, Hanah y ella misma. A medida que transcurrían los días fueron recibiendo a la familia por grupos, Ivanna y Gael con Sarah y Billy; Katerina y Alexander con Garald, Ignati y Darya, sus hijos menores; Alexa sin Nikolai y con Damien; Gema y Konstantin. Las vacaciones fueron muy entretenidas con la casa llena de familia, pero al acercarse el fin del verano sabía que era hora de regresar a la normalidad. Karlen se marcharía a la universidad y Mikhail debía volver al trabajo. Aunque su esposo voló a Londres casi todas las semanas, su estancia en la capital inglesa se limitaba a dos o tres días como máximo en cada ocasión, a excepción de las últimas dos semanas que se quedó con ellas todo el tiempo. Jelena reflexionó sobre que hacer con su vida a partir de ese momento, aunque amaba ser madre, pero su espíritu
Jelena se quedó parada mirando a su esposo aturdida, sin saber que sentir o que responder, tenía mucho tiempo diciéndose que odiaba a su padre por lo que le había hecho. Por haberla sacado de su casa y separado de Karlen, por haberla obligado a casarse con Mikhail, por tantas palabras de desprecio, pero dentro de sí no podía olvidarse del padre de su niñez. Iván Smirnov era un mal padre, más en sus primeros años de vida ella le amo, él era bueno con ella y le dio una infancia feliz, fue al crecer cuando la distanció de sí y la vio como moneda de cambio, solo pensaba en sus intereses comerciales, no en la felicidad de sus hijos. Sin embargo, era su padre y debía ayudarlo de alguna manera.―Tenemos que hacer algo, Mikhail, no podemos quedarnos de brazos cruzados.―Dimitri se está ocupando de presionar a la policía, nosotros desde aquí es poco lo que podemos hacer.―¡Pues iremos a Rusia! ―dijo ella sin pensar.―¡No! Yo iré a Rusia si es lo que quieres, pero tú no irás―No me des órdenes,
―¿Cómo pudiste involucrarte con la Bratva, Natasha? Peor aún ¿Cómo pudiste involucrar mis negocios?―Pero, papá, es lo que siempre has querido hacer y nunca has tenido el valor. Estuviste a punto de entregarles a Jelena para que sirviera a tus intereses e inclusive entregar a tu precioso hijo varón como ofrenda. Solo di el paso de acercarme a ellos y hacer el primer negocio en tu nombre, ya tienes las puertas abiertas solo debes consolidar esa alianza y para eso estoy yo. Mikhail Ivankov me desea, quiere casarse conmigo. ¿Acaso no sabes la oportunidad de oro que he abierto para ti?―¡Nunca entregaría a uno de mis hijos a la mafia! Todo ha sido bravuconerías mías, una manera de presionar a Jelena y a los Kuznetsov para lograr una alianza de ninguna manera quiero asociarme con la Bratva y ahora tú… eres una tonta, creía que tenías iniciativa para los negocios, pero solo la tienes para hacer estupideces. Mikhail Ivankov ha asesinado a dos esposas, si te quieres casar con él es tu probl
―¡No es cierto! ¿Cómo puedes acusarme así, papá? ―exclamó Natasha con los ojos llenos de lágrimas, más por el temor de que madre creyese la acusación de Iván que por la acusación en sí. Estaba tan furioso con él que de hecho, había hasta pensado en burlarse un poco de su padrastro antes de que Mikhail lo matara, pero estando su madre presente debía mantener la mentira todo el tiempo. ―Se los advertí ―dijo el secuestrador antes de golpear a Natasha en la cabeza con la pistola y que esta perdiera el conocimiento. Anika gritó al ver como ese hombre dejaba inconsciente a su hija. ―¡Cállate! ―gritó el matón. Iván haló a Anika a. sus brazos y le tapó la boca a su esposa para evitar que siguiera gritando. ―Ella estará bien ―dijo Iván ―Un grito más y le vuelo la cabeza, no me haga enojar, señora. La voz del hombre era baja y amenazadora se asemejaba más a un gruñido. Iván miró a su alrededor y vio que se habían desviado al campo. Unos veinte minutos después llegaron a una vieja granja.
«Todo esto es culpa de Iván», pensó Natasha , «si tan solo no se hubiese opuesto a mis planes de unirnos a la Bratva nada de esto estuviese pasando» se dijo a sí misma, estaba cansada y los gritos de su padrastro le tenían los nervios de punta. Los muy malditos lo estaban torturando por diversión. Lo peor de todo es que no escuchaba la voz de su mamá pidiendo compasión por su marido o por ella o maldiciéndolos. Cuando Anika murió, la sacaron de inmediato y le dijeron a Natasha que su madre se había desmayado, sin embargo, la joven se llevó un susto terrible. Había perdido la noción del tiempo en ese lugar, estaban bajo tierra, alumbrados con bombillas eléctricas, creía que tenían tres días allí porque eran esas las veces que la habían desencadenado y entregado un cubo de agua y una barra de jabón para que se aseara. Natasha se estaba volviendo loca por no tener noticias de su madre. Cada vez que preguntaba por ella le decían que estaba bien, ni Faddei, ni Jasha, ni ninguno de los otr
―El abogado de Iván asegura de que él a última hora cambió su testamento, legándole la mayor parte de las acciones a Natasha ―informó Dimitri.En la mesa del comedor de la casa de Alexander y Katerina, Dimitri el director general de las empresas del consorcio Kuznetsov estaba reunidos los hijos de Iván y sus respectivas parejas: además de los anfitriones, estaban Ivanna con Gael; Jelena con Mikhail; y Karlen el más chico y el único varón de los Smirnov.― ¿Es eso legal? Digo sus hijos son Ivanna, Katerina, Jelena y Karlen. Natasha no es su hija ―dijo Alexander.―Legalmente si es su hija, papá la adoptó ―explicó Jelena.―¿Cómo lo sabes? ―preguntó Ivanna extrañada.―Natasha me lo dijo en mi boda ―respondió Jelena.―Es cierto lo que dice Jelena, Iván adoptó a Natasha, sin embargo, dudo de que le haya dejado el consorcio a ella. A pesar de que todo lo mal padre que fue, él siempre dijo que la dirección sería para Karlen ―expuso Dimitri.―Pudo haber cambiado de opinión ―alegó Katerina.―N
Natasha miraba con dureza la puerta de la habitación del hospital donde estaba recluida, afuera había dos policías custodiándola. Se enteró de ello cuando quiso escaparse, necesitaba ver a Mikhail, estaba desesperada por salir de allí. Nadie le decía nada, no sabía si su madre había sido enterrada o que ocurría en la empresa. Se suponía que, el abogado de Iván vendría a decirle que debía estar presente en la lectura del testamento. Mikhail se ocupó amenazar a la familia del letrado si este no cambiaba el testamento de Iván para favorecerla a ella, sin embargo, no sabía nada el hombre. Tres malditos días llevaba encerrada en ese lugar sin nada que hacer, en su mente solo podía recordar como murió su mamá. Entendió que lo que ella pensó que era un desmayo había sido su muerte. Le daba tristeza pensar que lo último que vio su madre fue a un hombre sobre ella violándola.El oficial que llevaba el caso le dijo que no estaba detenida, que su guardia estaba allí para protegerla, temían que l