En la noche.En la habitación de Derek, las suaves caricias de Leah inquietan el frágil cuerpo de su esposo, de inmediato cierras sus ojos, con el fin de embeber de sus dulces manos, Leah lo besa intensamente y velozmente Derek, riñe sus emociones entre el deseo inocente, incitado por ella y por cumplir con lo que considera justo, sus sentimientos se empujan y Leah, de pronto es sacudida por la duda y se detiene:—Ya debo irme a mi cama.—Detente Leah, quédate esta noche conmigo.—Estás seguro.—Si cariño, ya no tengo dudas Leah. También te quiero—expresa Derek su cariño.—¡Oh Derek! ¿Cómo cambiaste de parecer? —se muestra Leah incrédula.—Siempre lo estuve, sólo que fui un tonto y no quise ver la verdad, que golpeaba en mis narices—expone acuciosamente.—No quiero sufrir—señala Leah conmocionada por el temor.—Jamás lo permitiré.—¿Y Savannah?—Ya esa mujer, no es nada en mi vida. Ahora estoy convencido, que solo fue un doloroso recuerdo del pasado.—¡Ah caray! Me parece mentira, lo
Ingresa a la empresa, como perro por su casa, la madre de Savannah. Por lo visto Ilse, no confía plenamente en su hija y fue a cerciórese por sí misma, que todo marche como ella lo tenía previsto. Se dirige diligentemente a la oficina de Albert, quiere lograr que éste se alié a ellas, para destruir el matrimonio de Derek y Leah.—¿Mamá que haces aquí? —se sorprende Savannah al verla.—Vine hacer, lo que tú te rehusar hacer, insisto te falta coraje hija. No sabes velar por tus intereses, así que voy a conversar con tu jefe, el tal Albert—apunta con petulancia.—Mamá por favor—intenta Savannah detenerla.—Hazte a un lado Savannah, o lo vas a lamentar—empuja a su hija e ingresa, a la oficina de Albert diciendo:—Buen día caballero.—Buen día, ¿señora usted es la madre Savannah cierto?—Así es jovencito, vine a conversar con usted, de un asunto que nos conviene ambos.—¿Qué asunto es señora?—Del matrimonio de Derek Dixon. Según me dijo un pajarito por ahí, que usted está interesado en Le
Todos celebran y se divierten agradablemente. De la nada Eiza cruza la mirada con Albert y éste esboza una gran sonrisa. Albert es un chico muy apuesto, por lo que Eiza no es libre ante encantador muchacho, velozmente se le arrima a Leah:—¿Quién es esa hermosura?—¿De quién hablas? —reacciona Leah maravillada.—Del chico que está con Derek.—Ah es Albert, el mejor amigo de mi esposo y también trabaja, como vicepresidente en la compañía de Derek.—Preséntamelo.—¿Yo? —reanuda Leah sorprendida.—Si Leah anda.—Está bien—frunce Leah el entrecejo, obedeciendo a su amiga. Llegan donde se sitúan, Albert con Derek y allí los presenta:—Te presento a una amiga Albert.—Un placer mi nombre es Albert Caruso.—El placer el mío, mi nombre es Eiza—se queda Eiza pasmada, observando embelesada a Albert.Por su parte Leah, le susurra a su esposo:—A Eiza le gustó Albert.—Genial, ya es hora que consiga novia. Así no codicia, a las mujeres ajenas—expresa Derek directamente sin discreción.—¿Por qué l
Ha pasado el tiempo, el vientre de Leah cada vez se muestra más abultado. Hace algunos días había asistido con Derek, a su control prenatal y mediante una ecografía, confirmaron el sexo del bebé. Será niño y se llamará Cameron, el futuro heredero de la dinastía Dixon. Martina se halla más tranquila al ver a Derek tan contento, no se separa de ellos y consiente en todos sus antojos a Leah, quien a pesar de sus malestares mantiene un ritmo de vida activo, continúa yendo a sus clases en el instituto de moda con regularidad, asimismo no ha descuidado sus clases particulares con Jessica, está dulce jovencita cada vez aprende más de la vida, no obstante, le falta mucho camino por recorrer.Albert continúa, con esos trémulos pensamientos de amor, y su corazón insiste cada día en enamorarse más de Leah, a pesar de su estado de gestación. Asiste constantemente a sus consultas psicológicas, ni aún así ha logrado apartar a Leah de su mente.Eiza sigue muy entusiasmada con Albert, han salido un p
