La primera noche que paso en Nueva York, Jelena se preguntó cómo pudo haberse torcido su vida de esa manera. ¿Acaso no había sufrido lo suficiente desde el mismo día que se comprometió? Su mente volvió al pasado buscando la respuesta a sus preguntas.Recordó como al día siguiente de que su padre la hubiese abandonado en la casa de los Kuznetsov, se levantó muy temprano para esperarlo, pensando que seguramente iría con Karlen para que pudieran despedirse y le llevaría su ropa. Al final de la tarde, varias doncellas entraron con sus maletas en la habitación, señal inequívoca de que su padre había llegado. Sin poder contenerse corrió escaleras abajo esperando encontrarlos allí. Llegó sin aire al despacho donde se discutió su compromiso y, recordando sus modales, tocó la puerta y esperó impaciente la autorización para entrar, el mismo Dimitri le abrió y al verla, la invitó a pasar.―Buenas tardes, Jelena ―saludó con amabilidad el hombre.―Buenas tardes, señor Dimitri ―respondió ella tímid
Una vez que pasaron inmigración fueron a recoger el equipaje y las guiaron hacia las puertas de salida.Ivanna y Katerina esperaban impacientes la salida de los Kuznetsov, toda la familia estaba presente para recibir a Jelena.La chica caminó al lado de Alexandra y por un momento al ver la cantidad de caras desconocidas que la esperaban portando carteles de bienvenida quiso tomar la mano de la tía, estaba muy nerviosa por ver de nuevo a Katerina y conocer a Ivanna.En los días previos al viaje, La tía Alexandra le había dado noticias sorprendentes. Se le hizo difícil asimilar que Katerina se hubiese casado con Alexander, el hijo mayor de su difunto esposo. Que su prometido tuviera ocho hermanos, Alexander, Dimitri, Benedikt, Konstantin, Damién, Alexa, Garald y Darya que iban desde los treinta y cinco hasta los tres años. Jelena entendió que el matrimonio de su hermana había sido complicado si su marido tuvo varios hijos con otras mujeres estando casado con ella.La imagen que Jelena t
La casa de Ivanna fue un sueño para Jelena, nunca había sentido un hogar con tantas energías positivas. Su cuñado Gael la recibió con los brazos abiertos. Gema se convirtió en su mejor amiga, alguien en quien confiar Catherine, la mamá de sus hermanas, la acogió como una hija más; lo que le provocaba extraños deseos de llorar al recordar que, desde que su madre murió, no se había sentido tan querida y aceptada. Le gustaban los niños y la señora Petrov, hasta la señora Harrison, el ama de llaves, le caía bien; aunque hablaba poco le gustaba sentarse en la cocina a escucharlas conversar.Sasha, el gato, fue una agradable sorpresa. La primera vez que se sentó sobre su regazo se asustó, pero Gema le aseguró que era amigable. El pequeño descarado frotó su cabeza sobre su mano pidiéndole cariños, con lo que se ganó su amor. Gema fue un soplo de aire fresco para Jelena, que no tenía amigas, y sí mucha diferencia de edad entre ella y sus hermanas como para hacerles alguna confidencia. En cam
Durante los primeros años vio poco a su prometido, lo evitaba siempre que podía, sin embargo, hubo almuerzos obligatorios y reuniones familiares en los que ambos coincidían. Para la fiesta de los dieciochos años de Gema, Mikhail no asistió. Jelena agradeció que fuera así y realmente se divirtió, bailó con Rania y dos compañeras que Ivanna le pidió invitar y hasta con el novio de Gema.Su cuñado, Damien, le pidió un baile y, nerviosa, se excusó y se encerró en el baño. Cuando Alexa entró acompañada de sus primas de Rusia que habían venido al cumpleaños de Gema, maldijo mentalmente y subió sus piernas encima del inodoro para mantenerse oculta.―Pobre Mikhail, la prometida que le tocó no quiere saber nada de él, y eso que es tan familiar… Seguramente hará de su vida un infierno ―dijo una de las chicas. Jelena no conocía bien sus voces, así que no supo quien habló.―Todo el tiempo parece malhumorada y nuestro primo es tan risueño y galante… ―agregó otra.―Si no lo quiere como esposo que l