A la mañana siguiente, llegan a Seattle y de una vez se dirigen, a la mansión que el padre de Leah comparte con su familia. Al abrir la puerta, Monique los mira con rareza y Ralph (Damon) le dice:—Quiero que conozcas a mi padrino querida.—Oh por fin alguien cercano a ti, un placer padre mi nombre es Monique.—Es placer es mío hija, soy el sacerdote Matthew Olsen, el padrino de Damon.—¿Damon? —se sorprende Monique velozmente.—Es el verdadero nombre de mi ahijado—apunta el padre directo al grano.—¿No entiendo? —continua Monique impactada.—Déjame un momento a solas con tu esposa hijo.—Si padrino. Voy a ver a Devin.Se queda Monique, muy confundida ante toda la situación.Sube Ralph a la habitación, de su hijo Devin para saludarlo:—¿Hola campeón cómo vas?—Yo voy muy bien, quién me preocupa eres tú papá—se sorprende Ralph, ante la madurez que proyecta de su hijo.—Me confunde su razonamiento hijo.—Entiende que soy de otra generación, vi que viniste con un sacerdote.—Si es mi pad
Empresas Dixon Seattle.Oficina de Derek.—Albert te mandé a llamar, porque necesito aclarar un tema contigo amigo.—¿De qué se trata Derek? —pregunta Albert con incredulidad.—De mi esposa, ¿Se sincero conmigo te gusta Leah?—¿De dónde sacas semejante disparate Derek?—De como la miras, de lo atento que eres con ella y también, Leah en una oportunidad me lo insinuó.—Ya va Derek, todo esto no es más que un malentendido, jamás ambicionaría a una mujer ajena y menos a la tuya. Somos como hermanos Derek.—Lo lamento Albert, pero tenía que sacar todo esto, que me carcomía por dentro. Tú mirada se ilumina, de manera extraña cuando tienes a Leah cerca.—Son solo suposiciones tuyas Derek te lo juro.—Tampoco te veo interesado en ninguna chica, cuando siempre tenías alguna a tu disposición. Y gay no eres Albert.—Basta Derek, para tu información estoy saliendo con Eiza, sólo que mantenemos algo oculta nuestra relación.—¿En serio? ¿Estás saliendo con Eiza? —se asombra Derek.—Así es amigo.—
En su habitación Leah y Derek, se disponen a conversar de sus inquietudes como pareja:—Eres de armas tomar Leah, si no te detengo de seguro hubieses desgreñado a Savannah y a su madre.—Seguramente, son bien pesadas las dos. Derek sabes que, te estuve investigando un poco, referente a como seria nuestra vida íntima.—¿No te entiendo?—Hablo de esto, que ya sabes—le muestra unas imágenes, muy sugestivas desde su celular.—Ja, ja, ja, veo que estos temas te espantan.—Un poco, pero lo que más me incómoda es mi embarazo, no estoy tan flexible.—Ja, ja, ja, Leah eres bien ocurrente. Ya te dije, que el sexo entre los dos puede esperar.—Sólo quiero complacerte y hacerte feliz. No creas que no me doy cuenta, como te pones bien firme cuando te beso.—¡Leah! —se sorprende Derek mirándola con extrañeza.—Lo siento.—Mi muñeca ingenua y alocada. No quiero que te preocupes por eso, cuando ese día llegué lo disfrutaremos sin tanto alarde, es algo que se dará de forma natural. Ya no nos agobiemos
Ya Savannah se encuentra ubicada, junto con su madre en un pequeño mini apartamento, que le rentó Patrick. Al menos las apoyó con algo, en medio de su terrible situación, comienza Ilse a maquinar, como adentrarse de nuevo en la familia Dixon, por lo visto aquello se le convirtió en obsesión.Realiza acuciosamente una llamada, a uno de sus contactos, que le tiene información precisa del origen de Leah, que ciertamente no es nada del otro mundo, pero para ella esa información es un gran logro.¿Estará enloqueciendo Ilse, por su fascinación con la fortuna de Derek?Sale velozmente de casa, para iniciar su próxima estocada ¿No se cansa está mujer?Savannah por su parte, se encuentra desayunando con Patrick en un moderno café, de inmediato le dice:—Creo que mi madre, está alucinando con la fortuna de Derek.—Y tú que le sigues el juego, si ya Derek tendrá un hijo con su esposa, no entiendo la insistencia de ambas.—No me regañes cariño, te juro que no le haré más caso a mi madre, y a sus