En el verano de su último año de la secundaria cuando tenía diecisiete años, Jelena le pidió a Ivanna que la inscribiera en un campamento, pasaría cuatro semanas en Escocia con su amiga Rania y otras compañeras del colegio. Su hermana estaba encantada de que saliera y se divirtiera por lo que aceptó, sin saber que lo que en realidad quería era huir de la casa. Pasó sus vacaciones leyendo, jugando videojuegos y durmiendo, es decir, casi todo el tiempo estuvo encerrada en su habitación.Rania luchaba a diario con ella para que se integrara en los juegos y paseos, pero muy rara vez lo lograba. Jelena cada día estaba más encerrada en sí misma, carcomiéndose en su rabia y dolor. Cuando llegó a casa tenía más peso que antes de irse.Al final de ese verano ocurrieron dos cosas que marcaron su existencia. La primera de ellas fue que Karlen llegó a Londres para estudiar, llevaba tres años sin verlo, sin poder hablar con él, y estaba muy nerviosa. ¿Y si ya no la quería?, ¿y si la odiaba por hab
Cuando cumplió los dieciocho años, sus hermanas decidieron hacer una fiesta para celebrarlo por todo lo alto. Toda la familia Kuznetsov estaba invitada, además de sus amigas del colegio. En ese momento se encontraba en una buena época y estaba tratando de encajar en un grupo. Jelena estaba muy entusiasmada con la celebración, desde que su mamá murió no había tenido un cumpleaños que fuera especial, y estaba feliz de compartirlo con su nueva familia.Jelena se atrevió por primera vez a usar un vestido un poco más corto. Aunque aún tenía kilos de más, su piel estaba bonita y el costoso trabajo de ortodoncia que le estaban haciendo había mejorado mucho su sonrisa. El vello de su cuerpo había sido eliminado con un tratamiento láser al que fue empujada por Gema; había tenido mucho miedo, pero su sobrina se lo hizo primero y, al ver el maravilloso resultado, se atrevió. Había quedado muy contenta con el mismo. Se sentía más bonita que nunca, Gema la había maquillado y ayudado a escoger el v
―Hermanas, hay algo que quisiera pedirles ―dijo Jelena a Ivanna y Katerinas días después de su fiesta de cumpleaños.―Lo que quieras, cariño ―respondió Ivanna.―Quiero que me ayuden a evitar a Mikhail, en este preciso momento no quiero verlo ―Pidió Jelena, aunque estaba muy nerviosa su voz era serena.―¿Sucedió algo en la fiesta que te molestó? ―preguntó Katerina que era más perspicaz. ―No, Kate, solo que cuando me entregó el anillo me sentí abrumada, no me lo esperaba y creo que aún es pronto para pensar en casarme, no me he terminado de graduar de la secundaria, y aunque me siento mejor, mi psiquiatra dice que me tome los cambios con calma.―Entiendo ―Asintió Ivanna.―Este momento de mi vida es de cambio, dejo la escuela para irme a la universidad, quiero estudiar y tener un futuro profesional y no quiero tenerlo a mi alrededor cortejándome porque sé que eso solo me generará estrés.―¿Por qué hablas con Mikhail y le dices que pospongan el compromiso hasta que te gradúes en la unive
Había pasado tres años sin ver a Mikhail, tal vez era hora de aclarar el panorama. Iría a la boda, sin embargo, una cosa era lo que se planeaba y otra lo que ocurría. El día que debía partir hacia Londres para asistir a la boda, amaneció enferma; al parecer comió algo en mal estado en el campamento, porque pasó toda la noche vomitando, después se descompuso del estómago y empezó la fiebre. Fue al médico y le colocaron antibióticos porque le diagnosticaron una infección intestinal, pasó tres días sin poder salir de la casa. Llamó a Ivanna desde el hospital para informarle de su enfermedad, su hermana le dijo que no se preocupara que ella justificaría su ausencia, no se inquietó mucho y decidió dejarlo en manos del destino. «Lo que ha de ser, será», pensó antes de dormirse.Días más tarde recibió una llamada de su padre. Acababa de llegar de trabajar, y estaba cansada después de pasar el día entreteniendo a niños de once años. Le gustaba su trabajo, pero a veces era agotador. Cuando su